El impacto internacional de los cuadernos: festejos, inseguridad jurídica latente y temores del mundo diplomático

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Las derivaciones judiciales del Lava Jato argentino con sus cuadernos Gloria son aun imprevisibles en la política local. Pero el caso empieza a mostrar algunas certezas en el plano internacional: los inversores externos ya no esperan un fácil regreso de Cristina Kirchner al poder en el 2019, la diplomacia apuesta a que esta sea una oportunidad histórica para que la Argentina vuelva a ser un país normal que lucha contra la corrupción endémica, pero hay dudas respecto de la seguridad jurídica que generaría un incumplimiento de los contratos con algunas de las companías internacionales por empresarios locales involucrados en el caso de coimas.

Si el regreso de la ex presidenta a la Casa Rosada era visto hasta ahora con temor por muchos inversores extranjeros por una vuelta al populismo, el revaival al cierre de importaciones o la persecusión a aquellos empresarios ajenos al kirchnerismo, los cuadernos del chofer Centeno trajeron alivio y despejaron esos miedos.

«Ya nadie cree que le vaya a resultar a fácil a la ex presidenta volver al poder en el 2019 y eso es una buena noticia para los empresarios que sufrieron con su gobierno», admitió ante Infobae un embajador europeo. Es la misma impresión generalizada que recogió este medio en gran parte del arco diplomático extranjero.

La política exterior de Cristina Kirchner dejó muchos heridos en el plano internacional, generó un empresariado limitado en sus importaciones, un capitalismo de amigos bolivarianos y una balanza comercial desfavorable para la mayoría de los países que negociaban con la Argentina. Desde esta perspectiva, la debacle judicial de la ex presidenta y su matriz de socios políticos es una gran noticia para muchos empresarios extranjeros.

Un embajador asiático dijo a Infobae sin vueltas: «Mientras este Lava Jato local no lo toque a Macri y a su gobierno, todo será beneficio para la Argentina. Seguimos el caso con mucha atención», destacó. En ese análisis reiterado de muchos embajadores figura el temor latente de lo que le podría ocurrir al gobierno si en la volteada de los cuadernos aparecen los primos de Macri de Calcaterra.

En la cena anual del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI) que se hizo el jueves en la Rural no se hablaba más que del caso de los cuadernos y su impacto mundial. El condimento adicional es que entre los cientos de invitados estaban dos actores clave del entramado como son el fiscal Carlos Stronelli y el ministro de Energía Javier Iguacel.

El fiscal explicaba los laberintos de la investigación y sus imprevisibles repercusiones internas. «Acá puede pasar cualquier cosa. No sabemos las derivaciones que habrá en este caso. Lo mejor sería que hablen los empresarios», deslizó Stornelli a un diplomático.

En cambio, Iguacel, aseguraba a los comensales cercanos que «lo mejor que le puede pasar a la Argentina es que haya empresarios corruptos presos. El problema no son las empresas sino los empresarios».

La teoría Iguacel se desvanece cuando en el Gobierno admiten que el caso de los cuadernos tendrá impacto inmediato para la Argentina en el plano mundial por un simple motivo: se teme que tras la detención de Gerardo Ferreyra, una de las principales autoridades de Electroingeniería, se ponga en riesgo la continuidad de la construcción de las represas en Santa Cruz y de los gasoductos en Córdoba.

En China hubo una señal de alerta cuando se destapó el escándalo de los cuadernos. Las obras de Electroingeniería tienen a sus socios chinos que vienen de la era Kirchner. Ahora se pondrá en juego la relación de Macri con la administración de Xi Jinping porque la empresa china Gezhouba Group Company conformó con Electroingeniería una Unión Transitoria de Empresas (UTE) para la realización de las represas del Sur.

El embajador chino en Argentina Yang Wanming está inquieto y teme lo peor: el cese de la construcción de las represas. Ya pasó por temores similares cuando Macri exigió redefinir con Juan José Aranguren a la cabeza el contrato que había cerrado Cristina Kirchner por esa millonaria obra.

Desde el Gobierno intentaron calmar a China: Iguacel y algunos diplomáticos allegados al canciller Jorge Faurie dijeron a Beijing que el caso de coimas de los cuadernos no alcanzó a la UTE de las represas que integra Electroingenieria sino sólo a Ferreyra. Pero esto es casi un eufemismo o una muestra de buenos deseos.

«Una cosa es un empresario corrupto que está muy bien que vaya preso y otra cuestión es una empresa que realiza una obra», intentó apaciguar los ánimos chinos el ministro Iguacel.

Sin embargo, el temor de una eventual quiebra de Electroingeniería esta latente. No faltan razones para semejante miedo: el 65% de la obra de las represas Cepernic y Kirchner en Santa Cruz están operadas por Electroingeniería. La china Gezhouba Group Company sólo trae tecnología y maneja el 35% restante de operatividad de la obra. Es decir, la capacidad de la obra civil está hoy en manos de Electroingenieria.

«Si entra en quiebra esa empresa por culpa de Ferreira se cae todo el proyecto y la inseguridad jurídica de la Argentina vuelve a estar a la vuelta de la esquina», admitió un funcionario del gobierno. Iguacel trata de hacer equilibrios y ya le deslizó al embajador Yang que «la relación con China será intocable y se respetarán los acuerdos pautados». Esto incluye el gasoducto de Córdoba que ya casi está terminado y una renegociación del contrato por la construcción de una central nuclear para el 2022 con tecnología china y con un financiamiento de 7.500 millones de dólares.

También se pone en juego en esta investigación de las cuadernos la imagen de la Argentina por medio de una de sus empresas emblemáticas de proyección como es Techint. La investigación del juez Claudio Bonadio alcanza a esta empresa de Paolo Rocca y sus lazos oscuros con el kirchnerismo. «Inevitablemente la imagen de esa empresa argentina quedará dañada en el exterior mal que nos pese», admitió ayer un funcionario de la Casa Rosada.

La imagen de la Argentina corrupta de la era K podría lavarse con Macri si es que la justicia decide ir a fondo y convierte el caso de la cuadernos en un Lava Jato realcomo sucedió en Brasil o un Mani Pulite a la italiana.

«Si eventualmente no hay castigos con este caso la idea que quedará en el mundo es que en la Argentina necesariamente se hace necesario dejar un diezmo para realizar una obra», dijo a Infobae un diplomático de la Cancillería.

El reciente acuerdo de la Procuración General de la Nación con el Ministerio Público Federal de Brasil para compartir el uso de pruebas relacionadas con el caso de corrupción destapado por la operación Lava Jato son una señal de alerta para aquellos que temen que esa investigación termine por golpear a Calcaterra.

Pero en la Casa Rosada no ven en ello un nubarrón. Por ahora disfrutan del caso hollywoodense de los cuadernos y el mal trago que deberá transitar en ello el kirchnerismo.

De todas formas, como dijo a Infobae un embajador argentino en el exterior, «la Cancillería es una suerte de ameba inerte que no debate ni pone a su gabinete a pensar en la bueva situación política con el caso de los cuadernos y su proyección en el exterior».

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