Mientras algunos de los máximos referentes de Juntos por el Cambio, como la presidenta de PRO, Patricia Bullrich, escalan los cuestionamientos al Gobierno nacional por temas relacionados a la cuestión sanitaria, la dirigente nacional opositora y fundadora de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, defendió el tono político moderado que adoptó este año y pidió “bajar los decibeles de la confrontación” en el contexto de crisis económica y de salud por la pandemia. “No soy golpista. Yo no puedo hablar fuerte en momentos tan problemáticos para la Argentina. Después se verán las incompetencias”, deslizó, en referencia a los cuestionamientos a la administración de Alberto Fernández.
“No quiero confrontar con nadie, quiero que todos nos calmemos. Yo no puedo hablar fuerte en momentos tan dramáticos para la Argentina. Hay que bajar los decibeles de la confrontación. La angustia ya es muy grande, y si le sumamos las peleas de los políticos y los encontronazos hacemos una situación realmente desesperante”, expresó la titular de la Coalición Cívica en la mañana del sábado, en diálogo con radio Continental, en sintonía con la postura moderada del jefe de gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, parte del ala moderada de la principal coalición opositora.
Ante una consulta, Carrió se despegó de la denuncia que hizo Bullrich sobre un supuesto pedido de coimas al laboratorio Pfizer, que la propia empresa negó a través de un comunicado, así como que haya habido “intermediarios o representantes”. “Ya se hizo la correspondiente en la Justicia y ahora tiene que haber silencio, que la Justicia actúe”, dijo la exdiputada luego de que la empresa farmacéutica, de origen estadounidense, desmintiera la existencia de un pedido de coimas del gobierno argentino para la provisión de la vacuna del COVID-19.
Sin embargo, la ex diputada deslizó que su llamado es tanto para el oficialismo como para la oposición, de la que forma parte: “He hablado con el gobierno nacional, con la oposición y con Juntos por el Cambio acerca de que tendríamos que bajar los decibeles de la confrontación en un momento que hay cosas que son irremediables”, dijo.
“Se llevó la confrontación a niveles que no eran propios ni del Presidente, ni de sectores de la oposición. Aunque soy dura en materia de corrupción, uno tiene que saber los momentos. Estamos en un momento de paciencia para mucha gente, y de templanza para los dirigentes”, sumó. Consultada por los cuestionamientos al interior de su espacio político por el llamado, ya reiterado en distintos medios de comunicación, a evitar críticas exageradas al Gobierno, la ex diputada argumentó que su peso político es “potente”, en contraste con aquellos dirigentes que “no perturban el orden institucional”.
“En mi caso, que tengo una voz potente en la Argentina, no puedo excederme”, añadió la dirigente , que hace tres semanas reveló que fue convocada a inocularse con la primera dosis de la vacuna rusa, pero no se presentó por su rechazo al régimen ruso. “Es una buena vacuna, lo que yo rechazo es la dictadura de Vladimir Putin. Si llega una AstraZeneca me la pongo”, había dicho en una entrevista desde su casa de Exaltación la Cruz, provincia de Buenos Aires.
“Todo esto es incompetencia, pero ya está. No puedo cambiarlo, no puedo regresar al pasado. No soluciono nada ardiendo la Argentina”, reflexionó la dirigente de Juntos por el Cambio, y advirtió que los “errores, negligencias o simplemente incompetencia van generando un estado muy raro en la sociedad”.
Aislada tras descubrir que fue contacto estrecho de un caso positivo de coronavirus, como lo informó a través de un audio que compartió en sus redes sociales hace una semana -en el que también aclaró que su test dio negativo- destacó sin embargo que el Gobierno tuvo “incompetencia” y que “fracasó” en el operativo de vacunación. “Hubo un error garrafal con las vacunas, cada muerto que existe hoy en la Argentina es por falta de vacunas”, expresó.