El Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) no se da por vencido en Irak y Siria. Este domingo, luego de un rápido ataque, el grupo terrorista retomó el control de la antigua ciudad de Palmira en Siria.
Miles de yihadistas combatieron a las fuerzas de Bashar al Assad para recuperar el control de la ciudad que había sido recapturada por el Ejército gubernamental en marzo pasado.
La radio estatal siria informó que el Ejército evacuó sus posiciones dentro de Palmira, cuyas ruinas de la época romana destrozadas por ISIS se han convertido en el emblema de los casi seis años de conflicto.
Los soldados fueron desplegados por toda la ciudad ante un refuerzo en las filas yihadistas luego de que Moscú reportara que sus cazas mataron a cientos de combatientes.
Por su parte, las fuerzas de Al Assad y sus aliados lograron un importante avance en Alepo, obligando a los rebeldes a retirarse en un enclave cada vez más pequeño repleto de civiles.
Una victoria final en Alepo, la ciudad más grande de Siria antes de la guerra, constituiría el mayor triunfo para el dictador sirio y su coalición de apoyo aéreo ruso, y milicias iraníes y chiitas.
Los nuevos avances de este domingo al sur de la histórica ciudad de Alepo sugerían una cercana victoria final. Un funcionario rebelde dijo que las potencias parecían estar presentando a los insurgentes la opción de «muerte o rendición».
Fuertes bombardeos y ataques aéreos golpearon el enclave rebelde desde la medianoche del sábado y durante toda la mañana del domingo, señaló un reportero de la agencia Reuters en la ciudad, con más de una explosión por minuto.
También se escucharon disparos, mientras miles de personas aún están abandonando las áreas de los enfrentamientos.