Este hombre pasó una semana en las catacumbas tomando fotos de los cadáveres

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Matthew Rolston, ‘Vanitas’ © MRPI

Más de 8.000 momias se alinean en los muros de las lúgubres y centenarias Catacumbas de los Capuchinos, en Sicilia.

En 1597, los frailes capuchinos de Palermo tuvieron que hacer frente a un problema: las criptas que habían estado usando para enterrar a sus hermanos fallecidos estaban saturadas de cadáveres. Para ganar espacio, los monjes excavaron un enorme cementerio subterráneo aprovechando la existencia de varias cuevas naturales en la zona.

Cuando llegó la hora de trasladar los cadáveres a su nuevo lugar de descanso, los frailes hicieron un descubrimiento sorprendente: cuarenta y cinco de los cuerpos se habían conservado en muy buen estado y sus caras todavía eran reconocibles. Los monjes lo atribuyeron a un milagro y declararon las Catacumbas de los Capuchinos de Palermo lugar sagrado. Hoy, en las catacumbas se exhiben los cadáveres elegantemente vestidos de 8.000 sicilianos —algunos monjes, pero muchos de ellos ciudadanos adinerados— que murieron entre el siglo XVI y principios del XX.

A lo largo de la historia, poetas y artistas como Lord Byron, Otto Dix, Francis Bacon, Peter Hujar o Richard Avedon han visitado las catacumbas y creado obras de arte inspirándose en estos curiosos cadáveres. Hace unos años, el fotógrafo estadounidense Matthew Rolston —conocido por realizar glamurosos retratos y vídeos musicales para estrellas como Beyoncé, Janet Jackson, Mary J. Blige y TLC— se dedicó a retratar a los cadavéricos residentes de las catacumbas para su nueva serie titulada Vanitas: The Palermo Portraits.

Hablamos con Rolston, que nos contó cómo es fotografiar cadáveres en unas catacumbas en plena noche y qué relación puede haber entre momias italianas, inteligencia artificial y evolución.

Matthew Rolston. Sin título, #Pa1061-1554, Palermo, Italia, 2013, de la serie ‘Vanitas’ © MRPI

Matthew Rolston. Sin título, #Pa1061-1554, Palermo, Italia, 2013, de la serie ‘Vanitas’ © MRPI

VICE: ¿Cómo surgió tu interés por la teoría del valle inquietante , del profesor japonés de Robótica Masachiro Mori, y qué tiene esta que ver con tu trabajo en Palermo?
Matthew Rolston: Digamos que me topé con la teoría. El retrato es mi especialidad, por lo que siempre me han interesado las representaciones de la figura humana. Ahora lo abordo desde una perspectiva distinta.

Mi primer proyecto personal, Talking Heads, era una serie de retratos de una insólita colección de muñecos de ventriloquía y la exploración de las distintas formas en que proyectamos nuestra fuerza vital en estos simulacros de seres humanos. Es algo que todos hacemos sin siquiera darnos cuenta. Cuando vemos una estatua de Cristo o una figura de Buda, de forma instintiva imbuimos la experiencia de vida humana. Yo fotografié a aquellos muñecos como si fueran seres vivos. Buscaba ese instante de conexión que se establece con un sujeto vivo.

Con el proyecto Vanitas, quise llevar las cosas un paso más allá. Vanitas es una serie de retratos de las momias cristianas que descansan en las famosas catacumbas de la Iglesia de los Capuchinos de Palermo, en Sicilia. A partir de lo que aprendí trabajando en Talking Heads, en este proyecto añadí el aspecto de la conciencia de nuestra propia mortalidad —Ernest Becker la llamó «ansiedad por la muerte»— y cómo esta ha enriquecido la experiencia humana, a menudo de forma trágica.

Matthew Rolston. Sin título, #Pa748-105, Palermo, Italia, 2013, de la serie ‘Vanitas’ © MRPI

Matthew Rolston. Sin título, #Pa748-105, Palermo, Italia, 2013, de la serie ‘Vanitas’ © MRPI

Desde el inicio de la Humanidad, han surgido filosofías, mitologías y religiones que han intentado explicar los misterios de la vida y la muerte. Levantamos muros entre nosotros mismos, y muchos de nosotros estamos dispuestos a matar con tal de defender un sistema de creencias tras el que nos protegemos de nuestro propio miedo a la muerte. Es una forma de negación: nadie sabe con certeza de dónde venimos o adónde vamos.

Ser conscientes de nuestra propia mortalidad es al tiempo una aflicción humana y un elemento definitorio y hermoso de la vida en la Tierra. Quería abordar esta condición en particular porque parece que la evolución de la humanidad puede llevarnos a renunciar al cuerpo tal como lo conocemos. Podría decirse que Vanitas es una elegía del fin de la vida del ser humano, al menos en su forma actual.

Talking Heads trata sobre lo animado y lo inanimado. Vanitas trata sobre la vida y la muerte, lo grotesco y lo hermoso, la eternidad y el polvo.

Matthew Rolston. Sin título, #Pa487-1318, Palermo, Italia, 2013, de la serie ‘Vanitas’ © MRPI

Matthew Rolston. Sin título, #Pa487-1318, Palermo, Italia, 2013, de la serie ‘Vanitas’ © MRPI

¿En qué medida son las Catacumbas de los Capuchinos de Palermo una ventana a nuestros propios miedos respecto a la muerte?
Hace unos 500 años, el primero de los Hermanos de la Orden de los Capuchinos de Palermo fue sepultado en la bodega subterránea de la iglesia tras su muerte. En aquella época no existían métodos para preservar el cadáver, por lo que solían extraerle los órganos internos y dejaban que el cuerpo se secara sobre una losa de piedra durante un año, tras lo cual lo rellenaban con paja y lo depositaban en una tumba. Al cabo de un año, los hermanos bajaron a la bodega y comprobaron que el cuerpo no mostraba signos de descomposición. Para ellos aquello era un milagro.

Los monjes empezaron a creer que estaban más cerca de la salvación si eran sepultados en aquel lugar. La razón por la que colocaban los cadáveres de pie en lugar de tumbados era porque así ya estaban en la posición adecuada cuando llegara el día de la resurrección. En su mente, de esta forma eran de los primeros de la cola para subir al cielo. Yo esto lo veo como algo trágico y hermoso: la soberbia de creer que puedes engañar a la muerte, ya sea mediante la creación cinematográfica o fotográfica o preservando tu cadáver en una cripta mística y mágica. Cuando llegué allí, empecé a llorar porque me di cuenta de que aquellas personas temían a la muerte tanto como nosotros la tememos hoy.

¿Podrías hablarme de algunos de los desafíos logísticos a los que te enfrentaste al crear estas fotografías?
Fue un proceso muy largo. Hacíamos las fotos de noche, de 18:00 a 03:00. Todo muy vampírico. Me pasaba el día durmiendo en una habitación con las persianas bajadas, me levantaba al atardecer y bajaba a la cripta [Risas]. Tuve que pedir un permiso de una semana y conté con la ayuda de un equipo de seis personas y un camión lleno de material fotográfico procedentes de Milán, viajando por la autostrada hasta Génova y luego en ferri hasta Palermo. ¡Todo un despliegue!

Como también íbamos a grabar un breve documental para contextualizar el proyecto, hicimos coincidir las sesiones con diversos días de conmemoración de los difuntos, de modo que la última noche de grabación se realizara la víspera de Todos los Santos, el 31 de octubre. Es un día muy celebrado en Italia, una jornada para estar en comunión con los muertos y tal vez reflexionar sobre el infinito.

Mi plan era fotografiar 100 figuras. Dadas las dificultades logísticas, solo pude retratar a 70, de los cuales solo 50 finalmente pasaron la edición final. Íbamos de cadáver en cadáver; a veces había hasta tres situados unos encima de otros en vertical, por lo que tenía que usar un andamio enorme para la iluminación y la cámara. Fue un proceso largo y laborioso. Me sentí un poco como un explorador preparando una expedición para subir a la cima de una montaña.

Matthew Rolston. Sin título, #Pa458-1071, Palermo, Italia, 2013, de la serie ‘Vanitas’ © MRPI

Matthew Rolston. Sin título, #Pa458-1071, Palermo, Italia, 2013, de la serie ‘Vanitas’ © MRPI

¿En qué te inspiraste para la iluminación en este proyecto?
Si vas como visitante, ves que las cámaras están iluminadas con un fluorescente que emite una luz tenue y grisácea, nada que ver con lo que aparece en mis fotografías. En ellas uso una iluminación teatral, con tonos dorados y azules y toques de turquesa, verde, oro, rojo sangre… los colores de un moretón. Mis referentes en este caso fueron los artistas de la República de Weimar, como Otto Dix (quien en 1924 pintó varias de las momias que yo fotografié), Francis Bacon, Lucien Freud y Egon Schiele.

Este tono de azul en particular me lo inspiró una visita a una capilla muy especial, en una cueva en las colinas del Monte Pellegrino. Allí, detrás de una estatua de la Virgen María, hay una luz de neón azul que posiblemente puso alguien durante la década de 1950. Investigué un poco sobre ese tono y descubrí que suele relacionarse con figuras de la iconografía católica como María y Jesús.

Mi otra fuente de inspiración surgió mientras exploraba la cripta. Me di cuenta de se producía un cruce entre luz natural y artificial. Las catacumbas están por debajo del nivel de la calle, y en ciertos rincones de la parte superior hay ventanucos que en la parte de fuera estarían a la altura de la acera. La luz que entraba por ahí era azulada, mientras que la del interior de la cripta era más cálida. Esta mezcla también influyó en mi aproximación a la luz para el proyecto.

Matthew Rolston. Sin título, #Pa314-583, Palermo, Italia, 2013, de la serie ‘Vanitas’ © MRPI

Matthew Rolston. Sin título, #Pa314-583, Palermo, Italia, 2013, de la serie ‘Vanitas’ © MRPI

¿Puedes hablarme de las realidades prácticas de la robótica y la Inteligencia Artificial y del transhumanismo como evolución natural de la humanidad?
El deseo de burlar a la muerte, o al menos de revelar sus misterios, ha existido desde que se tienen registros de nuestra historia. Este anhelo es tanto motivador espiritual como azote de la humanidad, y hoy día sigue existiendo con la tecnología.

Matthew Rolston. Sin título, #Pa486-1305, Palermo, Italia, 2013, de la serie ‘Vanitas’ © MRPI

Matthew Rolston. Sin título, #Pa486-1305, Palermo, Italia, 2013, de la serie ‘Vanitas’ © MRPI

Creo que, si no nos autoinmolamos antes, con el tiempo llegaremos a evolucionar y abandonaremos nuestra forma actual para convertirnos en otra cosa. Hay mucha gente que llama a esa idea transhumanismo, y todo en nuestra cultura parece apuntar en esa dirección, en vista de que, debido a la interacción en redes sociales, tendemos cada vez más a lo incorpóreo y a fundirnos en una especie de mente colectiva. Naturalmente, muchas de las mitologías y películas llevan prediciendo este cambio desde hace años. Tal vez sea nuestro destino.

Matthew Rolston. Sin título, #Pa834-460, Palermo, Italia, 2013, de la serie ‘Vanitas’ © MRPI

Matthew Rolston. Sin título, #Pa834-460, Palermo, Italia, 2013, de la serie ‘Vanitas’ © MRPI

Nuestra forma actual es relativamente reciente. La especie humana no es tan antigua. El Homo sapiens se remonta solo a unos 300.000 años. Y si te crees las teorías de la evolución, ¿qué diferencia hay entre nuestra forma actual y los protozoos? ¿Por qué no iba a ser nuestra forma futura radicalmente distinta a la actual? Eso es precisamente lo que quería explorar en este proyecto, plantear la pregunta: ¿es el cuerpo humano necesario o podemos prescindir de él?

Matthew Rolston. Sin título, #Pa492-1345, Palermo, Italia, 2013, de la serie ‘Vanitas’ © MRPI

Matthew Rolston. Sin título, #Pa492-1345, Palermo, Italia, 2013, de la serie ‘Vanitas’ © MRPI 

Fuente: Infobae

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