Encontraron el árbol más grande del Amazonas: tiene 88 metros de altura

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Entre enero y agosto de 2019, el número de incendios forestales en Brasil aumentó casi en 84% con respecto al mismo periodo en 2018. Después de los miles de incendios que han afectado a la selva del Amazonas durante los últimos tiempos, se ha dado a conocer un descubrimiento esperanzador.

Un equipo de científicos británicos y brasileños publicó una investigación en la que afirman haber encontrado el árbol más alto de la Amazonía. Además, el gigantesco árbol no está solo, sino que está rodeado de otros gigantes que pueden superar los 80 metros de altura. Tienen troncos de entre dos y tres metros y son de la especie Dinizia excelsa.

El árbol fue hallado en el estado de Amapá, en el noreste de Brasil, cerca de una región conocida como el Escudo guayanés, una zona que, de momento, está a salvo de los incendios. El árbol es un Angelim rojo (Dinizia excelsa) que mide 88 metros. Con esa altura, supera por 30 metros al que tenía el récord anterior. La Estatua de la Libertad en Nueva York mide 93 metros de altura, incluyendo su base. El Cristo Redentor en Río de Janeiro mide 38 metros desde su pedestal.

Entre 2016 y 2018, el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE), escaneó vastas extensiones del Amazonas con tecnología láser. El INPE rastreó 850 áreas de selva, cada una de 12 kilómetros de largo por 300 metros de ancho. Siete de esas áreas mostraron evidencia de tener árboles que superaban los 80 metros, la mayoría de ellos en las cercanías del río Jari.

“Nos sorprendimos con la colosal altura que mostraron los escáneres”, escribieron en un artículo en The Conversation los ecólogos Tobias Jackson, de la Universidad de Cambridge, y Sami Rifai, de la Universidad de Oxford, coautores de la investigación. “Por eso emprendimos un viaje para confirmar los hallazgos con nuestros propios ojos, determinar su especie y, por supuesto, escalarlos”.

El árbol mide 88 metros de altura.  La Estatua de la Libertad en Nueva York mide 93 metros de altura, incluyendo su base. El Cristo Redentor en Río de Janeiro mide 38 metros desde su pedestal.

El árbol mide 88 metros de altura. La Estatua de la Libertad en Nueva York mide 93 metros de altura, incluyendo su base. El Cristo Redentor en Río de Janeiro mide 38 metros desde su pedestal.

Después de una travesía de 240 kilómetros que duró seis días en medio de una “selva implacable”, llegaron a la zona donde los esperaban los gigantes, según se recoge en BBC Mundo. En el camino, tuvieron que hacer frente a distintos obstáculos. “Sin la ayuda experta de la comunidad, no habríamos superado los obstáculos que siguieron, el primero de los cuales fue la cascada de Itacará. Nos llevó todo el segundo día transportar los pesados botes de madera y todo nuestro equipo por tierra cubierta de espesa vegetación”, apuntan.

Tras haber usado la tecnología más sofisticada para encontrar los árboles, para medirlos los escalaron y dejaron caer una cuerda desde la copa hasta el suelo. Con el método de la cuerda midieron al menos 15 árboles que superaban los 70 metros. A los científicos les sorprendió que todos estos árboles gigantes fueran de la misma especie. Anteriormente se creía que los Angelim rojos solo crecían unos 60 metros.

Se creía que los Angelim rojos solo crecían unos 60 metros. Este tiene 88 metros.

Se creía que los Angelim rojos solo crecían unos 60 metros. Este tiene 88 metros.

Los ecólogos aún no saben con seguridad cómo lograron superar esas alturas, pero consideran algunas opciones. “Como especies pioneras, las primeras en crecer en áreas nuevas o huecos en la vegetación, es posible que se hayan aprovechado de alguna perturbación pasada que despejó parte del bosque, tal vez causada por una tormenta o por presencia humana. El hecho de que hayan sobrevivido tanto tiempo y crecido tan alto debe ser al menos en parte gracias a su gran lejanía de las áreas urbanas y la industria”, afirman los investigadores.

Los ecólogos advierten que su investigación se enfocó en un área muy pequeña, así que podrían haber muchos otros árboles gigantes, incluso más altos que el que ahora tiene el récord. “El hecho de que aún ocurran descubrimientos como este, demuestra todo lo que aún hay por aprender de este increíble y misterioso ecosistema”, concluyen Jackson y Rifai.

Laura Andrés Tallardá – La Vanguardia.

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