Una gran multitud se acumuló en las afueras del estadio GEBA: desde club de fans con remeras propias y parejas enamoradas hasta familias y grupos de mujeres y varones. Nadie quiso perderse el prometedor show deAlejandro Sanz, uno de los grandes artistas españoles de la historia que ha sabido trazar un puente entre el viejo continente y la Argentina. Pasaron alrededor de 25 años de su primera visita y, en esta ocasión, no pudo evitar recordarlo. «Desde el primer año que vine, Buenos Aires me enamoró», dijo ante un público eufórico que cantó todas sus canciones de punta a punta.
Jano fue el músico que, con su banda, dio las vísperas. Con algunas buenas canciones, el artista de 29 años preparó a los presentes para la llegada del español que apareció despacio, subiendo lentamente al escenario desde la parte frontal cantándole a Buenos Aires. Luego, en un rincón se sumaron sus músicos que, con instrumentos de viento, lo acompañaron en el inicio. Sirope es el disco que lo trajo a la Argentina, su décimo de estudio. El Silencio de los Cuervos, canción de dicho álbum fue la encargada de abrir un show que, sin dudas, estuvo a la altura de las expectativas.
Además del claro virtuosismo de los músicos y la calidad del sonido, el despliegue escenográfico fue sensacional demostrando la calidad de un concierto internacional. Las enromes pantallas de fondo proyectaban imágenes coloridas que se acoplaban a cada tema, modificando colores y movimientos. Además, un enorme diamante hecho de luces alargadas, como fluorescentes, bajaba y subía en el medio del escenario. También, varios triángulos hechos de la misma materia jugaban acorde al ritmo como si fueran gajos de una pelota de fútbol o fragmentos de una colmena.
El show duró casi dos horas pasando por sus más últimos hits -La Música no se Toca, Un Zombie a la Intemperie, Capitán Tapón, Camino de Rosas y Looking for Paradise- pero también por muchos de sus clásicos:Corazón Partío, No es lo Mismo, Quisiera Ser, Amiga Mía, Mi Soledad y Yo y ¿Y si Fuera Ella? La presencia deLuciano Pereyra fue uno de los momentos más álgidos de la noche al compartir en un dúo muy íntimoDesde Cuándo. El músico argentino le mostró su admiración y calificó a Sanz como «el español más argentino».
A sus 47 años, sigue manteniendo su vitalidad intacta y una carrera que, pese al tiempo transcurrido, no deja de sorprender y gratificar a sus fanáticos. Cuatro shows en Argentina preparó para esta gira (el 28 de febrero estuvo en el Metropolitano de Rosario, el 1 de marzo en el Orfeo Superdomo de Córdoba, ayer en GEBA y también el sábado 5) demostrando su vigencia, dado que su pasado es contundente: lleva más de 25 millones de discos vendidos en todo el mundo y es el artista español con mayor número de premios Grammy (19 latinos y 3 americanos).
Su amor por Buenos Aires fue algo que se notó en el concierto. No sólo por la canción que le compuso a la ciudad (Llega, llegó Soledad) donde asegura «tengo porteño el corazón» o por haber improvisado durante varios momentos algunos fragmentos de Balada para un Loco (tango de Roberto Goyeneche). Además por haberlo manifestado claramente: «Solo digo Buenos Aires y ya no hay mas nada qué agregar».
A que no me Dejas fue, sin lugar a dudas, el gran momento de la noche. Esta canción que se editó en el discoSirope de 2015 y canta a dúo con Alejandro Fernández fue entonada con euforia y pasión por un GEBA repleto y emocionado. El cierre estuvo a cargo de un mix rockero y tecno con Viviendo Deprisa y Pisando Fuerte donde todos los músicos alentaron a su lado. Una noche que quedará para el recuerdo para todos los presentes, entre quienes estuvieron Carolina «Pampita» Ardohain y Barbie Simons, entre otros.