El príncipe Harry, de 34 años, pasó su primer día de San Valentín como un hombre casado en compañía de las fuerzas armadas británicas que participan en una entrenamiento de supervivencia en el círculo polar ártico.
El duque de Sussex, quien viajó al norte de Noruega en un avión chárter, soportó vientos helados cuando se reunió con soldados locales durante una visita a una base militar el jueves.
Como parte de su visita, a Harry se le mostró un iglú improvisado, que había sido decorado con fotografías de su boda con Meghan Markle antes de su llegada, a la que se refirió como un «santuario» por las velas y música romántica de fondo.
Harry, que es el capitán general de los Royal Marines, se reunió con los miembros del servicio y aprendió acerca de Exercise Clockwork, un entrenamiento de invierno que se usa para entrenar a los Royal Marines y los soldados de la Royal Navy.
No obstante, Harry llegará a tiempo para disfrutar de una romántica cena con Markle, embarazada de siete meses, en su hogar actual, Nottingham Cottage en el Palacio de Kensington.
El martes en la noche, dos días antes de San Valentín, el nieto de la reina de Inglaterra y su esposa asistieron al Museo de Historia Natural de Londres para una presentación de gala de The Wider Earth. La presentación se hizo en apoyo del Queen’s Commonwealth Trust, un fondo del que Harry es presidente.