El personal del Vaticano vigilará que todos los turistas que llegan desde afuera de Italia y de la Unión Europea tengan realmente un «green pass» o su equivalente junto con el documento de identidad.
El anuncio alinea a los Museos pontificios con las normas italianas y con la visión «provacunas» del papa Francisco: el pontífice fue uno de los primeros dirigentes mundiales en vacunarse, y en una entrevista en televisión definió como «negacionismo suicida» la actitud de quien rechaza la inoculación.
Antes de la pandemia, el complejo museístico contaba con un promedio de seis millones de visitantes por año, a la cabeza de los rankings mundiales junto con el Louvre y el Met.
Desde el 8 de febrero, los residentes y trabajadores del Vaticano deben vacunarse obligatoriamente y quienes decidan no hacerlo deberán enfrentar sanciones que incluyen el despido para los empleados que se nieguen a recibir la inyección.
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