“Se había instalado una pésima relación entre Brasil y Argentina. Eso terminó hoy”. La frase del canciller Felipe Solá, pronunciada en una entrevista con Infobae, reveló que una brisa “suave y amigable” reemplazó a los “ventarrones” que sobrevolaban la relación entre los dos gobiernos. Bastó observar los rostros del jefe de Estado brasileño y del ministro argentino cuando comenzó el encuentro de ayer: fue posible colegir a simple vista que hay un antes y un después.
Como ocurre con cualquier representante de un gobierno que apenas acaba de cumplir 60 días, al aterrizar en Brasilia el ministro Solá tenía sus incertidumbres. Venía, según contó a este medio, con una misión específica: limar las prominentes asperezas que existieron entre los dos países luego del triunfo de Alberto Fernández en las elecciones de octubre.
Es cierto que esta vez la comitiva argentina, integrada también por el embajador en Brasil, Daniel Scioli, y el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, venía con un as en la manga: el apoyo explícito que el premier israelí Benjamin Netanyahu dio al presidente Fernández durante la visita que éste último realizó a Israel, en el acto de recordación del Holocausto. El propio Solá relató a Infobae que, en esa gira, el primer ministro israelí le dijo al mandatario argentino: “Cuente con nosotros para lo que precise”. Poco después vendrían las palabras de Donald Trump al embajador Jorge Argüello cuando lo recibió en la Casa Blanca: “Dígale a su presidente que puede contar con nosotros”.
A partir de allí, en Brasil entendieron que la Argentina está, como dijo Solá, “en una recesión profunda”. También que, como consecuencia de su endeudamiento externo, precisará del apoyo de su gran socio en el Mercosur: Brasil. En diálogo con Infobae, el canciller argentino repasó una jornada importante para el gobierno argentino en materia de política exterior.
-¿Cuál es la importancia que el gobierno argentino le concede al respaldo brasileño en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional?
-Todo apoyo es importante. Y que los Estados Unidos lo sepan es bueno para el juego en las tratativas con el FMI.
-Sin duda, su visita a Brasilia fue el primer paso para la recuperación de la relación bilateral entre los dos socios mayores del Mercosur. ¿Cómo debe seguir?
-El próximo escalón que iremos a subir es la cita que Bolsonaro y Alberto tendrán en Montevideo, el 1º de marzo. Será durante la asunción del próximo presidente uruguayo Luis Alberto Lacalle Pou. Pero antes y después de esa reunión habrá encuentros del Mercosur, el 18 y 19 de febrero en Paraguay, para abordar temas de las relaciones externas del bloque y su agenda interna en vista de la cumbre de mediados de año. En el interín tendremos la cita en Canadá del Grupo de Lima, el próximo 20 de febrero.
-¿Ven posible una convergencia de las posiciones de la Argentina y de Brasil con relación a Venezuela?
-Ambos gobiernos expresamos una convergencia: la democracia. Podemos tener tal vez métodos diferentes, pero coincidimos en ese principio básico. Para la Argentina, la solución pasa por elecciones bien limpias que puedan ser garantizadas por los organismos internacionales que intervienen en estos casos. Consideramos que llegó el momento de redefinir algunas estrategias del Grupo de Lima que no dieron los resultados esperados, y eso será revisado en la cumbre de Canadá. Respaldamos una transición democrática sin que haya sangre.
-¿Llegaron a tratar con su par brasileño Ernesto Araújo cómo sigue la implementación del acuerdo de libre comercio con la Unión Europea?
-Los acuerdos bilaterales con la UE serán posibles de instrumentar una vez que la Argentina coloque sus iniciales en las hojas de la traducción al inglés del tratado. Este es un trámite previo a la votación por parte de los parlamentos de los 27 países europeos y de cada país del Mercosur. Nosotros calculamos que entre julio y diciembre de este año estará lista la traducción.
-¿Usted llegó a hablar con el ministro Araújo sobre el intercambio comercial decreciente entre ambos países y los pasos a dar para solucionarlo? ¿Hubo algún reclamo brasileño por las licencias no automáticas de importación de bienes que recaen sobre una multiplicidad de productos brasileños?
-Lo que nosotros decimos es que no hay “restricciones”, como se sospecha por cuenta de las licencias no automáticas. Sobre este tema hubo una pregunta de Araújo y lo que hice fue dejarle cuatro hojas que muestran que no paramos ningún pedido. Pero también pusimos énfasis en la situación de aguda recesión de la Argentina y las consiguientes caídas de las importaciones de productos brasileños. Hablamos sí de agilizar los trámites en las fronteras.
-En cuanto asumió el gobierno de Alberto Fernández se hizo una evaluación precisa de los vuelos entre las Malvinas y Brasil por cuenta de aeronaves británicas. Y había una clara incomodidad ¿Se habló del tema?
-No, no hablé de eso.
-¿Qué cambios percibió en la visión del gobierno brasileño respecto al flamante gobierno argentino?
-Los cambios son totales. Esta visita fue clave para nosotros porque a partir de ella se empiezan a entender las respectivas realidades.