El canciller del régimen iraní, Mohamad Javad Zarif, acusó el domingo al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de entregar «un gran regalo para los extremistas» con la decisión de prohibir la entrada de refugiados de países considerados peligrosos por ese país, entre los que incluye a Irán.
Zarif, cuyo gobierno anunció el sábado una acción recíproca contra ciudadanos estadounidenses, consideró que el decreto del mandatario estadounidense «pasará a la historia como una gran regalo para los extremistas y sus protectores».
La medida inicial, que prohibe la entrada a los Estados Unidos de personas procedentes de Irán, Irak, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen, fue anunciada el viernes.
Apenas un día después el régimen iraní dijo que aplicará recíprocamente la misma prohibición para ciudadanos de Estados Unidos.
El ministro de Exteriores persa agregó también que la «discriminación colectiva ayuda al reclutamiento de los terroristas al profundizar fracturas que son explotadas por demagogos extremistas» y anunció medidas para proteger a sus ciudadanos «respetando a los estadounidenses y diferenciándolos de las políticas hostiles de su gobierno».
La teocracia chiita de Irán afirma encabezar la lucha contra grupos yihadistas sunitas como Estado Islámico (ISIS, en inglés) y Al Qaeda, especialmente debido a su apoyo a los gobiernos de Siria e Irak que se encuentran combatiendo contra éstos en su propios territorio.
Por su parte, el presidente del parlamento iraní, Alí Larijani, declaró el domingo ante los diputados que la decisión de Trump ilustra «lo idiota de la visión y del comportamiento» del gobierno estadounidense.
«Esto muestra que tienen miedo de su propia sombra, pero también su carácter racista y violento que se oculta detrás de su apariencia engañosa de defensores de la democracia y los derechos humanos», agregó.
La conflictiva relación histórica entre Washington y Teherán pareció mejorar el año pasado tras la implementación del acuerdo nuclear entre Irán y las principales potencias del mundo, pero volvió tensarse con la victoria en las elecciones de Donald Trump, quien en campaña prometió derogar o renegociar ese acuerdo.