El sofisticado armamento que usa Nicolás Maduro para reprimir las manifestaciones

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Como uno de los pilares fundamentales del régimen, el chavismo no ha escatimado en gastos militares para mantener armada a sus fuerzas de defensa, con las que ha venido reprimiendo a las manifestaciones opositoras de la sociedad civil.

Los «juguetes» con las que cuenta el régimen de Nicolás Maduro han sido renovados durante la última década, principalmente a través de proveedores rusos y chinos, tras el embargo militar estadounidense aplicado en 2006. Bombas lacrimógenas, perdigones de goma y un amplio despliegue de vehículos (conocidos popularmente con nombres de animales) suelen ser moneda corriente ante cualquier convocatoria a marchar de la oposición.

Son los blindados más comunes en las calles de Caracas y el interior del país. Con capacidad para 10 efectivos, son de manufactura china y aunque parezcan lentos, pueden alcanzar los 115 kilómetros por hora.

Aunque en su diseño original pueden llevar una pesada artillería, el diseño encargado por Venezuela fue modificado con vistas a controlar manifestaciones y tiene lanzadores de bombas lacrimógenas.

Unos 120 de estos vehículos fueron adquiridos en 2012, y según el portal Caracas Chronicles, la Guardia Nacional Bolivariana sumó otros 70 tras las protestas de 2014. El resto de la producción china fue adquirida por Kenia para utilizarlos en la frontera con Somalía.

Estos peculiares vehículos fueron bautizados como el mamífero volador por las «alas» que puede desplegar a sus costados, como dos impactantes barreras de tres metros de alto, creando una barrera para protección de los oficiales o como un bloqueo de las manifestaciones para impedir el paso.

Así, los ABV han sido desplegados en las autopistas de Caracas para cortar los recorridos de las marchas. Este mes, el parlamentario Freddy Guevara participó en un incidente cerca de uno de estos vehículos, cuando defendió a un joven para evitar que sea detenido por las fuerzas chavistas. El hecho ocurrió mientras eran atacados por uniformados que se resguardaban desde el otro lado de la barrera.

No se ha registrado el uso de estas unidades como fuerza represiva en otro país, por lo que se especula que las empresas chinas han usado a Venezuela como prueba para su posterior despliegue general.

Si bien pueden tener fines nobles como el de combatir un incendio, sus potentes chorros de agua son usados por el régimen para dispersar a los manifestantes. Su uso es polémico, ya que puede causar severos daños físicos y no solo un efecto de disuasión.

Según compara Caracas Chronicles, Venezuela tiene 10 de estas unidades, cuatro más que el Reino Unido, cuyo gobierno mantiene estrictas condiciones y limitaciones para su uso. Puede alcanzar un precio de USD 10 millones.

En su interior, tiene capacidad para 9.000 litros de agua, que pueden ser disparados remotamente.

Son las municiones más usadas por los uniformados contra los manifestantes, incluyendo, por ejemplo, a la activista Lilian Tintori, esposa del preso político Leopoldo López.

Entre 2008 y 2011, Venezuela le compró 143 toneladas de este material a Brasil. En las marchas también se han encontrado bombas armadas por la Compañía Venezolana de Industrias Militares (Cavim).

Según reporta la ONG Control Ciudadano, el régimen chavista aumentó en 2016 en 5 por ciento su presupuesto militar, en plena crisis económica y social. La organización también detalló que Rusia, que fue el principal proveedor de armamento a Venezuela entre 2005 y 2010, ha perdido posición frente a China que registra un mayor número de contratos de venta de equipos militares a la Fuerza Armada Nacional.

Un mes de protestas civiles y la represión salvaje del régimen chavista dejaron ya 34 muertos en las calles de Venezuela. Las manifestaciones en reclamo de elecciones y una salida democrática se incrementaron luego del autogolpe que intentó el régimen comandado por Nicolás Maduro a fines de marzo para disolver la Asamblea Nacional.

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