Una imagen en las redes sociales dejó a todos bastante molestos. Fue en la Feria del Libro de Lima, la inauguración, el jueves pasado. Nueve personas participaron en la mesa de honor. Encabezaron el presidente peruano Martín Vizcarra y el premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa. Nueve hombres, ninguna escritora mujer.
La autora nicaragüense Gioconda Belli escribió una dura columna en el El País al respecto: «Tanto numéricamente, como en calidad, las mujeres ya somos un componente destacado de las letras en español. Aunque no es una novedad, el fenómeno de este boom femenino es ya tan contundente que no puede seguir descalificándose y exigiendo que se adapte al modus operandi tradicional. El cambio es necesario.»
No fue la única. Escritoras de todas las latitudes salieron a cuestionar este «detalle» desatando un debate sobre la paridad y la igualdad de género en el mundo de la literatura. Algunas autoras que participarán de la Feria aseguraron que asistirán a sus mesas pero modificando el contenido para visibilizar este reclamo. Es el caso de Micaela Chirif o Valeria Román. Otras, como la poeta peruana Victoria Guerrero, decidieron cancelar su participación.
«Es una humillación a tantas luchas, por lo menos la de los dos últimos años, donde las mujeres hemos exigido no sólo la paridad, sino también hacerle frente a esa ideología de gente vinculada al ejercicio de la escritura», señaló Guerrero en entrevista con Efe.
La respuesta de las autoridades no fue inmediata pero finalmente llegó. La Cámara Peruana del Libro, organizadora del encuentro cultural, salió a explicar rápidamente en un comunicado que la composición de la mesa inaugural estuvo determinada «por los cargos institucionales y no por el género de las personas». Claro que esa justificación no bastó.
Sin embargo, la directora de dicha cámara, Jade García, aclaró algunas cuestiones. «Tenemos un especial de géneros e igualdades, donde tocamos temas como las barreras en la industria editorial, las mujeres y el poder, la literatura contra el machismo, entre otros», le dijo a Efe, y agregó que de los 75 invitados internacionales, 43 son mujeres y 32 son hombres. «También de los invitados nacionales, de los cuales 71 son mujeres y 66 son hombres», completó.
Pero esto no es nuevo. Hace apenas dos meses, un grupo de escritores y escritoras manifestó su enérgico rechazo a la predominancia masculina en la Bienal de Novela Mario Vargas Llosa. «Contra el machismo literario», se tituló la carta y entre los firmantes estuvieron Rosa Montero, Samanta Schweblin, Julián López, Claudia Piñeiro, Mariana Enríquez, Rosa Regás y Juan Villoro.
«Es inadmisible que en el siglo XXI, en plena ola de reivindicaciones por la igualdad, se organice sin perspectiva de género un evento como la Bienal de Novela Mario Vargas Llosa», se lee en aquel texto que cuestionaba que en los paneles había tres mujeres frente a 13 hombres y en el premio una autora entre los cinco finalistas.
«Las instituciones literarias siguen organizando y promoviendo espacios en los que la participación de mujeres aún es minoritaria o nula y, cuando se cuestiona, sus responsables recurren a una visión meritocrática falaz, en lugar de combatir desde dentro los privilegios masculinos», fundamentaban distintos escritores que adhirieron a la carta que se difundió por entonces para repudiar la escasa presencia femenina.
El debate está apenas abierto. Lo cual no es menos importante. «Si en 1927 la Woolf no podía entrar a la biblioteca de Oxford sin autorización masculina, ¿cuánto creen que nos ha costado llegar tan lejos? Pero ya hemos llegado, y es hora de que se nos reconozca la inmensa calidad y relevancia que, sin mezquindades, y con entusiasmo nos reconoce el público lector», concluyó Gioconda Belli.
Fuente: Infobae