Messi llevaba 11 años siendo un fijo entre los candidatos al premio a mejor futbolista de la temporada -al Balón de Oro, al FIFA World Player, al FIFA Balón de Oro y ahora al The Best-, pero el lunes quedó apartado de la pelea para este último. De nada le sirvieron los títulos de la Liga española y de la Copa del Rey, ni la Bota de Oro al mejor goleador en Europa con 34 tantos.
La FIFA repitió uno por uno a los nominados en los premios que la pasada semana dio la UEFA: Luka Modric, Cristiano Ronaldo y Mohamed Salah. Todos ellos, representantes de los dos equipos finalistas de la Liga de Campeones, como fueron Real Madrid y Liverpool.
En la terna de FIFA tampoco estuvo Antoine Griezmann a pesar de destacar en el Mundial con la campeona Francia. Otra muestra del poder de seducción que tiene la Liga de Campeones.
Sólo en 2010 se rompió la regla no escrita que alude a que el trofeo a mejor jugador se concede al representante más descatado del ganador de la Liga de Campeones. Entonces el Inter de Milán ganó la Liga de Campeones, pero Messi se llevó el trofeo. Incluso por delante de Andrés Iniesta y Xavi Hernández, campeones del mundo con la selección española.
La prensa de Barcelona respiró indignada ante la exclusión de Messi entre los candidatos al premio concedido por FIFA, unos resultados resueltos por votaciones repartidas uniformemente entre aficionados, periodistas, seleccionadores nacionales y capitanes de las selecciones.
«Está claro que los intereses económicos (de la UEFA, de la FIFA, de los patrocinadores e, incluso, de los medios de comunicación) son incompatibles con la hegemonía del argentino», opinó «Sport».
Y «Mundo Deportivo» añadió: «UEFA y FIFA han quedado descalificados a la hora de dar premios. Lo venden muy bien, con mucha pompa, pluma y prime time televisivo, pero qué pena, sin el criterio básico del fútbol».
Más allá de opiniones, el propio Messi parece ser consciente de lo que necesita para volver a acaparar los premios individuales: no hay otra salida que la Liga de Campeones.
El último Balón de Oro que cayó en manos de Messi fue el de 2015, el año en el que el Barcelona completó un triplete histórico con Luis Enrique en el banquillo, la última temporada en la que el conjunto azulgrana ganó la Liga de Campeones.
«Yo creo que ya toca ganarla de nuevo», manifestó Messo el lunes en una entrevista concedida a Catalunya Radio.
«Tenemos que apuntar a la Champions: como club, como equipo y como vestuario. Tenemos una plantilla espectacular y lo podemos hacer, no lo decimos por decir. Tenemos plantilla para luchar por esa competición», agregó.
Es la gran obsesión de Messi para la temporada, el gran reto para un futbolista que a sus 31 años es consciente de que los años se escapan cada vez más rápido y las oportunidades se agotan. En su boca sólo aparece una palabra: «Champions».
Los Andes