Aunque la Navidad no es una festividad tradicional en China, los centros comerciales y tiendas de las principales ciudades, como Beijing, han convertido esta fecha en un espectáculo comercial, relegando el significado religioso a un segundo plano.
Otros centros comerciales de la capital han seguido esta tendencia, con decoraciones y eventos diseñados para captar la atención del público, pero sin caer en la sobreexposición.
Pero el consumo en esta época no se reduce al interno, sino que en la ciudad de Yiwu, en la provincia de Zhejiang, conocida como el principal proveedor mundial de artículos navideños, las exportaciones de productos relacionados con estas festividades han crecido notablemente, informó el diario oficialista Global Times.
En la capital, por ejemplo, la misa de Nochebuena se celebra hoy en la iglesia de San José, reuniendo a la comunidad católica local en uno de los pocos espacios dedicados al aspecto espiritual de esta fecha.
Según datos oficiales del Consejo de Estado de 2018, China alberga a unos 44 millones de cristianos, incluidos 6 millones de católicos, que representan una pequeña pero significativa minoría en el país.
Por su parte, en las redes sociales del gigante asiático, la Navidad tiene poca repercusión.
En Weibo (semejante a X, censurada en China), solo un tema relacionado con la festividad figuraba entre las 50 tendencias del día cuando EFE realizó la búsqueda, mientras que, en otras plataformas como Baidu, el ‘Google chino’, pasó prácticamente desapercibida.
“Cada año, en este día, sin excepción, comienza en Internet el debate sobre si los chinos deberían celebrar la Nochebuena…”, rezaba el comentario más valorado dentro del único hilo navideño de Weibo.
La Navidad en China, lejos de sus raíces religiosas, es una muestra de cómo las festividades extranjeras son reinterpretadas bajo una óptica comercial y cultural en el gigante asiático.
Aunque en el ámbito religioso, la festividad se ve afectada por la tendencia marcada por el gobierno del Partido Comunista de China (PCCh) en los últimos años de ensalzar las tradiciones locales y, si bien no perseguir las extranjeras, por lo menos no promoverlas abiertamente.
El PCCh se declara oficialmente ateo debido a su fundamento ideológico marxista-leninista, que tradicionalmente sostiene una postura crítica hacia la religión.
El PCCh considera que las religiones pueden ser una fuente de poder alternativo o lealtades que compiten con el Estado. Por ello, promover el ateísmo ayuda a reforzar la lealtad única hacia el partido y su ideología. Además, durante el siglo XX, el PCCh percibió a muchas instituciones religiosas como aliadas de potencias extranjeras o como elementos feudales que podían socavar la revolución socialista.
Sin embargo, reconoce la existencia de religiones en China y permite su práctica bajo estricta supervisión estatal. Las religiones permitidas deben estar registradas y alinearse con los intereses del partido.
En términos generales, se estima que entre el 50% y el 60% de la población es atea o no tiene afiliación religiosa. Alrededor del 20% practica budismo, entre un 20% y 30% se asocia con el taoísmo y religiones populares, y una pequeña proporción se identifica como cristiana o musulmana. Los cristianos representan aproximadamente el 6% de la población, mientras que los musulmanes tan sólo un 2%.
(Con información de EFE)
Fuente Infobae