Dos días después de la colocación de tres stents, una intervención por la que se perdió la boda real entre su hija, Meghan Markle y el príncipe Harry en el castillo de Windsor, Thomas Markle fue a tomar un frappuccino de crema y chocolate a Starbucks.
El hombre, de 73 años, fue el gran ausente del enlace tras tener que recurrir a esa cirugía cardíaca por el infarto que tuvo dos semanas antes. El escándalo por las fotos «armadas» que vendió a la prensa habría desatado ese episodio.
La foto oficial, sin el padre de la novia (EFE)
Sea como fuere, a Thomas Markle se lo vio manejando y comprando esa bebida azucarada y otros alimentos en Rosarito, Baja California, México, justo después de salir del hospital.
10 curiosidades de la boda real de Harry y Meghan Markle
Dos días después de haber dicho que sufrió un infarto, el Daily Mail lo mostró comprando dos cajitas felices y un milkshake de chocolate en el Auto Mac cercano a su casa.
Unas horas después, se lo volvió a ver en un KFC (Kentucky Fried Chicken) de la frontera mexicana. Compró para llevar una balde de pollo frito.
Vale recordar que al padre de la flamante esposa del príncipe Harry, le deseó «amor y toda la felicidad» a su hija luego de ver la boda real a la distancia. Según le explicó a su hija, los médicos no le dieron permiso para viajar.
Luego del frappuccino post cirugía, volvió a su casa en San Antonio Del Mar. Lo llevó Lori Davis, una madre soltera de 38 con la que ya se lo había visto cenando antes.
Su ausencia no fue un trago fácil para Meghan Markle, quien esperaba entrar del brazo de su padre a la ceremonia. Luego de recibir la amarga noticia, en una reunión familiar le pidió al Príncipe Carlos que tomara ese lugar. El heredero del trono británico, ahora su suegro, aceptó.
Doria Ragland, la única familiar de Meghan en la boda (Reuters)
Doria Ragland, de 61 años, fue la única familiar de Meghan invitada a la boda. Su soledad se notó en la capilla St. George.
Fuente: Clarín