Estados Unidos realizó el domingo una prueba con un misil de crucero con capacidad nuclear desde la isla de San Nicolás, en California, que impactó a más de 500 kilómetros, semanas después de su retirada oficial del tratado INF de limitación de armas de mediano alcance, según informó el lunes el departamento de Defensa.
El test de vuelo de «un misil de crucero configurado convencionalmente [es decir sin cabeza nuclear] y lanzado desde tierra» ocurrió este domingo, a las 14.30 hora local (21.30 hora GMT), indicó el Pentágono en un comunicado. Se trata de «una variante del misil de crucero de ataque Tomahawk», indicó un responsable de la cartera.
«El misil de prueba salió de su lanzadera móvil en tierra [Mark 41] e impactó de forma precisa su objetivo tras más de 500 kilómetros de vuelo», agrega la nota.
El departamento de Defensa subrayó también que «los datos recopilados y las lecciones aprendidas de esta prueba» darán información al «sobre las capacidades futuras del medio alcance».
Se trata del primer test de este tipo que lleva a cabo Estados Unidos desde su retirada oficial del tratado de eliminación de misiles de corto y mediano alcance (INF), el pasado 2 de agosto. Antes de la salida del acuerdo la prueba hubiera supuesto una violación de sus términos, ya que el proyectil lanzado desde tierra voló más de 500 kilómetros de distancia.
Este tratado, suscrito por Estados Unidos y Rusia en 1987, estipulaba la destrucción por parte de los firmantes de los misiles balísticos y de crucero, lanzados desde tierra, de corto y mediano alcance, es decir con rangos de entre 500 y 5.500 kilómetros.
El acuerdo, uno de los pilares del sistema de control de armamentos nucleares instalado a fines de la Guerra Fría y hoy en duda, permitió en los años 1980 la eliminación de los misiles rusos SS20 y los estadounidenses Pershing, claves en la crisis de los euromisiles.
A comienzos de este mes, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, anunció la retirada de su país del arreglo, después de que seis meses antes denunciara el tratado ante la negativa de Moscú de destruir un misil de crucero Novator 9M729 (SSC-8, según la clasificación de la OTAN), que, según Washington, violaba las condiciones del pacto al tener un alcance de más de 500 kilómetros.
Rusia ha rebatido las críticas de Occidente de que es el único culpable del fin de este tratado y acusó a Estados Unidos de poner en peligro la seguridad de Europa y el sistema mundial de control de armamento.
La salida estadounidense abre la vía a una nueva carrera armamentística dirigida contra Rusia y, sobre todo, China.
El mismo 2 de agosto de la salida formal del INF el secretario de Defensa estadounidense, Mark Esper, anunció que su país iba a acelerar el desarrollo de nuevos misiles tierra-aire.
Esper precisó entonces que los estadounidenses habían iniciado en 2017 investigaciones sobre esos sistemas de misiles, aunque permanecían en los límites del tratado INF. Rusia, sin embargo, tomó este anuncio como indicativo de una violación anterior de Estados Unidos.
Reacciones de Rusia y China
«Lamentamos todo esto. Estados Unidos toma de manera flagrante el camino de una escalada de tensiones militares, pero no cederemos a la provocación», reaccionó el martes el viceministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Riabkov.
Según Riabkov, el «plazo sumamente ajustado» que necesitó Estados Unidos para realizar con éxito esta prueba demuestra que Washington se había preparado para el fin del INF firmado entre ambos países.
Para el alto diplomático el uso del Tomahawk y del Mark 41 significa que «estos sistemas serán utilizados para el lanzamiento no solo de misiles interceptores, sino también de misiles de crucero», que cuentan con largo alcance.
En tanto el portavoz del ministerio chino de Exteriores, Geng Shuang, advirtió este martes que las recientes pruebas de Estados Unidos darán inicio a una «carrera de armas».
«Esta medida desencadenará una nueva ronda en la carrera de armas, llevando a una escalada de confrontación militar, que tendrá un impacto negativo grave en la situación de seguridad regional e internacional», indicó.
Negociaciones a futuro
Por su parte el presidente ruso, Vladimir Putin, culpó recientemente a Estados Unidos del final del tratado durante su visita a Francia. «No es Rusia la que se ha retirado de forma unilateral del tratado», declaró en una rueda de prensa con su homólogo francés, Emmanuel Macron.
«Ahora se estudia la reconducción del tratado START III. De momento tampoco vemos ninguna iniciativa por parte de nuestros socios estadounidenses, aunque ya transmitimos nuestras propuestas», añadió Putin.
La última versión del tratado START, que mantiene los arsenales nucleares de Estados Unidos y Rusia muy por debajo del nivel que alcanzaron durante la Guerra Fría, termina en 2021 y debe ser renegociado y, posiblemente, extendido.
Putin aseguró que Moscú no desplegaría armas nucleares de medio y corto alcance «mientras los sistemas estadounidenses no fueran desplegados».