Sobran las palabras para calificar a Roger Federer. El suizo, número tres del ranking ATP, volvió a demostrar porque es uno de los mejores de la historia del tenis mundial. En el enfrentamiento por los cuartos de final del segundo Grand Slam de la temporada ante Stanislas Wawrinka, su compatriota, ganó con parciales de 7-6 (4), 4-6, 7-6 (5) y 6-4 para avanzar a las semifinales en París.
Con ventaja de 1-0 en el tie break del tercer set, y con Wawrinka al servicio, Roger jugó profunda una pelota, a la que Stan devolvió con su drive de derecha. La velocidad sorprendió a Federer, que tuvo que estirarse para contrarrestar el golpe del suizo, y sin mirar sumó el segundo punto, que provocó la ovación de todo el público presente en la cancha Suzanne Lenglen. Es más, hasta Wawrinka aplaudió con su raqueta la obra maestra del tenista que se coronó campeón del Abierto francés en 2009.
En tres horas y 35 minutos de juego (el partido fue suspendido cuando estaban 3-3 en el cuarto set por lluvia), Federer tuvo 12 errores no forzados menos que su rival (49 contra 61) y fue más preciso en la red: ganó el 68 por ciento de los puntos en esa zona de la cancha (41/60).
Este fue el enfrentamiento número 26 entre los helvéticos: su Majestad lidera el historial por 23 a 3. La tercera mejor raqueta del planeta llegó más descansado a esta instancia, ya que registró cinco horas menos de juego que su adversario, y volvió a no ceder sets en una nueva incursión en suelo parisino.
En su camino a las semifinales de Roland Garros, instancia a la que llegó por cuarta ocasión en su carrera, Federer superó al argentino Leonardo Mayer por 6-2, 6-3 y 6-3 en el cruce de octavos de final y hoy hizo lo propio con su amigo y compatriota Wawrinka.
Al igual que sucedió en 2005, 2009 y 2012, Roger volverá a jugar por un lugar en la final del Abierto de Francia. Y se enfrentará al gran rival de su era, Rafael Nadal, que superó al japonés Kei Nishikori por 6-1, 6-1 y 6-3.