“Hoy estoy más dedicado a la familia, siguiendo la carrera de mi hijo, que está en la Reserva de Banfield. Ahora tengo un par de chicos que represento. En eso me metí ahora, nunca lo había hecho. Hay varios padres que me vinieron a ver y la verdad que me gustó la idea. Tengo 4 ó 5 pibes, que los conozco, y eso hizo que los agarre para representar”.
Así inició la distendida charla que Julio Cruz le concedió a Infobae. El ex futbolista, más conocido por el apodo de Jardinero, nació en un humilde barrio de Santiago del Estero y vivió en Europa más de 13 años, donde brilló con la camiseta del Inter y se codeó con el jet set de Milano.
A raíz de su compromiso social buscó iniciar una carrera política en su regreso al país, pero no se sintió cómodo en ese nuevo mundo. En la Selección le tocó competir por un lugar con dos leyendas como Gabriel Omar Batistuta y Hernán Crespo, pero a base de goles y sacrificio logró disputar un Mundial. Estuvo en los primeros pasos de Lionel Messi con la camiseta Albiceleste y fue protagonista de uno de los partidos más polémicos en la historia del combinado nacional.
SU FRUSTRADO PASO POR LA POLÍTICA Y EL “ESTÁS LOCO” DE ANDREA BOCELLI:
Tras un breve paso por Lazio, Cruz decidió retirarse de la actividad profesional y regresar al país. Volvió a Monte Grande, localidad ubicada dentro del partido de Esteban Echeverría. Julio notó que la ciudad parecía detenida en el tiempo, como que nada había cambiado en esa década fuera de Argentina.
“Después de tantos años, yo veía lo mismo. Mi barrio era el mismo. Con calle de tierra, con zanjas… Me dio tristeza. Eso me incentivó para meterme en la política, quería ayudar a la gente que más lo necesita”, recordó.
Su desembarco fue en Lomas de Zamora, una zona donde quedó muy identificado tras defender las camisetas de Temperley y Banfield. “Conocí a Mauricio Macri, que por ese entonces pensaba postularse para presidente. Yo siempre ayudé en distintas fundaciones, como la del padre Mario o la del Garrahan. Estuve 3 años estudiando lo que era la localidad”.
“La verdad que hicimos un trabajo muy bueno, pero después comencé a ver cosas y decidí que la política no era para mí”, reconoció el ex deportista sin querer ahondar en detalles sobre lo sucedido.
Desde ese entonces no volvió a tener vínculos con ese mundo. Comenzó a apuntar sus cañones en una empresa de estacionamientos y, desde el último año, a incursionar en la representación de jugadores. “Hay clubes que me piden futbolistas, y es algo que me pone contento”, esbozó.
En plena campaña política, un día sonó el teléfono y escuchó una tajante frase: “Tu sei pazzo’ (tú estás loco)”. Del otro lado de la línea -y del Atlántico- estaba nada más y nada menos que el reconocido cantante italiano Andrea Bocelli.
“Y tenía razón. El tiempo le dio la razón”, soltó acompañado de una carcajada. Este llamativo crossover con el tenor se inició hace varios años, en Forte dei Marmi, ciudad de la región de la Toscana.
“Él es muy fanático del Inter. Una vez se enteró que estaba en un hotel de la ciudad y vino a buscarme. Como no estaba habló con mi señora, y le pidió conocerme. Al día siguiente nos encontramos y hablamos de música y fútbol. Tenemos un vínculo muy estrecho, siempre estamos en contacto. Pasamos juntos las pasadas Fiestas y cuando él vino a Buenos Aires estuvo en mi casa”, explicó. “Me dijo que estaba contento, que la política no era una cosa para mí. Igualmente, en su momento, me dio su apoyo y me alentó a seguir para adelante”, comentó.
En sus años como Neroazzurro también se hizo amigo de otra celebridad: la famosa diseñadora Donatella Versace. “Su hijo, Daniel, es hincha del Inter. Vino en varias oportunidades a mi casa y lo he llevado a algunos entrenamientos”, afirmó.
EL DÍA QUE MESSI SE QUEDÓ SENTADO EN EL BANCO EN EL MUNDIAL DE ALEMANIA 2006 Y EL POLÉMICO BOLIVIA-ARGENTINA DE 1997:
“Fue un orgullo vestir la camiseta de la Selección. Me tocó competir con Caniggia, Balbo, Crespo, Batistuta, que era el goleador histórico de Argentina… Estar convocado siempre era una alegría y un orgullo”, manifestó.
La tuvo que pelear, pese a que sus goles eran una constante en los resúmenes de las distintas jornadas de la Serie A.
El entrenador que le dio la mayor oportunidad fue José Néstor Pekerman, quien lo incluyó en la nómina para disputar el Mundial de Alemania 2006, una aventura en la que compartió plantel con un joven Lionel Messi.
“La primera vez que lo vi en una práctica me sorprendió. Él es muy chiquito y usa un calzado pequeño, pero llevaba la pelota con esa zurda y no entendía cómo no se le iba, cómo tenía ese control… La verdad que el pibe ya era diferente por la edad y por cómo jugaba. Tenía una humildad terrible, igual que como lo es ahora”, graficó el ex River.
Argentina llegó a esa Copa del Mundo con el mote de candidato, a raíz de su plantel plagado de estrellas y el buen nivel mostrado en las Eliminatorias y los amistosos. Roberto Ayala, Esteban Cambiasso, Gabriel Heinze, Javier Mascherano, Juan Román Riquelme, Carlos Tevez, Pablo Aimar y Hernán Crespo fueron algunos de los consagrados de la delegación albiceleste en territorio teutón.
En un accidentado juego, el conjunto nacional quedó eliminado ante el anfitrión por penales. En ese duelo, una de las acciones más recordadas fue el ingreso de Julio Cruz por Hernán Crespo, dejando en el banco de suplentes y sin la posibilidad de ingresar a Lionel Messi.
“Messi en ese momento era chico (tenía 19 años). El cambio fue 9 por 9, pero la gente siempre trata de buscar un culpable”, explicó el Jardinero, quien ingresó para tratar de reforzar el juego aéreo defensivo a falta de 10 minutos, pero a poco de su ingreso Miroslav Klose emparejó las acciones. La imagen de la Pulga, desolado en el banco de suplentes, recorrió el mundo.
El goleador, en diálogo con Infobae, defendió el trabajo realizado por el ex entrenador de la Selección de Colombia: “Es una persona muy laburadora. Pocos se acuerdan que hizo un trabajo desde inferiores, llevando jugadores desde la Sub 15, consiguiendo títulos del mundo. Pero esto es fútbol, la pelota rueda y hay dos arcos..”.
“Nosotros en Roma le ganamos a Italia y llegamos como favoritos. Quedamos afuera ante Alemania por penales en un partido que parecía que teníamos controlado. Nos empataron, fuimos al alargue y quedamos afuera por penales. Italia, que venía del Calciopoli (arreglo de partidos dentro del Calcio), con jugadores con algunos problemas, terminó levantando la Copa. Esto es fútbol”, recalcó.
Julio Cruz también quedó marcado en su paso por la Selección por lo sucedido en un partido disputado en 1997 en La Paz. Un colaborador del combinado boliviano le pegó en el pómulo derecho, pero el argentino, tras ser retirado al vestuario, apareció luego con una herida en el lado izquierdo.
Pese al paso del tiempo, el futbolista prefirió mantener el manto de dudas que reina sobre lo sucedido en estadio Hernando Siles. “Era muy chico. Tenía 20 ó 21 años. No me acuerdo lo que pasó ayer, no me voy a acordar lo que pasó ese día”, esbozó.
“Vivo el presente y miro al futuro. Porque la verdad es que lo que pasó, pasó. Me gustaría tocar un botón y vivir las cosas que no pude vivir, como el nacimiento de mis hijos, pero no puedo volver atrás. Todo lo que vivo lo vivo para adelante”, lanzó el atacante.
En el final de su carrera, Cruz compartió plantel en Lazio con Lionel Scaloni, quien actualmente maneja las riendas de la Selección. “Nunca me lo imaginé como entrenador de Argentina, pero las cosas pasan por algo. Es un pibe fantástico. Él era muy técnico y táctico, me pone muy contento, porque en los últimos dos partidos, más allá de las críticas que recibió, que fueron injustas, el equipo mostró carácter, conducción y juego”, explicó.
“Noté un plantel con mucho carácter y juego. Veo jugadores con predisposición para lo que pide. Me pone contento también porque ahí están Samuel, Ayala, Aimar, toda gente que conozco y compartí cosas”, agregó.
LOS PARTIDOS SOSPECHOSOS EN ITALIA Y LA DEPRESIÓN DE ADRIANO:
Julio Cruz estuvo en Italia durante un histórico suceso que sacudió al mundo entero. El llamado Calciopoli, un escándalo deportivo que salió a la luz tras la intercepción de llamadas telefónicas en las que descubrieron arreglos de partidos. La Federación castigó severamente a Juventus (le quitaron dos Scudettos y decretaron su descenso a la Serie B con una penalización de 30 puntos), Milan (se le descontaron 15 unidades), Fiorentina (bajó a Segunda División) y Lazio (le sacaron 30 unidades).
Antes de que el caso saliera a la luz, sobrevolaba en el inconsciente colectivo de los futbolistas que algo extraño sucedía. El Jardinero rememoró un partido cuando defendía la camiseta del Bologna.
“Hubo un partido ante Juventus. Ganábamos 2 a 0, y vos te preguntás cómo jugando cómodo, jugando espectacular, terminamos empatando. Los últimos minutos fueron algo increíble. Nos cobraban todos los foules en contra y dieron 7 minutos de recupero. Nos terminaron empatando en el minuto 95. ¿Cómo puede ser que dio tantos minutos? Todo contacto con los rivales era falta para ellos. Uno hablaba y suponía que podía ser, pero después salió a la luz. Fue algo muy fuerte, el fútbol italiano se ve en todo el mundo”, afirmó. “A partir de ahí, el Inter comenzó a ganar títulos. Siguió haciendo las cosas bien. Antes no podía ganar porque antes perdía partidos increíbles”, agregó.
Al ser consultado por Infobae, el ex futbolista sostuvo que “me sonaban raro algunos partidos, que los árbitros inclinaran tanto la cancha. Me hacían un penal y decían que simulé”. No obstante, luego comentó que “igualmente no nos vayamos muy lejos, ¡mirá lo que pasó en la FIFA!”.
En Milano compartió plantel con figuras internacionales como Adriano, Mohamed Kallon, Obafemi Martins, Álvaro Recoba, Christian Vieri, Mario Balotelli, Hernán Crespo y Zlatan Ibrahimovic, pero siempre logró ganarse su lugar. “Siempre venía de atrás, pero el trabajo, esfuerzo y el profesionalismo me ayudó”, afirmó.
Justamente el brasileño Adriano fue uno de los casos más resonantes. Irrumpió con una potencia y talento que eclipsaban. El Emperador parecía tener todo para conquistar el mundo, pero cuestiones extrafutbolísticas lo llevaron a mermar su nivel y a no llegar a demostrar todo lo que insinuó.
“Era un pibe fantástico. Él se crió en la favela, con problemas personales. La muerte del padre le hizo un click en la cabeza, pero para peor. Obviamente todos tratábamos de ayudarlo. Los argentinos, los portugueses, como Figo, que hablaba su misma lengua. Todos le hablábamos, pero la mente humana es especial. Vos no podés saber lo que pensaba. Nosotros le podíamos hablar, pero a la media hora hacía lo que quería. Entró en una depresión y no tenía la compañía justa a su alrededor y no lo ayudaron como debían. Fue una lástima, porque era un fenómeno”, explicó.
Al ser consultado sobre el excéntrico Mario Balotelli, comentó: “Le veíamos potencial, las cosas que podía hacer, pero después te ponés a pensar dónde jugó… La cabeza es muy importante, no es solo la habilidad. Todo va en base al entorno que tengas. Hoy está en Brescia”. Y luego, agregó: “Al principio era tranquilo, humilde, hasta que hizo algunos goles importantes y se le fue la cabeza, o se la hicieron ir. Le hicieron creer que era Pelé y recién estaba empezando”.
“Con Zlatan Ibrahimovic tengo una excelente relación. Nunca tuvimos ni un problema. Es difícil entre dos 9 y de nuestra altura jugar juntos, pero nunca tuvimos problemas. Por lo general es uno alto y uno bajito. Hubo un año en el que él hizo como 25 goles y yo 22 ó 23. Nos entendíamos a la perfección, y también afuera de la cancha”, rememoró.
MARCELO GALLARDO, EL APUNTADO POR LOS EQUIPOS EUROPEOS Y LOS ITALIANOS QUE QUISIERON JUGAR EN RIVER:
Luego de destacarse en Banfield, Julio Cruz desembarcó en un River que venía de conquistar la Copa Libertadores. Pese a la gran cantidad de figuras que poblaban ese plantel, el Jardinero logró destacarse y tras dos títulos locales fue vendido al Feyenoord de Holanda.
En su breve paso en el club de Núñez compartió plantel con Marcelo Gallardo, quien se transformó en uno de los máximos ídolos de la institución y en el técnico más ganador de su historia.
“No me lo imaginaba por ese entonces a Gallardo como entrenador. Teníamos poco más de 20 años. La verdad es que sí era muy táctico, responsable y serio, pero no me imaginaba todo lo que hizo. Todo el mundo habla de él”, reconoció.
El ex futbolista sostuvo que varios clubes le han preguntado por el Muñeco, pero prefirió no dar a conocer sus nombres públicamente.
“Nosotros teníamos a Enzo (Francescoli), que corría adelante de todos como si fuese uno más, con una humildad… Hace poco fui al club, y además de hablar con Marcelo y Biscay, que fueron mis compañeros, hablé con Pinola y otros de los chicos y percibí los mismo. Más allá de lo que ganaron tienen una gran humildad, no se la creen. Es algo parecido a nuestro River, que teníamos a Gallardo, Enzo, Astrada, Hernán Díaz, Burgos, Sorín… todos éramos de Selección”, argumentó. Y agregó: “La gente de River es muy especial, me demuestran cariño siempre que voy a la cancha. Aunque ahora tengan un enorme equipo, siempre nos recuerdan y nos tratan bien. Eso me pone contento”.
El ahora empresario y representante de futbolistas también manifestó que durante sus años por Europa algunos jugadores italianos le manifestaron su deseo de desembarcar en el Millonario. “Francesco Toldo es mi amigo, lo quiero muchísimo. En su momento me dijo que quería venir a River para ver qué es, lo que se sentía. También me lo dijo Fabio Grosso, un jugador con una gran humildad y con unos huevos como para patear un penal para ser campeón del mundo. Él también tenía la ilusión de venir”, reconoció. Sin embargo, Cruz sostuvo que la cuestión económica fue la clave para que no se concreten sus arribos.
JUAN MANUEL CRUZ, EL HEREDERO:
En 2017 terminó sus estudios secundarios y comenzó a cursar en la Universidad Católica Argentina la carrera de contador. Su futuro parecía estar ligado a los números, pero en su cabeza siempre rondó la idea de triunfar con la pelota en los pies, como su padre.
Con 17 años hizo una prueba en Banfield, club que lanzó a Julio al estrellato. Pese a su escaso paso por inferiores, el Jardinerito se convirtió en una de las principales figuras de la Reserva del Taladro.
“Siempre quisimos que estudiara, pese a que su deseo era el de ser futbolista. Uno como padre trata de protegerlo, pero la verdad es que me equivoqué, porque está jugando y lo está haciendo bien. Es responsable, tranquilo. Me gusta que, pese a saber quien es, está tranquilo. Él tiene que hacer su experiencia y propio camino. Él es Juan Manuel, no es Julio Cruz. Tiene que trabajar mucho, Ojalá se le pueda dar. Está muy bien en la Reserva”, confesó el ex jugador de la Selección en la Copa América de 1997.
A la hora de describirlo, Julio afirmó que su hijo “es un jugador muy táctico y que tiene mucha técnica. En dos años pasó de Quinta División a Reserva, y eso es muchísimo. Sé que el club lo tiene muy bien visto y los entrenadores lo ayudan a prepararse. Ojalá pueda debutar en Primera”.
“Falcioni trabaja bien con la inferiores. Sé que lo tiene bien visto. Esto es cuestión de tiempo. Con el trabajo y esfuerzo todas las cosas se van dando. Yo lo viví”, concluyó.
Juan Franco Gagliardi/Infobae