En su tercera y última misa en Cuba, el papa Francisco pidió llamó a «tener el corazón abierto a los demás». «Estamos invitados a salir de casa y vivir la revolución de la ternura. Queremos ser una Iglesia que sirva, que salga de casa, de sus templos, para sostener la esperanza y ser signo de unidad de un pueblo noble y digno», dijo.
La ceremonia tuvo lugar en la Basílica del santuario a la virgen. «La Iglesia tiene que tender puentes, romper muros, sembrar reconciliación», agregó el Pontífice.
«Nuestra revolución pasa por la ternura. La fe nos hace salir de casa para compartir fe y alegría», manifestó. «Cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura», añadió.
En uno de sus últimos mensajes en la isla, Francisco sostuvo que «el alma del pueblo cubano fue forjada entre dolores sin acabar jamás con la fe».
El Papa pernoctó el lunes en un convento remodelado a un costado de la Basílica que guarda la imagen sagrada, que también es identificada como Oshun por parte de los religiosos de la Santería sincrética afrodescendiente.
Francisco, quien llegó a Cuba el sábado en una visita que busca unir las dos orillas del Estrecho de la Florida, dará una misa allí, antes de viajar a los Estados Unidos por la tarde.
«En las mejores familias hay sus rechazos y enemistades, y ella (la Virgen) puede lograr la cohesión de todos los miembros», agregó Castillo, emocionada por la vivista del pontífice.
Muchos cubanos que viven en los Estados Unidos son tan devotos de la Caridad como los residentes en la isla y suelen venir a peregrinar ante su altar de mármol blanco y marrón, donde incluso se dejan ex votos y promesas.
Para algunos no escapa el trasfondo político que también tiene la asistencia del Santo Padre al Santuario, en momentos en que Cuba y los Estados Unidos negocian un acercamiento que comenzó en diciembre pasado y ya logró el restablecimiento de relaciones diplomáticas en julio pasado tras cinco décadas de enfrentamiento.
Los presidentes Raúl Castro y Barack Obama agradecieron públicamente a Francisco por su labor de facilitador del deshielo.
«Es un honor haber tenido tres papas en Cuba, un país tan pequeño, es algo grandioso. (Francisco) vino a bendecirnos y eso lo convierte en un tributo a los cubanos todos», dijo Roberto Lozada, un administrador de negocio de 50 años, también residente en el poblado del Cobre.
A su lado, su padre, Rolando Lozada de 73 años agregó: «La Virgen puede hacer que se coja otro camino (en las relaciones entre Cuba y EEUU) y que se quite todo este fenómeno, el bloqueo, para que salgamos adelante los cubanos».
Washington mantiene un fuerte paquete de sanciones contra Cuba desde la década de los 60, tras el triunfo de la revolución liderada por Fidel Castro, presionando por cambios en el sistema político de la isla.
Obama reconoció que la política de embargo fue un fracaso, pero sectores del Congreso estadounidense, de quien depende levantar las medidas que son leyes, se niegan a un acercamiento.
Precisamente el Papa hablará ante el legislativo norteamericano durante su viaje.
Además, la agenda del papa para este martes contempla como última actividad en la isla un encuentro con familias, antes de su salida directa a la capital estadounidense.
Los días anteriores, el pontífice realizó dos misas masivas –una en La Habana y otra en Holguín– y se reunió con el presidente Castro y su hermano el líder Fidel Castro, además se entrevistó con jóvenes y religiosos.