El Gobierno anunció este lunes que retirará al embajador argentino en Uruguay, Martín García Moritán, y regresará al Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto. Se trata de un nuevo movimiento de Cancillería con cambios en la representación diplomática.
Nacido en Buenos Aires el 12 de marzo de 1955, García Moritán es un diplomático de carrera que ha dejado una profunda marca en la política exterior argentina. Casado y padre de cinco hijos, el embajador combina su sólida formación académica con una vasta trayectoria en el servicio público internacional.
Su experiencia en el exterior comenzó con una destacada participación en la Misión Especial ante la Santa Sede durante la mediación del conflicto limítrofe entre Argentina y Chile por el Canal de Beagle en 1984. Este evento histórico marcó un hito en su carrera y subrayó su capacidad para abordar negociaciones complejas. Posteriormente, prestó servicio en las representaciones diplomáticas en la República Federativa del Brasil (1987-1992), Bolivia (1993-1994) y en la Misión Permanente de la República Argentina ante las Naciones Unidas (1994-1997). Su experiencia en el Brasil incluyó el rol de Cónsul en Recife entre 1997 y 1999, lo que fortaleció su conocimiento sobre las relaciones bilaterales con el gigante sudamericano.
En su regreso a la ONU entre 2003 y 2009, formó parte de la delegación argentina ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Un hito adicional en su carrera internacional fue su labor como Comisario General del Pabellón Argentino en la Exposición Universal de Shanghái en 2010, donde Argentina tuvo una destacada presencia.
Dentro de la Cancillería argentina, García Moritán ocupó cargos clave, incluyendo su desempeño en la Subsecretaría de Asuntos Australes y Limítrofes, la Subsecretaría de Política Exterior, y como Jefe de Gabinete del Viceministro de Relaciones Exteriores. También fue designado Representante Especial para Asuntos de Terrorismo, Director de Asuntos Federales y Electorales, y Subdirector de la Dirección de América Central, Caribe y México, evidenciando una versatilidad que le permitió abordar una amplia gama de temáticas internacionales.
A lo largo de su carrera, recibió importantes distinciones como la Orden de San Gregorio Magno otorgada por la Santa Sede y la Orden de Río Branco concedida por el gobierno brasileño, en reconocimiento a su contribución al fortalecimiento de las relaciones bilaterales. Finalmente, en febrero de 2016, volvió a ser designado Representante Permanente de la República Argentina ante las Naciones Unidas, una posición que consolidó su reputación como uno de los diplomáticos más experimentados y respetados del país.