Recemos para que “en este tiempo, cuando empezamos a tener disposiciones para salir de la cuarentena, le pedimos al Señor que le dé a su pueblo, a todos nosotros, la gracia de la prudencia y la obediencia a las disposiciones, para que la pandemia no vuelva”, expresó el papa Francisco, en la mañana de hoy, al iniciar la misa en la capilla de la Casa Santa Marta.
En la homilía comentó el pasaje de los Hechos de los Apóstoles en el que Esteban habla con valentía al pueblo, a los ancianos y a los escribas que lo juzgan con falsos testimonios, lo arrastran fuera de la ciudad y lo apedrean.
El pontífice subrayó cómo para matar a Esteban, de quien “no toleraban la claridad de la doctrina”, los doctores de la Ley “sobornaron a unos hombres para que dijeran que le habían oído blasfemar contra Moisés y contra Dios. Y después de esto, se abalanzaron contra él y lo lapidaron; así de simple. Es una estructura de acción que no es la primera: también con Jesús hicieron lo mismo”.
“Es una bestialidad utilizar testimonios falsos para ‘hacer justicia’. Es una forma de hacer jurisprudencia. Este es el esquema. “También hoy en algunos países, cuando se quiere dar un golpe de Estado o sacar a algún político para que no vaya a las elecciones o así, se hace esto: noticias falsas, calumnias, entonces se cae en un juez de los que les gusta crear jurisprudencia con este positivismo “situacionista” que está de moda, y luego se condena. Noticias falsas, calumnias, que incitan a la gente a ‘hacer justicia’, es un verdadero linchamiento”. Así lo hicieron con Esteban usando a un pueblo que fue engañado.
“Esto también sucede con los mártires de hoy: que los jueces no tienen la oportunidad de hacer justicia porque ya están juzgados. Pensemos en Asia Bibi, por ejemplo, que hemos visto: diez años de prisión porque fue juzgada por una calumnia y un pueblo que quiere su muerte. Frente a esta avalancha de falsas noticias que crean opinión, muchas veces no se puede hacer nada: no se puede hacer nada”.
“Pienso mucho en esto, en la Shoah. La Shoah es un caso de este tipo: se creó una opinión en contra de un pueblo y luego fue normal: “Sí, sí: hay que matarlos, hay que matarlos”. Una forma de proceder para acabar con la gente que molesta, que disturba”.
“Todos sabemos que esto no es bueno, pero lo que no sabemos es que hay un pequeño linchamiento diario que intenta condenar a las personas, crear una mala reputación en las personas, descartarlas, condenarlas: el pequeño linchamiento diario de las habladurías que crea una opinión, y muchas veces uno escucha hablar mal de alguien, dice: “¡Pero no, esta persona es una persona correcta!” – “No, no: se dice que…”, y con ese “se dice que” se crea una opinión para acabar con una persona.
La verdad es otra: la verdad es el testimonio de lo verdadero, de las cosas que una persona cree; la verdad es clara, es transparente. La verdad no tolera las presiones. Veamos a Esteban, mártir: el primer mártir después de Jesús. Primer mártir. Pensemos en los apóstoles: todos han dado testimonio.
Y pensemos en muchos mártires -incluso el de hoy, San Pedro Chanel-; fue la habladuría allí, lo que creó que estaba en contra del rey, se crea una fama, y es asesinado. Y pensemos en nosotros, en nuestro lenguaje: tantas veces nosotros, con nuestros comentarios, empezamos un linchamiento de este tipo. Y en nuestras instituciones cristianas, hemos visto tantos linchamientos diarios que nacieron de las habladurías”.