El Polaco llevó a su hermano Jonathan para el Merengue en Familia e hizo emocionar a Soledad Silveyra, que se sintió identificada con los jóvenes, debido a la dura historia de vida que tuvieron durante su infancia.
«Estallo de emoción. Lo dijo públicamente. Me identifico con la infancia dura que tuvieron. Como la pelearon. Es una noche maravillosa para ustedes, que pueden demostrar cómo se sale, trabajando», le dijo Solita al cantante casi entre lágrimas y lo definió como «un Quijote».
La historia del Polaco y sus hermanos no fue nada fácil. «Vivía con mi papá Jorge Carlos, mi mamá Mariana y mis hermanos Jonathan y Rocío. En principio tuve una vida más o menos normal, pero después hubo situaciones feas», contó este año en revista Pronto el cantante.
Su padre era adicto al alcohol y a las drogas y tenía una fábrica de aberturas. Alrededor de los cinco años del Polaco, las cosas se pusieron difíciles: «Mi papá perdió todo, nos quedó sólo la casa y él estuvo internado. Mi vieja nos tuvo que bancar con 150 pesos que cobraba de un plan. Vivíamos del trueque y de vender lo que teníamos. Pero empezó un infierno en mi hogar y crecí de golpe».
Debido a la apremiante situación, su madre también se enfermó: «Tenía que estar detrás de una persona a la que por su estado no le importaba nada. Yo a los siete años tenía gastritis, en lugar de pensar en pasear con mis padres, tenía que acompañar a mi mamá a buscar a mi viejo a los bares. Seguí estudiando, pero no teníamos un mango, a mis diez años mis padres se separaron. Mi mamá estaba desbordada tratando de mantenernos, porque con cuarenta años y sin el colegio, no es fácil conseguir trabajo».
Fue entonces cuando el cantante decidió tomar una decisión para alivianar el trabajo de su madre: «A los 13 me interné en un centro de rehabilitación en Córdoba para que mi mamá no se tuviera que ocupar de mí. No tenía adicciones, pero no quería molestar en mi casa». Mientras tanto, su padre no se daba cuenta de lo que pasaba y según dice «aún hoy» no se da cuenta.
Tras seis meses de internación, salió «hecho un hombre», tal como recuerda: «Entendí que las etapas que había quemado de chico no volverían, así que volví a la casa de mi vieja dispuesto a salir adelante».
Luego volvió al colegio, súper decidido a que se dedicaría a la música. Las cosas se fueron reacomodando de a poco y con mucho trabajo, a los 17 pudo firmar su primer contrato. De ahí en más no paró. Este año ingresó al Bailando y siempre apostando a más, en el verano hará temporada teatral en Villa Carlos Paz.
La historia de Soledad Silveyra no fue mucho más fácil. Su mamá era depresiva y se suicidó, pensando que le había disparado a su otro hijo, La dura situación hizo que la actriz tuviera que salir a trabajar desde muy chica.