Falleció Roberto Artemio el «Loco» Gramajo

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El fútbol se viste de luto al conocer la triste noticia del fallecimiento de Roberto Artemio «Loco» Gramajo, gloria de Central Argentino. Rosario centrl, Panatineikos (Grecia), y de la Selección Argentina.

Roberto Artemio Gramajo, nació el 28 de julio de 1947 en La Banda, provincia de Santiago Del Estero. En su ciudad de origen y después de transitar una infancia plagada de fútbol, comenzó a jugar de manera organizada en la quinta división de Central Argentino.

Un año más tarde, con apenas 18, el destino y sus condiciones quisieron que ya esté debutando en la primera división de su club.

La selección de la Liga Cultural de Santiago lo tenía en la lista cada vez que había que defender el honor del fútbol local. Hasta que llegó la grata sorpresa desde Rosario; otro santiagueño, notable jugador que brillaba en el fútbol superior vistiendo nuestra camiseta, el zaguero José “La Chocha» Casares, recomendó a los dirigentes de Central para que gestionaran su contratación.

En 1967, el ojo visionario de La Chocha Casares y la decisión de un presidente notablemente emprendedor (Don Adolfo Pablo Boerio) posibilitaron la incorporación de Gramajo a Central. Su pase costó 4 millones de pesos, dinero de entonces, y ese mismo año debutó en la primera división demostrando sus notables cualidades, además de un abdomen impropio para un jugador profesional. El estreno fue el 29 de octubre de 1967, en la 8va fecha del torneo nacional y no pudo ser más exigente: Central enfrentaba a uno de los finalistas del anterior Torneo Metropolitano: Platense. Ganó Central 3 a 0 con goles de Carlos Timoteo Griguol, Aldo Poy y el “Bocha» Bielli, dejando el Chango, una excelente impresión tras ese partido.

Gramajo presentaba todas las características de un jugador físicamente “no trabajado» pero, poco a poco, fue mejorando ostensiblemente. Mientras se ponía en forma, seguía acumulando experiencia en la reserva dirigida por Pepe Minni, su técnico de entonces. A partir de 1968 ya sería titular definitivo en la primera. Respondía siempre con su infaltable buen humor santiagueño, con su rapidez mental para definir una jugada y su enorme despliegue físico que contrastaba con la imagen parsimoniosa de sus coterráneos. El Chango era toda vitalidad una vez que fuera buscado y tomaba la pelota por el andarivel izquierdo del ataque centralista. Su pique corto era demoledor y lo iniciaba siempre imprevistamente, en apenas un metro, sorprendiendo a su marcador de turno que, cuando reaccionaba, ya había sido ampliamente superado. El despliegue de Gramajo era tan motivador que hacía poner de pie a todos en las tribunas; cualquiera fuese el resultado de su acción, quedaba flotando en el aire, por unos segundos, el murmullo de la gente. Sus momentos estelares coincidieron con los momentos de mayor brillo de Rosario Central.

A modo de ejemplo, aquel clásico del 15 de noviembre de 1970 en el parque (clásico interzonal), en el cual convirtió 2 tantos y uno de ellos lo hizo “entrando» al arco con pelota dominada, luego tomándola con las manos y gritando el gol de cara a la hinchada local.

O la noche mágica del miércoles 22 de diciembre de 1971, recogiendo un pase al centímetro de Aldo Pedro Poy, volcando todo su cuerpo, en carrera, hacia el costado izquierdo del arquero Irusta de San Lorenzo, para meterla por el otro lado. Era el empate de Central y el primer paso hacia el primer título de campeón.

Un año después, las lesiones y las nuevas generaciones de futbolistas, determinaron su transferencia al fútbol de Grecia. Se cerraba el 16 de junio de 1972, su último partido con la gloriosa camiseta de Rosario Central, un ciclo de 144 partidos en primera, 51 goles y de una cantidad de afectos que hinchada y jugador se prodigaron mutuamente.

Roberto Artemio Gramajo, el Chango, es un verdadero ídolo que posee, aún hoy, los auténticos valores que reconoce, celebra y aclama la incomparable hinchada de Rosario Central.

Roberto Artemio Gramajo, el “chango», nació el 28 de julio de 1947 en la localidad de La Banda, provincia de Santiago Del Estero. En su ciudad de origen y después de transitar una infancia plagada de fútbol, comenzó a jugar de manera organizada en la quinta división de Central Argentino, en su pueblo natal.

Un año más tarde, con apenas 18, el destino y sus condiciones quisieron que ya esté debutando en la primera división de su club.

La selección de la Liga Cultural de Santiago lo tenía en la lista cada vez que había que defender el honor del fútbol local. Hasta que llegó la grata sorpresa desde Rosario; otro santiagueño, notable jugador que brillaba en el fútbol superior vistiendo nuestra camiseta, el zaguero José “La Chocha» Casares, recomendó a los dirigentes de Central para que gestionaran su contratación.

En 1967, el ojo visionario de La Chocha Casares y la decisión de un presidente notablemente emprendedor (Don Adolfo Pablo Boerio) posibilitaron la incorporación de Gramajo a Central. Su pase costó 4 millones de pesos, dinero de entonces, y ese mismo año debutó en la primera división demostrando sus notables cualidades, además de un abdomen impropio para un jugador profesional. El estreno fue el 29 de octubre de 1967, en la 8va fecha del torneo nacional y no pudo ser más exigente: Central enfrentaba a uno de los finalistas del anterior Torneo Metropolitano: Platense. Ganó Central 3 a 0 con goles de Carlos Timoteo Griguol, Aldo Poy y el “Bocha» Bielli, dejando el Chango, una excelente impresión tras ese partido.

Gramajo presentaba todas las características de un jugador físicamente “no trabajado» pero, poco a poco, fue mejorando ostensiblemente. Mientras se ponía en forma, seguía acumulando experiencia en la reserva dirigida por Pepe Minni, su técnico de entonces. A partir de 1968 ya sería titular definitivo en la primera. Respondía siempre con su infaltable buen humor santiagueño, con su rapidez mental para definir una jugada y su enorme despliegue físico que contrastaba con la imagen parsimoniosa de sus coterráneos. El Chango era toda vitalidad una vez que fuera buscado y tomaba la pelota por el andarivel izquierdo del ataque centralista. Su pique corto era demoledor y lo iniciaba siempre imprevistamente, en apenas un metro, sorprendiendo a su marcador de turno que, cuando reaccionaba, ya había sido ampliamente superado. El despliegue de Gramajo era tan motivador que hacía poner de pie a todos en las tribunas; cualquiera fuese el resultado de su acción, quedaba flotando en el aire, por unos segundos, el murmullo de la gente. Sus momentos estelares coincidieron con los momentos de mayor brillo de Rosario Central.

A modo de ejemplo, aquel clásico del 15 de noviembre de 1970 en el parque (clásico interzonal), en el cual convirtió 2 tantos y uno de ellos lo hizo “entrando» al arco con pelota dominada, luego tomándola con las manos y gritando el gol de cara a la hinchada local.

O la noche mágica del miércoles 22 de diciembre de 1971, recogiendo un pase al centímetro de Aldo Pedro Poy, volcando todo su cuerpo, en carrera, hacia el costado izquierdo del arquero Irusta de San Lorenzo, para meterla por el otro lado. Era el empate de Central y el primer paso hacia el primer título de Campeón.

Un año después, las lesiones y las nuevas generaciones de futbolistas, determinaron su transferencia al fútbol de Grecia. Se cerraba el 16 de junio de 1972, su último partido con la gloriosa camiseta de Rosario Central, un ciclo de 144 partidos en primera, 51 goles y de una cantidad de afectos que hinchada y jugador se prodigaron mutuamente.

Roberto Artemio Gramajo, el Chango, es un verdadero ídolo que posee, aún hoy, los auténticos valores que reconoce, celebra y aclama la incomparable hinchada de Rosario Central.

Texto y fotos: www.arribacentral.com.ar

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