Explosivas declaraciones del ex juez antiterrorista de Francia

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«Durante diez años no hicimos nada para frenar la ideología salafista, dejamos crecer a un monstruo y ahora lo tenemos enfrente», dice este magistrado.

Trévidic, de 50 años, dejó la jefatura del Polo Antiterrorista del Tribunal de Gran Instancia en París en septiembre pasado, apenas dos meses antes de los recientes atentados que dejaron más de 120 muertos en París. En los diez años que ocupó ese alto cargo le tocó llevar adelante la instrucción de varios atentados terroristas tanto en Francia como contra objetivos franceses en el exterior, como en Pakistán y Argelia, por ejemplo.

Pero en Francia una ley impide que los jueces especializados permanezcan en un puesto por más de diez años. Esa norma está siendo cuestionada hoy a la luz de un clamor popular que ha surgido en estos días por el regreso de Trévidic al puesto.

Entrevistado por David Pujadas para Antenne 2, el ex juez dijo que al grupo terrorista Estado Islámico le sobra gente para cometer atentados porque «el mundo» dejó que se volviese «hiperpoderoso» y porque Francia nunca encaró el combate contra la radicalización ideológica en su territorio.

A continuación, la traducción de esta interesante entrevista de la que puede verse un extracto en el video.

—Durante diez años usted estuvo a la vanguardia de la lucha antiterrorista en Francia, estudió los expedientes e indagó a un buen número de terroristas o potenciales terroristas. ¿Eso le permitió sospechar o prever que algún día tendríamos este escenario de un atentado de amplitud y organización inéditas?

—En todo caso, no los diez pero sí los dos últimos años permitieron pensar que esto pasaría, y en especial en los últimos meses, porque la gente que deteníamos y que confesaba nos decía que Estado Islámico sólo soñaba con atacar Francia y para ello pondría todos los medios necesarios. El último que yo interrogué, a mediados de agosto, reconoció que le habían pedido «hacer» un concierto de rock. No era el Bataclan porque el lugar exacto no estaba designado aún, pero…

—¿Nos está diciendo que hace tres meses usted tuvo en su despacho a alguien que le habló de un atentado en un concierto de rock?

—Sí, es lo que le habían pedido que hiciera. Y era Estado Islámico. Tienen mucha, demasiada gente, pueden hacer atentados kamikaze, pueden perder gente, enviar cuantos quieran y hasta dejar que sean arrestados; si no funciona la primera, la segunda, la tercera vez, funcionará la quinta o sexta. Tienen esa gran capacidad –que Al Qaeda ya no tiene— de malgastar personal.

—Cuando escuchó a esa persona hablar de un atentado, ¿tuvo la impresión de tener frente a usted a alguien con la decisión suficiente como para hacerlo o tenía más bien el aspecto de un marginal que no hubiera podido llegar a las últimas consecuencias?

—Por lo general no se presentan ante el juez diciendo «yo lo iba a hacer, estaba decidido a hacerlo». Generalmente cuando son detenidos antes de cometer el atentado, dicen «por supuesto que jamás lo hubiera hecho, pero eso era lo que me habían pedido que hiciera». En la mayoría de los casos están decididos, pero depende de su perfil, del tiempo que pasaron allá… Cuando vemos el grado de organización de estos atentados… había que fabricar los cinturones explosivos, o traerlos directamente de Siria, son productos inestables, hay que ser bastante profesional, son guerreros los que nos mandaron.

«¿QUÉ SE PUEDE ESPERAR DE UN GRUPO TERRORISTA SI SE LO DEJA VOLVERSE HIPERPODEROSO?»

—¿Le sorprende que ocho personas –caramba, ocho personas— tengan esa determinación, esa organización, ese grado de motivación para venir a hacer esto?

—Yo creo que si el emir de una katiba (brigada) de Estado Islámico en Siria pregunta a sus reclutas quién quiere ir a cometer un atentado en Francia, tendrá 200 brazos levantados en medio segundo. No me extraña que encuentren ocho… Miren los atentados que logran hacer, en Líbano, y no hablo del avión (ruso): tienen una capacidad de proyección importante y que es lógica porque durante tres años se los dejó crecer y convertirse en superpoderosos. ¿Qué se puede esperar de un grupo terrorista si se lo deja volverse hiperpoderoso?

—»Si se lo deja», dice usted… ¿Se refiere a Siria?

—A la política del mundo… no hay uno a quien señalar con el dedo. Las historias de que Rusia protege a tal o tal… que hacen que no se haya hecho nada, groso modo, al cabo de tres años, eso quiere decir que construimos un monstruo, dejamos crecer un monstruo. Y una vez que un grupo terrorista es fuerte, tiene capacidad para exportarse. Al Qaeda, en Afganistán, apenas tuvo capacidades importantes empezó a organizar atentados en Occidente, y de envergadura. Es siempre la misma historia: dejamos desarrollarse a un grupo terrorista y de golpe decimos: ah, tenemos un monstruo enfrente.

«DURANTE DIEZ AÑOS NO HICIMOS NADA, NADA DE NADA, PARA IMPEDIR LA DIFUSIÓN DEL YIHADISMO»

—Entonces usted dice que se dejó crecer demasiado esto en Siria, pero ¿hemos medido los riesgos en Francia y tomado las medidas necesarias de vigilancia y de seguridad?

—No es sólo la vigilancia y la seguridad. Hay que ver este problema a diez años. Después de los primeros conflictos en Irak, vimos la propaganda yihadista en todo el territorio, sobre todo en Internet, y la radicalización que trepaba velozmente, entonces nunca fue solamente un problema de vigilancia, de jueces, de encarcelar, sino de tratar las causas. Empezamos a tratar las causas ahora porque explotó. Y porque es demasiado visible el movimiento de los que se van a Siria, pero durante diez años no hicimos nada, nada de nada, en este terreno de las causas. No hicimos nada en las cárceles de encausados, nada afuera, nada para impedir que los sitios de Internet penetren en los hogares y que un pibe de 12 años pueda ver videos yihadistas. Así que ahora tenemos que hacer todo al mismo tiempo. La seguridad a corto plazo, pero, a largo plazo, a diez años vista, enfrentar el fenómeno de la radicalización.

—Para eso usted menciona Internet, los videos de propaganda, ¿qué otra cosa? ¿acciones de desradicalización?

—Sí, las acciones de desradicalización, en las cárceles y también en medios salafistas, pero también hay que encarar acciones para que evitar que la gente se radicalice, porque si hay que desradicalizar es porque ya perdimos una parte de la batalla. Es necesario que todos los actores hagan algo, que luchen contra esta ideología, mostrar hasta qué punto es horrible…

—¿Se refiere al salafismo?

—Claro, no hay que tener miedo a las palabras. Es nuestra ambigüedad de sociedad moderna, porque somos amigos de gente que tiene ideologías muy cercanas a éstas…

¿LE ESTRECHAMOS LA MANO A ALGUIEN QUE LE PONE VELO INTEGRAL A LA MUJER BAJO PRETEXTO DE QUE LE VENDEMOS ARMAS Y LE COMPRAMOS PETRÓLEO?

—Piensa en Arabia Saudita…

—Sí, el wahabismo ha difundido esta ideología en el planeta desde el conflicto en Afganistán, simplificando, desde 1979. ¿Somos amigos de ellos porque se trata de socios comerciales? ¿Sabe cuál es la política norteamericana? Son geniales los saudíes, Qatar, etcétera, porque comercian, porque son liberales económicamente. Estamos en una paradoja total, hasta que no salgamos de eso, ¿dónde están nuestros valores? ¿Le estrechamos la mano a alguien que le pone velo integral a su mujer bajo pretexto de que le vendemos armas y le compramos petróleo?

—Usted dijo que no estaba sorprendido por los atentados porque si se pregunta en Rakka, capital del Estado Islámico, quién está dispuesto a venir a cometer atentados en Francia, habría 200 manos levantadas…

—Como mínimo.

—Es terrorífico y nos hace pensar que lo que hemos vivido no será una excepción.

—Sí, hemos entrado en guerra y en la guerra no hay una sola batalla, el problema es que son ellos los que eligen el timing, tenemos que ver si podemos invertir las cosas. Es muy probable que no hagan nada durante 5 ó 6 meses para ver qué hace Francia, si tomamos medidas, si arrestamos preventivamente… es la técnica desde Bin Laden, es la idea de que nosotros vamos a golpear sobre la minoría musulmana, entonces ellos van a decir «¿ven?, están en contra nuestro», y se van a radicalizar más fácilmente. Es el efecto bola de nieve y eso fue escrito así, como estrategia, por Al Qaeda, hace mucho tiempo: es necesario que los musulmanes se rebelen y para eso hace falta que nosotros les caigamos encima, para que se subleven…

—Francia resiste, resistió luego de Charlie Hebdo, ¿lo logrará también ahora?

—Siempre que estemos unidos, que no nos enfrentemos entre nosotros. Francia es un gran país, capaz de asumir actos de guerra, actos muy duros contra esas poblaciones, porque, se diga lo que se diga, causa menos muertes que el delito común, así que hay que relativizar. Si estamos unidos, si hacemos como los ingleses después de los atentados en el subterráneo… no somos un país tan débil como para tener miedo a Estado Islámico, pero espero que los políticos lo hayan entendido y no se empiecen a atacar entre ellos por este tema con el pretexto de que pronto hay elecciones.

Fuente: Infobae

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