El titular del PRI reflexionó sobre la muerte del fiscal Nisman

En primer lugar mis condolencias a la familia del fiscal Nisman, tanto en mi carácter de ciudadano como de Presidente del P.R.I., sirvanse permitirnos estar con Uds. en este momento de profundo dolor por la muerte de un ser querido.

En segundo lugar, no se quien fue o es el culpable, porque no me quepan dudas de que alguien se llevó la vida de una persona que lo único que pretendía era investigar (bien para algunos, regular para otros o mal para unos cuantos) pero lo cierto es que NO se puede relativizar la vida, es el valor más importante que tenemos junto con la libertad, vivir y poder decir lo que pensamos. Como sociedad no podemos perder de vista esto porque sino cualquier cosa es válido para conseguir algo y si es así quebramos el estado de derecho y ya no hay posibilidad de convivencia cívica, pacifica y republicana.

Por otro lado nos tenemos que plantear todos los argentinos: Hasta cuándo el valor vida va a ser una moneda de corriente cambio por la muerte? Es posible cambiar la vida como si nada? pensemos en nuestros seres queridos, nuestros hijos, es posible que la vida de ellos una sea simple moneda de cambio? Y, mientras el problema sea de otro, mas de uno va a responder a estas preguntas con silencio y van a ser cómplices de muertes por omisión, pero cuando estas preguntas los golpeen de cerca van a responder con énfasis que NO, no las darían como moneda de cambio de nada.

Por ultimo, cual es el limite? Hasta dónde vamos a soportar? o Hasta donde estamos dispuestos a soportar? Y, reitero, no se si a Nisman quien lo mato: si fueron las mismas presiones – propias o ajenas -, los servicios de inteligencia como dicen algunos medios apresuradamente o si fue un plan mentado en el exterior, o en fin, lo que si me preocupa es que el valor vida se lo esta cotizando para llevar aguas de un lugar o a otro y esto NO debe ser así, como sociedad debemos exigir una pronta respuesta que heche luz en medio de estas tinieblas para poner un límite certero y decir que con la vida ni la libertad no se juega.