“Hoy necesitamos hombres y mujeres de amor, no hombres y mujeres de honor, de servicio y no de abuso”, aseguró, haciendo un llamamiento a los mafiosos: “¡Cambien! Dejen de pensar en ustedes mismos y en su dinero, conviértanse”.
Francisco retomaba así el mensaje de Juan Pablo II que, durante una visita a la ciudad siciliana de Agrigento en mayo de 1993, pidió a los mafiosos de la Cosa Nostra que se convirtieran. Los padrinos sicilianos respondieron dos meses después con atentados contra dos iglesias romanas.
El Papa también instó ayer a los sicilianos a actuar, sin esperar todo del gobierno, sin huir de sus propias responsabilidades.
La misa estuvo dedicada al cura de los pobres Giuseppe Puglisi, apodado “el primer mártir de la Cosa Nostra”, que fue asesinado de un disparo en la nuca por orden de la mafia siciliana, el 15 de setiembre de 1993, el día en que cumplía 56 años. Llevaba dos años al frente de la parroquia del barrio de Brancaccio, en las afueras de Palermo, donde luchaba para que los jóvenes superaran su adicción a las drogas, lo que disgustaba a los padrinos de la zona.
Su asesinato ocurrió cuando el país seguía conmocionado por los atentados que acababan de matar a los jueces antimafia Giovanni Falcone y Paolo Borsellino.
AFP