Más allá de las candidaturas, formas de gobernar o estilos presidenciales, hay un dato alarmante que surge en la radiografía política actual: los índices de desconfianza de los argentinos en la democracia llegaron a los niveles más bajos desde el 2010 a la fecha. Esto se vio automáticamente reflejado en una pérdida de confianza en el gobierno nacional, la Justicia y el Congreso en el último año.
No obstante, el índice muestra que, paradójicamente, los niveles de preferencia de la gente por un gobierno presidencialista fuerte disminuyó sustancialmente en los últimos ocho años en todo el país.
Los datos -por momentos preocupantes- surgen de la encuesta anual de la Universidad Católica Argentina (UCA) sobre cultura democrática y confianza institucional de la Argentina 2018, a la que accedió en forma exclusiva Infobae y que se dará a conocer en los próximos días.
Quizás el número más llamativo sea unificador de todo el sondeo que realizó la UCA en la Argentina y es que el 65,6% de los ciudadanos están disconformes con el funcionamiento de la democracia. Este dato que se registró el año pasado no se vio en ningún momento desde el 2010 a la fecha. Sólo hubo picos de malestar ciudadano con el funcionamiento de la democracia en el año 2014 (54,6%), el 2010 (52,5%) o el 2017 (51,6%).
En términos nominales, esto implica que en promedio mas de seis de cada 10 argentinos siente disconformidad con la democracia y ello ofrece un valor histórico que no se veía desde la crisis del 2001.
«Este comportamiento tendría que ver con un malestar ciudadano hacia la democracia en cuanto a que esta no ofrece resultados concretos en la economía, el cambio de vida de la gente o en el funcionamiento de los gobiernos, el Congrso o la Justicia en general», explicó el director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, Agustín Salvia, encargado de llevar adelante este estudio anual.
La sensación que existe en la sociedad es que la situación económica está sin control y la democracia no hace nada para frenar esta situación.
En la evaluación detallada por estrato social de este descontento récord del funcionamiento de la democracia, se puede advertir que en niveles socio económicos altos creció sustancialmente entre el 2017 y el 2018 (45,8% al 61,4%) mientras que el mismo comportamiento se observa en niveles muy bajos (60,3% al 71,7%). Es decir, que en apariencia el sistema democrático actual no ofrece respuestas adecuadas ni para los sectores altos ni para los bajos de la sociedad argentina.
Esta sensación de disconformidad marcada con el funcionamiento de la democracia es proporcionalmente al 2,7% de participación de la gente en actividades políticas o partidarias. Estos niveles de apatía ciudadana por involucrarse en la política está también en niveles récord ya que no se veía una cifra similar desde el 2014 en que hubo sólo un 2,5% de participación ciudadana en la política. El promedio desde el 2010 a la fecha no fue superior al 4%.
Algo similar ocurre con la baja participación de la gente en actividades sindicales (4,6% en el 2018) y 13,5% de participación en actividades parroquiales o religiosas. Aunque en este último caso se ve un aumento leve de participación de la gente en actividades de las iglesias evangélicas en el conurbano bonaerense.
Tres poderes en la mira
El descontento ciudadano se puede reflejar en los tres poderes del Estado. La confianza de la ciudadanía en el gobierno de Mauricio Macri disminuyó sustancialmente entre 2017 y 2018 (28,4% al 19,3%). Este dato sitúa también en un récord que no se veía desde el 2010 en relación a la confianza ciudadana en un gobierno nacional. En el 2011, cuando Cristina Kirchner gobernaba la Argentina, se percibió el mayor índice de confianza en el gobierno nacional (49,4%) y luego se mantuvo un promedio del 25 al 30% en los sucesivos años.
El estudio señaló que «al menos un tercio de la población no duda en acordar con que el gobierno engaña cuando comunica la realidad del país».
En la evaluación por estrato social se advierte en el estudio que realizó la UCA que en los niveles medios altos de la sociedad argentina es donde más golpeó la confianza en el gobierno de Macri (pasó del 41,9% en el 2017 al 29,5% en el 2018). Y en los niveles pobres también se percibió una abrupta caída en la confianza del gobierno nacional a pesar de que esta nunca fue una variable elevada en el gobierno de Macri: pasó del 16,4% en el 2017 al 8,8% en el 2018 en los sectores pobres.
El Congreso como institución también percibe el nivel más bajo de los últimos 8 años en cuanto a confianza ciudadana. Sólo un 11,5% de la gente confía en los diputados y senadores en el 2018 mientras que en 2017 lo hacía el 17,3% y el promedio estadístico desde el 2010 en la percepción ciudadana del funcionamiento del Congreso estaba en el orden del 23 al 18%.
La confianza de los argentinos en la Justicia también se deterioró a niveles históricos en el 2018. Llegó al piso del 7% mientras que en el 2017 era del 11,7%. Así, 9 de cada 10 ciudadanos afirman que la mayoría de los jueces no son imparciales.
Sin embargo, Salvia advierte que el deterioro de la confianza en la justicia «viene de arrastre en la argentina». Sólo tuvo picos del 23 y 21% en el 2010 y 2011.
«Esta falta de confianza abrumadora de la gente en la justicia tiene que ver con un arrastre del factor económico en el caso de los antimacristas pero también de una sensación que Cristina Kirchner no irá presa por más causas de corrupción que tenga en el caso de los antikirchneristas», aclaró Salvia sobre este punto. Es decir, que la Justicia no se percibe como un poder que pueda resolver los problemas de la gente en general.
La percepción de confianza ciudadana en la policía o la Gendarmería bajó en el 2018 al 26,8% respecto del 32,6% que supo tener la gestión Macri en el 2017 y el pico del34,6% que hubo en el 2016 pero que no se veía desde el 2010.
En este caso, se observa un elevado nivel de percepción de riesgo de la gente en Argentina. Es decir, personas que declararon como muy o bastante probable la posibilidad de sufrir un delito. En el 2018 se percibió un 64,5% de nivel de riesgo y un 70% de sentimiento de inseguridad.
Paradójicamente, Salvia remarcó a Infobae que «a pesar de la elevada disconformidad en el funcionamiento de la democracia en los últimos años no se vislumbra un clima de estallido social como el que se vivía en el 2001 o el 2002 ya que casi el 70% de la gente aun cree que el voto puede ser un factor de cambio de su nivel de vida».
Esto se puede ver reflejado en el informe de la UCA cuando se advierte que en el 2018 sólo un 29,6% evaluó que hay un déficit en la consideración del voto como un factor de cambio. Es decir, que la gran mayoría de los argentinos aún creen que el hecho de ir a votar puede cambiar sus vidas.
A la vez, hay otro dato alentador en medio de tanto pesimismo: sólo un 10% evaluó en el 2018 que se necesita un gobierno con fuerte poder presidencial para contrarrestar esta disconformidad en la democracia. En el 2011 se percibió el mayor nivel de adhesión ciudadana (20,5%) por un gobierno presidencialista fuerte.
Así, como conclusiones del estudio de la UCA se determinó que «los niveles de participación ciudadana no han sufrido variaciones entre 2017 y 2018, manteniéndose un alto déficit de participación ciudadana». Por otro lado, se verifica «una asociación entre los niveles de desconfianza en el Gobierno, el Congreso y la Justicia». Y conforme aumenta la desconfianza en las instituciones políticas también lo hace la disconformidad con el funcionamiento de la democracia. En el último año, el nivel de desconfianza en las instituciones y de disconformidad con el funcionamiento de la democracia han aumentado.
El estudio anual que presenta la UCA se hizo sobre una muestra puntual de 5.800 hogares en un total de 960 radios censales (Censo Nacional 2010), 836 radios a través de muestreo estratificado simple y 124 radios por sobre muestra representativos de los estratos más ricos y más pobres de las áreas urbanas relevadas.
Se encuestó aglomerados urbanos agrupados en 3 grandes conglomerados según tamaño de los mismos: 1) Gran Buenos Aires: Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Conurbano Bonaerense (Conurbano Zona Norte, Conurbano Zona Oeste y Conurbano Zona Sur); 2) Otras Áreas Metropolitanas: Gran Rosario, Gran Córdoba, San Miguel de Tucumán y Tafí Viejo, y Gran Mendoza; y 3) Resto urbano: Mar del Plata, Gran Salta, Gran Paraná, Gran Resistencia, Gran San Juan, Neuquén-Plottier-Cipoletti, Zárate, La Rioja, Goya, San Rafael, Comodoro Rivadavia y Ushuaia-Río Grande.