Desde las 17:00, cuando los manifestantes ya estaban llegando a la Plaza de Mayo, buena parte de los empleados de la Casa Rosada tenían autorización para retirarse y varios de los funcionarios de primera línea hicieron lo mismo, incluido el presidente Javier Milei, que se dirigió a la Quinta de Olivos para continuar trabajando desde allí.
“Es casi un tren fantasma”, opinó Adorni sobre los dirigentes que participaron de la protesta, entre los que estaban los referentes de Unión por la Patria, Sergio Massa, Máximo Kirchner y Axel Kicillof, de los sindicatos, de los movimientos sociales y de izquierda, como Eduardo Belliboni, del Polo Obrero, y dirigentes de la Unión Cívica Radical (UCR), como Facundo Manes y Martín Lousteau, entre otros.
No obstante, las autoridades nacionales tomaron nota de las miles de personas que marcharon este martes en rechazo de la desfinanciación de las universidades, que fue la primera masiva que enfrentó esta gestión -se calcula que hubo cerca de 500 asistentes- y que incluso superó a las fuerzas de seguridad, que no pudieron evitar el corte del tránsito en diferentes partes de la ciudad de Buenos Aires.
“Es el primer golpe que nos entra”, reconoció a Infobae un importante dirigente de La Libertad Avanza, quien señaló que, de todas formas, el hecho de que la marcha se haya politizado terminó beneficiando al oficialismo.
Distintas fuentes cercanas al mandatario resaltaron que entre los oradores de la jornada estuvieron figuras que no están vinculadas al sector educativo, como Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo, y el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel.
“El kirchnerismo y la UCR massista coparon la marcha. Usaron a los chicos para cuidar sus cajas. La educación pública está garantizada. Lo único que peligra son los curros de unos pocos…”, sostuvo el subsecretario de Prensa, Javier Lanari.
Sin embargo, en este contexto, el Gobierno remarcó en reiteradas oportunidades que están “lejos de querer cerrar las universidades”, sino que solamente reclaman que las casas de estudio acepten someterse a auditorías externas para que se conozca cómo se administran los fondos entregados por el Estado.
Lo que sí explican en la cúpula del Poder Ejecutivo es que en la ideología de libre mercado de Milei está la perspectiva de que la educación superior, así como otros servicios que actualmente son públicos, sea arancelada, aunque aclaran que “esa es una discusión para dentro de muchos años”.
“No es algo que esté en nuestros planes ni a corto ni a mediano plazo, porque vos no podés plantear que la gente pague por su carrera cuando no tiene para comer”, detalló un funcionario que visita asiduamente el Ministerio del Interior y el despacho del Presidente.
En este sentido, argumentó que la gran mayoría de los estudiantes que se reciben en las instituciones de gestión pública pertenecen a las clases media y alta, por lo que son personas que podrían pagar “una cuota módica”.
Incluso, comentó que las propias universidades están analizando formas de autosustentarse y buscando financiamiento externo, como “de parte de graduados que están en una buena posición económica”, pero remarcó que se trata “de una iniciativa de las autoridades de esas instituciones y el Gobierno solamente es un observador”.
En tanto, el propio Adorni adelantó una propuesta que sí está en agenda, que es comenzar a cobrarles una matrícula a aquellos estudiantes que no cuenten con la nacionalidad: “El costo de que un extranjero venga a estudiar a una universidad pública a la Argentina lo pagamos nosotros. Vos, yo y el alumno que está al lado del alumno extranjero. Son temas que hay que atender, debatir, y no nos parece que sea una discusión que no deba darse”, expresó.
Fuente Infobae