A esta altura la Selección es, definitivamente, un martirio para Lionel Messi: hoy, en la final de la Copa América Centenario 2016 en el que era con claridad y por mucha ventaja el mejor del torneo, falló el primer penal de la Argentina en la definición con Chile que marcó el comienzo de una nueva decepción para el equipo nacional.
Messi tomó la pelota luego de que Sergio Romero atajara el primer penal de la serie ante Arturo Vidal, con la oportunidad de poner a la Argentina en ventaja: miró el arco, ejecutó con la zurda e increíblemente su disparo se fue por encima del travesaño.
Luego Chile ganó 4-2 la definición porque para Argentina también falló Lucas Biglia (atajó Claudio Bravo), pero la imagen era el desconsuelo de Lionel Messi. La Pulga se fue solo al banco y allí se tomó la cabeza, perdió su mirada entre sus pensamientos de incredulidad, intentó juntarse con sus compañeros mientras los colaboradores del cuerpo técnico le decían: «Ya está, ya está», pero no, rápidamente un llanto incontenible que nunca antes había mostrado.
Lionel Messi sabe, más que nadie, que de esta oportunidad perdida no será fácil recuperarse.