El papa Francisco designó a uno de sus más cercanos colaboradores, el ex rector de la Universidad Católica Argentina (UCA), monseñor Víctor Manuel «Tucho» Fernández, como nuevo arzobispo de La Plata, en reemplazo del renunciado Héctor Aguer.
Fernández, un teólogo de extrema confianza del pontífice nacido el 18 de junio de 1962, asumirá en la arquidiócesis de la capital bonaerense luego de que Francisco aceptara la renuncia presentada por Aguer el pasado 24 de mayo tras 18 años al frente, informó un comunicado de la Santa Sede.
Fernández, autor de numerosos libros y publicaciones y cultor del perfil bajo, fue rector de la UCA desde 2009, cuando había sido designado a instancias del entonces arzobispo porteño Jorge Bergoglio, hasta abril pasado.
Fernández, que había sido nombrado arzobispo de Tiburnia por el papa en mayo de 2013, es uno de los pilares intelectuales sobre los que se ha basado Bergoglio para la escritura de diversos documentos pontificios, como las exhortaciones de 2013 Evangelii gaudium; la de 2016 Amoris Laetitia y la de 2018, Gaudete et exsultate.
«Tucho» fue, además, ladero del entonces cardenal Jorge Bergoglio cuando en 2007 el ahora pontífice presidió la comisión redactora del documento de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Aparecida, Brasil, que los expertos definen como el «inicio conceptual» de su pontificado.
El nuevo arzobispo platense, miembro de la comisión de Fe y Cultura de la Conferencia Episcopal Argentina, es licenciado en Teología con especialización bíblica por la Pontificia Universidad Gregoriana, de Roma, en 1988, y doctor en Teología por la Facultad de Teología de la UCA en 1990.
A fines de 2016, Francisco había designado a Fernández consultor de la Congregación para la Educación Católica del Vaticano, el organismo que tiene bajo su órbita «todas las Universidades, Facultades, Institutos y Escuelas Superiores de estudios eclesiásticos o civiles que dependen de personas físicas o morales eclesiásticas, así como también, sobre las Instituciones y Asociaciones con finalidades científicas».
Aguer, renunció a fines del mes pasado al llegar al límite de los 75 años y puso fin -de este modo- a un período marcado por las polémicas y su alto perfil.