En medio de la cuarentena, una familia tipo necesitó $43.080 para no caer en la pobreza, con un aumento del 42% respecto del mismo mes del año anterior.
Así lo informó este miércoles el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), que precisó que la canasta básica total (CBT) exhibió un incremento del 1,2% en mayo respecto de abril.
En tanto, la canasta básica alimentaria (CBA), que mide la línea de indigencia, se ubicó en $17.786 el mes pasado para una familia tipo, con una baja del 0,1% respecto de abril y un aumento del 47,9% respecto de mayo del 2019.
“Durante mayo de 2020, la variación mensual de la canasta básica alimentaria (CBA) con respecto a abril de 2020 fue de -0,1%, mientras que la variación de la canasta básica total (CBT) fue de 1,1%. Las variaciones interanuales de la CBA y de la CBT resultaron del 47,9% y 42,0% respectivamente”, se explicó.
El instituto que dirige Marco Lavagna informó esta tarde que, para una persona adulta, la canasta básica alimentaria pasó en un año de $3.911 a $5.785, mientras que la canasta básica total pasó de $9.818 a $13.942.
En el caso de un hogar tipo, de 4 personas, la primera saltó de $12.086 a $17.876 y la segunda de $30.337 a $43.080.
La canasta básica alimentaria (CBA) se determina tomando en cuenta los requerimientos normativos kilocalóricos y proteicos imprescindibles para que un varón adulto, de entre 30 y 60 años, de actividad moderada, cubra esas necesidades durante un mes. Se seleccionan los alimentos y las cantidades en función de los hábitos de consumo de la población a partir de la información provista por la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo).
Para determinar la canasta básica total (CBT) se amplía la CBA, considerando los bienes y servicios no alimentarios. La estimación se obtiene por medio de la aplicación del coeficiente de Engel (CdE), definido como la relación entre los gastos alimentarios y los gastos totales observados en la población de referencia.
La CBA se valoriza cada mes con los precios relevados por el índice de precios al consumidor del Gran Buenos Aires (IPC-GBA), que, en los últimos dos meses, ha mostrado una importante desaceleración debido al parate casi total de la actividad económica y el freno al tipo de cambio oficial.
Cabe recordar que los resultados del segundo semestre de 2019 correspondientes al total de aglomerados urbanos registraron que el porcentaje de hogares por debajo de la línea de pobreza alcanzó el 25,9%; en estos residen el 35,5% de las personas. Dentro de este conjunto, un 5,7% de hogares se ubicó por debajo de la línea de indigencia, que incluyen al 8,0% de las personas.
Estos porcentajes reflejan que, para el universo de los 31 aglomerados urbanos de la EPH, por debajo de la línea de pobreza se encontraban 2.423.562 hogares que incluyen a 9.936.711 personas y, dentro de ese conjunto, 536.466 hogares estaban por debajo de la línea de indigencia, e incluyen a 2.236.739 personas indigentes.
Para este año se espera otro salto importante de estas cifras, dado que la recesión, según el Gobierno, será del 6,5% y la inflación superará el 40%, mientras que los privados creen que estos resultados serán notablemente peores, en sintonía con los que se registraron en el país en 2002.
De hecho, los analistas del sector privado ya advirtieron por este empeoramiento de los indicadores sociales. Guido Lorenzo, director de la consultora LCG, sostuvo que “en lo social, la pobreza, reducción de salarios e inflación es un combo que puede llevar el índice entre 45% y 50%, hablamos que casi la mitad del país sería pobre. Un país con el mismo ingreso per cápita que hace 50 años pero que multiplicó la pobreza”.