Estudio determinó que la mitad de los salarios formales está debajo de la línea de pobreza

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La mitad de los salarios del sector formal de la economía argentina están por debajo de la línea de pobreza, dice un informe del Instituto para el Desarrollo Social de la Argentina (Idesa), en base a datos difundidos durante la última semana por el Indec.

“La línea de pobreza se acerca al nivel medio de los salarios que pagan las empresas formales; esto significa que mucha gente, aun teniendo un empleo privado registrado, no logra salir de la pobreza”, señaló este centro de estudios privado vinculado al ministro de Finanzas de Córdoba, Osvaldo Giordano.

Esta semana el Indec difundió los valores de las Canasta Básica Total (que mide la línea de pobreza) y Canasta Básica Alimentaria (que mide la línea de indigencia). Según la agencia estadística oficial, que dirige el economista Marco Lavagna, durante el mes de octubre la línea de pobreza para una familia de cuatro miembros fue de $ 49.912 y la línea de indigencia para la misma familia-tipo fue de $ 20.710 mensuales. La aceleración de la inflación está detrás del rápido aumento de estos umbrales. En octubre la inflación minorista fue del 3,8%, pero el rubro “Alimentos y Bebidas no alcohólicas” aumentó 4,8 por ciento, “Prendas de vestir y calzado” aumentó 6,2% y “Equipamiento y Mantenimiento del Hogar” 4,5 por ciento. Son todos rubros muy vinculados al mantenimiento de la condición de “clase media”.

En cuanto a los ingresos, el informe de Idesa reconoce que se presentan “situaciones muy heterogéneas”. En general, explica, los riesgos sociales aumentan cuando los miembros activos del hogar son “laboralmente inactivos”, abiertamente “desocupados” o tienen “empleo de baja calidad” en el sector informal de la economía, sin aportes jubilatorios ni cobertura de salud. Pero los datos del Indec indican que no caer en la pobreza se ha vuelto un desafío también para quienes tiene empleo asalariado registrado, esto es, en el sector formal o “en blanco” de la economía.

Para hacer esta comparación el informe recurre al dato de “mediana” de los salarios formales. La “mediana” no es el promedio, sino el nivel del salario que se sitúa exactamente en la mitad de una determinada distribución de ingresos. Por debajo de esa cifra queda la mitad de los casos y por arriba la otra mitad.

Así, en base a información del ministerio de Trabajo y el Indec, Idesa calculó que en el año 2000 la mediana del salario privado registrado, actualizada a valores de hoy, era de $ 43.000, en tanto que la línea de pobreza para una familia de cuatro miembros era de $ 37.000, también a valores actuales. De este modo, la “mediana” del salario formal era 15% superior a la línea de pobreza.

Idesa toma luego la mediana salarial formal del último mes para el que hay información disponible, agosto, cuando su valor era de $ 48.000 , mientras que la línea de pobreza de una familia tipo era de $ 45.000. Esto es, el salario “mediano” formal superaba en apenas 6% la línea de pobreza.

En base a ello, dado el rezago en la información sobre los salarios formales y la rápida evolución de los precios, reflejada en los valores de la Canasta Básica Total, el informe afirma que la mitad de los salarios formales está ya por debajo de la línea de pobreza.

Los datos, dice el informe, “muestran que en lo que va del presente siglo hubo un fuerte deterioro de la capacidad adquisitiva del salario en el sector formal. El fenómeno tiene asociado una profunda degradación social ya que implica que, aun para los trabajadores que consiguen un empleo en una empresa formal, es elevada la probabilidad de que sus remuneraciones no sean suficientes para superar la línea de pobreza”.

Esto significa una novedad. “Tradicionalmente los hogares eran pobres porque sus miembros en edad activa no conseguían empleo (inactividad o desempleo) o solo conseguían un trabajo de baja calidad (informal). Sin ingresos laborales o con ingresos reducidos, es muy factible que una familia no llegue a tener ingresos superiores a la línea de pobreza. Pero con el deterioro del poder adquisitivo de los salarios formales, lo que está sucediendo es que, aun con un empleo asalariado formal, los ingresos no alcanzan para salir de la pobreza”, dice el informe que califica de “graves” las connotaciones del fenómeno, pues la búsqueda o la consecución de trabajos formales pierden atractivo relativo respecto de los planes sociales.

La razón de fondo de este cuadro no es la conducta de los empleadores formales, sino la pérdida de productividad. “La caída general en el nivel de vida de la población y, en particular, la mayor incidencia de la pobreza, es consecuencia de que cada vez se producen menos bienes y servicios por persona. El correlato es que a cada persona le cuesta más conseguir esos bienes y servicios”, dice un pasaje del informe.

Según Idesa, “cuando la baja productividad es tan masiva, el asistencialismo puede dar paliativos, pero nunca soluciones”. La única manera de salir de la trampa es aumentar la productividad y los salarios reales, para lo cual es fundamental incentivar la inversión privada y que el sector público priorice la inversión en infraestructura y en capital humano y educación. “Esto requiere -concluye- una reforma integral y profunda del Estado”.

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