El Gabinete Económico-Social definirá este lunes el alcance de la restricción de actividades

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Aunque ya decidió que hasta el 31 de marzo no haya clases en todas las escuelas del país y el cierre de fronteras durante los próximos 15 días, el Gobierno tiene aún que difundir la letra chica de las medidas para minimizar el impacto económico de todas las medidas con las que busca reducir al mínimo la circulación del coronavirus.

Esas precisiones se conocerán al cabo de la reunión del Gabinete Económico Social que se llevará a cabo desde las 9 de la mañana de este lunes, encabezada por el presidente y el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero -y en la que las decisiones más importantes aún están en estudio de los ministerios de Economía (Martín Guzmán) y Desarrollo Productivo (Matías Kulfas) y en la que también participarán ministros como el de Trabajo, Claudio Moroni, de Transporte, Mario Meoni, y de Agricultura, Luis Basterra, el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, amén de la Administradora Federal de Ingresos Públicos, Mercedes Marcó del Pont, y el titular del Banco Central, Miguel Pesce.

En juego están definiciones precisas sobre lo que se consideran “actividades esenciales”, aquellas que deben preservarse aún cuando la prioridad sea la lucha contra lo que Alberto Fernández llamó “enemigo invisible”, un virus fácilmente transmisible contra el que, recordó el presidente, no hay antídotos ni vacunas.

El propio presidente señaló como ejemplo de actividad esencial la producción de alimentos, así como –sin necesidad de que lo diga- también son esenciales la provisión de servicios de salud, agua, electricidad, gas, comunicaciones y bancarios, aunque en este último caso el acento estará en criterios operativos para evitar las aglomeraciones.

Al respecto, mañana también tendrá lugar la segunda reunión –la primera tuvo lugar el viernes- entre la Administración Nacional de Seguridad Social (Anses), el Banco Central y las asociaciones de bancos para acordar medidas concretas a implementar con urgencia para atender, en particular, la situación de los jubilados, en trámites como la certificación de supervivencia y el próximo cobro de sus haberes y pago de cuentas y servicios.

La producción de alimentos frescos y los supermercados, dos de las actividades que es muy difícil limitar sin afectar gravemente la actividad económica y el funcionamiento social
Algunas medidas generales, como la licencia a las personas mayores de 65 años y la definición –aún pendiente- acerca de horarios de atención especial para ellos, para evitar aglomeraciones, se orientan en el mismo sentido.

En el frente social, el presidente anticipó que habrá medidas para los receptores de la Asignación Universal por Hijo, una herramienta que pasa por el filtro técnico del ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo.

Las precisiones más pendientes de definición tienen que ver con el sistema de transporte, es decir con qué intensidad deberán funcionar trenes, subtes y colectivos de pasajeros cuando la voz de orden es que las personas circulen el mínimo posible.

Otro detalle pendiente tiene que ver con el comercio en general y en particular el abastecimiento de alimentos, precisamente cuando una de las cosas que se quiere evitar es que cierto nivel de psicosis que hace que buena parte de la sociedad tienda a comprar en exceso ante el temor de potenciales faltantes derive en aumentos de precios y vuelva a poner la inflación en un sendero alcista.

Al respecto, el sábado el ministerio de Desarrollo Productivo, a través de la secretaría de Comercio Interior, inició controles del abastecimiento y precios, en particular de productos claves para la cotidiana batalla sanitaria, como alcohol en gel y barbijos, y señaló, a través del propio ministro Kulfas, que los faltantes o excesos de precios serán combatidos con la ley de Abastecimiento y el Código Penal.

Fernández dijo ayer que funcionarán normalmente los comercios de cercanía y que se buscará evitar la aglomeración en los shoppings, aunque no dijo específicamente que estos deban permanecer totalmente cerrados. Asimismo, los supermercados funcionarán con los recaudos que motu proprio ya empezaron a adoptar. Dónde la actividad comercial se restringirá totalmente es en cines, teatros y todo tipo de espectáculos públicos, incluido el fútbol, como ya adelantó el propio presidente.

Además de las cuestiones operativas, que marcarán los límites dentro de los cuales los trabajadores, las empresas y los agentes económicos en general puedan funcionar, el Gobierno precisará también las medidas de estímulo fiscal y crediticio para evitar que el coronavirus termine por provocar una depresión económica.

Estímulos

Ese paquete en proceso de llenado y envoltorio tiene que ver con la baja de impuestos y el lanzamiento de una serie de obras a nivel municipal y de agencias como Aysa, la autoconstrucción de viviendas en sectores de menores recursos y el fomento del empleo en sectores vulnerables. Algunas de esas medidas podrían involucrar acuerdos con las provincias. La financiación de obras es clave para evitar un deterioro adicional de la construcción, que a su vez llevó al cuasi colapso de la actividad inmobiliaria, atenazada por la falta de crédito y cotizaciones en dólares.

Así como necesarias, esas medidas suponen costo fiscal y crediticio, que en un contexto de cortedad de recursos serán financiados -en una medida que aún no se conoce- con préstamos de instituciones multilaterales de crédito como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Corporación Andina de Fomento e incluso el Fondo Monetario Internacional, mediante la parte de “acceso automático» de la cuota argentina en el capital del organismo. Tanto el FMI como el Banco Mundial anunciaron recientemente líneas de crédito especiales para luchar contra los costos económicos de la pandemia.

Otro instrumento será la prórroga de vencimientos impositivos, potestad de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y la reducción temporal de algunas alícuotas impositivas, justo en la semana posterior a la que el aumento de los derechos de exportación (retenciones) a la soja provocó un cese de comercialización del sector agropecuario. El aporte productivo del campo se vuelve esencial -por la provisión de alimentos y también por la generación de divisas, a través del comercio exterior-, lo que significa una oportunidad de reacercamiento con un sector clave de la economía argentina.

Está claro que, aunque parcialmente financiado, los anuncios significarán una dosis de relajamiento fiscal y monetario, en un contexto en el que el Banco Central ya venía expandiendo la cantidad de circulante en la economía. También deberá definirse cómo continúa la política cambiaria, ya que hasta ahora la autoridad monetaria, si bien empezó a administrar un “deslizamiento”, para evitar que el dólar vuelta a quedar muy retrasado respecto de la inflación, el ritmo devaluatorio del principal socio comercial, Brasil, exige una respuesta de política económica.

El proceso de restructuración de la deuda, todo lo indica, se extenderá más allá del límite autoimpuesto del 31 de marzo. Ayer, de hecho, el propio presidente dijo que no es la prioridad del momento, concentrada en el “enemigo invisible” que tiene atrapada la atención mundial y hasta puso en entredicho el avance hasta hoy imparable de la globalización.

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