El Gobierno y la oposición de Venezuela retomaron este sábado el diálogo en México con la firma de un acuerdo parcial para recuperar fondos que se encuentran bloqueados en el exterior por sanciones, al que Washington respondió con una flexibilización de sus restricciones petroleras hacia el país sudamericano.
«Es una esperanza para toda América Latina», manifestó el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, al dar inicio al acto en el que las partes suscribieron el texto que abre una nueva ronda de diálogo, después de una pausa de 15 meses.
«Celebraremos la suscripción de un acuerdo parcial que también impulsará importantes avances para la protección social del pueblo venezolano, además se establecerá un mecanismo de verificación en el marco del mencionado acuerdo», expresó el jefe negociador de Noruega, Dag Nylander, tras leer el comunicado.
«El acuerdo que se presenta hoy ha reforzado nuestra convicción de que este proceso es la mejor vía para encontrar una solución política e incluyente para Venezuela», añadió junto a los representantes del gobierno venezolano, Jorge Rodríguez, y de la llamada Plataforma Unitaria, Gerardo Blyde.
La suscripción del pacto fue celebrada en Twitter por el presidente venezolano, Nicolás Maduro, quien lo calificó como «un nuevo capítulo» para avanzar «hacia la Paz y el bienestar que todas y todos los venezolanos anhelamos».
Con este convenio, delegados del Gobierno de Maduro y la oposición acordaron «hacer todas las gestiones ante las autoridades e instituciones, nacionales y extranjeras, públicas o privadas, que correspondan para obtener los fondos legítimos de la República que se encuentren congelados en el sistema financiero internacional» para utilizarlos en proyectos sociales.
Solicitan apoyo a la ONU, «incluido el diseño, establecimiento e implementación de un fondo fiduciario único» al cual irían «progresivamente» esos recursos, según reza el documento del acuerdo, que se suma al firmado en México en septiembre de 2021.
«Hemos identificado un conjunto de recursos pertenecientes al Estado venezolano, congelados en el sistema financiero internacional, a los cuales es posible acceder. Dichos recursos (en caso de ser desbloqueados) serán incorporados progresivamente como contribuciones al fondo», agrega el texto.
El dinero desbloqueado será empleado para inversiones en el sistema de salud y educativo, la recuperación de servicios básicos como la electricidad y la atención de la crisis generada por lluvias que provocaron inundaciones y deslizamientos de tierras.
Aunque el documento no precisa el monto de los fondos a desbloquear, el jefe de la delegación oficialista dijo que el acuerdo recuperará 3.000 millones de dólares, consignó la agencia de noticias AFP.
«Hay más de 20.000 millones de dólares represados», expresó Rodríguez, presidente del Parlamento controlado por el chavismo, y añadió: «Por vía de este acuerdo estamos rescatando más de 3.000 millones».
El fondo, dijo a su vez el líder negociador de la oposición, «será administrado por la ONU con un marco programático de proyectos y obras a ejecutar».
Aún queda pendiente la discusión de asuntos centrales como las próximas elecciones presidenciales de 2024, para las que la oposición exige fijar una fecha y condiciones, pero la suscripción de este pacto fue celebrada por el Gobierno estadounidense, que calificó el anuncio de «pasos importantes en la dirección correcta para restaurar la democracia en el país».
En consecuencia, el Departamento del Tesoro autorizó al gigante petrolero Chevron a retomar en parte las actividades de la empresa de la que es copropietaria en Venezuela con la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), siempre que se asegure que «Pdvsa no reciba ningún ingreso de las ventas de petróleo realizadas por Chevron».
Esta medida, según anunció la cartera en un comunicado, refleja la política de largo plazo de Estados Unidos «de proporcionar un alivio de sanciones específico basado en pasos concretos que rebajan el sufrimiento del pueblo venezolano y apoyan la restauración de la democracia».
No obstante, otras sanciones y restricciones impuestas por Washington al Gobierno venezolano «siguen vigentes», precisaron.
El levantamiento de las sanciones estadounidenses, que incluyen un embargo petrolero y el bloqueo de activos, son unas de las principales exigencias del Gobierno de Maduro en estas negociaciones.
En tanto, la opositora Plataforma Unitaria aspira a concretar soluciones para la «crisis humanitaria, el respeto a los derechos humanos (…) y especialmente» garantías para «elecciones libres y observables», adelantaron en un comunicado.
Acusaciones sobre Maduro
La oposición acusa a Maduro de haber logrado la reelección en 2018 de manera fraudulenta. Estados Unidos y los países europeos tampoco reconocen esos comicios.
Basado en esa denuncia e invocando su condición de líder del Parlamento, el dirigente opositor Juan Guaidó se autoproclamó presidente de Venezuela en 2019 con apoyo de medio centenar de países, encabezados por Estados Unidos.
Pero su imagen se erosionó ante un nuevo escenario internacional que cambió por completo en el último año desde la invasión de Rusia a Ucrania y las potencias se vieron obligadas a buscar fuentes de energía alternativas.
En una declaración conjunta, Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido y Canadá «acogieron con beneplácito la decisión de reanudar el diálogo» entre ambas partes, a las que pidieron «demostrar su buena voluntad para alcanzar un acuerdo global que conduzca a la celebración de elecciones libres y justas en 2024, la rehabilitación de las instituciones democráticas y el fin de la crisis humanitaria en Venezuela».
También aseguraron su «disposición a revisar el paquete de sanciones en caso de progresos sustanciales de parte del régimen» de Caracas.
Sobre la mesa de negociación están los permisos para que la multinacional estadounidense Chevron se despliegue plenamente en Venezuela para mejorar su industria petrolera y el retorno de la empresa petrolera francesa Total, abriendo una fuente alternativa de suministro para las naciones occidentales que boicotean el crudo ruso.
Estas conversaciones en México son el cuarto intento en el exterior entre ambos sectores por llegar a acuerdos.
La primera mesa de diálogo fue en República Dominicana, en 2017, y posteriormente en Barbados, en 2019, y ambas fracasaron.
Esas negociaciones fueron posteriores a por lo menos otras dos iniciadas en Caracas en los años previos y canceladas casi inmediatamente.
En agosto de 2021, en México, las delegaciones firmaron un memorando de entendimiento pero tres meses después las charlas se suspendieron por el abandono de la mesa de parte del Ejecutivo de Maduro, molesto por la detención en Cabo Verde de Alex Saab, -que luego sería extraditado a Estados Unidos-, al que mencionó como diplomático venezolano y sumó como miembro pleno en la mesa de diálogo después de que fuera capturado.
Washington sospecha que Saab es un testaferro de Maduro, algo que Caracas niega.
Desde entonces, las delegaciones no se habían sentado nuevamente a negociar.
El Gobierno venezolano incluyó ahora en su equipo negociador a Camila Fabri, esposa de Saab.
La reanudación del diálogo fue anunciada esta semana por el presidente colombiano, Gustavo Petro, una suerte de mediador en el proceso.
El anuncio se dio semanas después de que, en el marco del Foro por la Paz celebrado este mes en París, el propio Petro, su par francés Emmanuel Macron y el argentino Alberto Fernández lograran sentar a las partes para un primer acercamiento entre ambas partes.
Fuente: Telamx