Bajo el lema «Con María y San Cayetano servidores de la esperanza», se desarrolló de manera particular la fiesta del «Patrono del Pan y del Trabajo» en el barrio Villa Raquel. La ceremonia estuvo presidida por el obispo diocesano Vicente Bokalic quien señaló: «San Cayetano es siempre la esperanza, sobre todo en este año particularmente difícil» y remarcó la necesidad de fomentar el trabajo que da dignidad a las personas.
A comparación de años anteriores, en este 2020 la capilla de San Cayetano del barrio Villa Raquel estuvo vacía sin sus fieles, a raíz de las normativas vigentes que procuran evitar la propagación del coronavirus en la provincia.
Los días previos a la fiesta patronal, la comunidad compartió de manera virtual la novena.
Este viernes el obispo diocesano Vicente Bokalic presidió la santa misa acompañado por el padre Gastón Cuello (párroco de la iglesia Cristo Rey).
En el inicio de su reflexión el prelado santiagueño se refirió a la situación por la que la sociedad está atravesando, «siempre estábamos esperando agosto. Siempre con crisis y dificultades. Estamos más apretados, quizás porque este problema se ha universalizado, pasa en los cinco continentes».
Seguidamente puntualizó, «a veces nos miramos con desconfianza, corremos riesgos que este problema nos aparte más. Nos provoca desconfianza del otro. En esta etapa podemos salir mejores o peores, pero depende de nosotros. Puede salir todo lo bueno de nuestro corazón o lo malo. Más egoístas o más humildes. Capaz que es un cachetazo a la soberbia del hombre».
«Un pequeño bichito, que no sabemos cómo se originó, nos hizo volver a ser criaturas frágiles, débiles. Somos aquellos que quieren salvar sus vidas, que viven amontando poder, riquezas, títulos, honores, y pensamos que con eso estamos salvados. ¿Dónde está nuestro tesoro?. En Dios vivimos, nos movemos y existimos. Dios nos sostiene», afirmó.
Monseñor añadió que si una persona piensa en tener cosas y riquezas está construyendo sobre arena. En cambio cuando se edifica sobre rocas solidas, «como la capilla de San Cayetano puede soportar tempestades».
El pastor de la iglesia santiagueña no dudó en afirmar, «San Cayetano es el santo providente, él confió en la providencia de Dios. Dios que es padre nunca abandona a sus hijos. A través de su misión cuántas personas fueron ayudadas; él con su ministerio mostró a ese Dios providente. Nosotros somos el rostro de ese Dios providente. La iglesia tiene que ser samaritana que sale al encuentro de cada hermano».
Finalmente el obispo diocesano afirmó, «lo que vivimos es un llamado a la dirigencia política y social para que busquen programas que promuevan verdaderamente a la gente. Es necesario fomentar el trabajo, el trabajo nos da dignidad, no se puede vivir toda la vida de dádivas».
