El Gobierno habla de un “paro político” del campo pero la orden es “no confrontar”

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Luis Basterra, ministro de Agroindustria, reunido con los integrantes de la Mesa de Enlace

«¡Es obvio que es un paro político!». Aunque en el inicio de los cuatro días de cese de comercialización de granos dispuesto por el campo, la estrategia del Gobierno es «no confrontar», en la Casa Rosada no dudan en mostrar cierto malestar por la medida de fuerza y aseguran que tiene componentes políticos, debido a que la suba al 33% de las retenciones a la soja afecta «sólo al 30%» de los productores.

«Tienen derecho a reclamar. Pero la suba en ese cultivo específico está contemplada en la ley de Emergencia (que aprobó el Congreso)», indicaron en Balcarce 50, en un intento por naturalizar la medida de fuerza, pero reafirmando la decisión de Fernández.

En efecto, el ministro de Agroindustria, Luis Basterra, que quedó en el centro de las críticas internas por haberle anticipado al Presidente la magnitud de la medida, se llamó a silencio.

Así, cuando Alberto Fernández todavía no había arribado (llegó 10.44), el primero con despacho en Casa Rosada en salir a hablar públicamente fue el secretario de Relaciones Parlamentarias, Fernando «Chino» Navarro; quien bien temprano apuntó que «en este momento se requiere sensatez y prudencia».

«Hay un gran componente político-ideológico en esta decisión, y comprendo que algunos puedan no creerle al Gobierno, pero estamos en un momento de emergencia absoluta. Hay que generar una relación constructiva con el sector agropecuario«, dijo el dirigente del Movimiento Evita, en diálogo con FutuRock.

A Navarro se les sumaron el gobernador bonaerense Axel Kicillof y el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa; quienes compartieron un acto en Escobar.

«La gran mayoría de los productores fue beneficiado con la medida», respondió escueto Kicillof, quien se apoyó en el tigrense para sostener su consideración de que la suba de retenciones sólo afecta a un sector menor del campo.

Con los números frescos por haber bajado línea a los diputados del bloque del Frente de Todos, Massa repasó: «De 26 cultivos exportables, 25 quedan igual o ven reducidas las retenciones. En el caso de la soja, que es del que se habla del aumento, el 70% de los productores están abajo de las 1.000 toneladas y ven reducidas, en algún caso llevadas las retenciones a menos del 25%; y hay un 30% que producen más de 1.000 toneladas que le toca hacer el esfuerzo».

No obstante, con el objetivo de dividir la protesta y exponer la desigualdad de realidades que hay en el campo, el líder del Frente Renovador admitió que la medida tiene un sentido redistributivo al indicar que «se le pide un esfuerzo a sectores que representan el 70 por ciento de la concentración económica del sector». «Les pedimos un esfuerzo, que ayuden, que entiendan que en esta etapa la Argentina necesita de ellos, que necesitamos entre todos generar las condiciones para mejorar las exportaciones, el empleo y la situación de argentinos que están en situación de pobreza», planteó.

En esa línea, el diputado remarcó que, atadas a la suba de retenciones a la soja, el Gobierno dispuso «beneficios para las economías regionales, para sectores como el arroz y otros vinculados al valor agregado de los productos primarios».

Con tono moderado, Massa les habló a los productores: «Sabiendo que para Alberto y el Gobierno son motores de la economía, les pido comprensión, paciencia y diálogo. Y que no dejemos de dialogar nunca».

Aunque refieren que se trata de un paro «político», en el oficialismo por ahora no ven a Juntos por el Cambio motorizando la medida. Apenas apuntan al rol del ex ministro y dirigente de la Sociedad Rural Argentina, Luis Miguel Etchevehere; y de Jorge Chemes, ex diputado radical y hoy titular de la Confederaciones Rurales Argentinas. Pero sí señalan el rotundo apoyo del sector agropecuario a la reelección de Macri.

A eso aludió Massa cuando recordó que el 10 de diciembre «la Argentina tuvo un cambio de Gobierno que significó heredar un 40% de argentinos por debajo de la línea de pobreza y un Estado absolutamente desfinanciado».

Fuente: Clarín

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