Examinan ahora operativo «Duhalde presidente»

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Con varias cuestiones definidas de cara a la búsqueda de la reelección de Mauricio Macri, en el Gobierno analizan la mejor estrategia para polarizar con el peronismo, pero al mismo tiempo atomizarlo. La táctica planteada tiene la doble finalidad de ganar las elecciones y en paralelo asegurarse un Congreso más afín a las reformas que en la Casa Rosada ya imaginan para un segundo mandato.

El Gobierno tendió el primer puente con un viejo amigo de Macri, el misionero Ramón Puerta, actual embajador en España y uno de los promotores de la peronización del PRO. El también empresario yerbatero aceptó impulsar la candidatura de Eduardo Duhalde para dividir al peronismo y dar previsibilidad hacia futuro.

Tres históricos como Miguel Ángel Toma, Hugo Franco y Alfredo Atanassof oficiaron de emisarios para llevarle el mensaje al propio Duhalde. El lomense impulsa a Roberto Lavagna como el candidato del consenso, pero en el Gobierno no quieren sorpresas y prefieren ir a lo seguro. Toma y Franco le transmitieron un claro mensaje a Duhalde explicándole que Lavagna “no tiene cintura política” para la etapa que viene. De inmediato, le dieron la certeza de que el Gobierno lo apoyará porque considera que Duhalde es el “hombre indicado” para tener un diálogo constructivo sobre la Argentina que se viene a partir del 10 de diciembre de 2019. De esta forma, los exégetas del Gobierno agregaron que a Lavagna hay que asignarle el rol de jefe de los equipos técnicos, un papel que ya tuvo cuando fue ministro de Economía en la salida de la crisis de 2002.

En la estrategia que pergeña el comando electoral del PRO, ante un escenario electoral que las encuestas anticipan como dividido entre tres tercios, es necesario pensar en la conformación del Congreso porque el eventual triunfo de Macri en segunda vuelta tendrá como correlato la imposibilidad de consolidar una mayoría parlamentaria y la necesidad imperiosa de negociar con la oposición. En ese rol, en la Casa Rosada lo quieren a Eduardo Duhalde, quien podría llegar a aportarle los legisladores (y los votos) para avanzar con las reformas.

Para lograr ese objetivo tanto los reunidos en el cónclave como quienes habitan en Balcarce 50 tienen claro que es necesario conseguir el sello del Partido Justicialista. El jefe de asesores de la Presidencia, José Torello, mantuvo contactos con la jueza federal con competencia electoral María Servini, para tratar la cuestión del PJ. Ahora, que el Congreso Nacional del PJ tiene previsto reunirse el 7 de marzo en la Ciudad de Buenos Aires para definir la política de alianzas de cara a las elecciones, Torello movió rápido las fichas para repasar con Servini las irregularidades que observó en el PJ nacional y explorar alguna alternativa judicial para “reconquistar” el sello y entregárselo a Duhalde.

El año pasado, allá por abril, Servini dispuso la intervención del PJ nacional y nombró como interventor para la normalización al gastronómico Luis Barrionuevo. Duhalde salió rápido a despegarse de la movida, aunque quedó apuntado por varios dirigentes del peronismo K. Sin embargo, en agosto la Cámara Nacional Electoral dio marcha atrás con lo actuado por la jueza y repuso la presidencia del sello partidario al diputado nacional por San Juan José Luis Gioja. En aquella oportunidad, en la sentencia los camaristas Alberto Dalla Vía y Santiago Corcuera explicaron que la intervención judicial de un partido político es una medida “excepcional”, que sólo se justifica cuando se configura la violación de la ley o la carta orgánica, lo que en el caso no se pudo verificar.

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