El Papa Francisco recibió, este viernes en el Vaticano, a los peregrinos argentinos que se encuentran en Roma para la canonización de la beata María Antonia de San José.
Al respecto, expresó: «Recordemos que el camino de la santidad implica confianza y abandono; de hecho, cuando la beata Mama Antula llegó a Buenos Aires, lo hizo sólo con un crucifijo y descalza, porque no había puesto su seguridad en sí misma, sino en Dios, confiando en que su arduo apostolado era obra suya».
“Mama Antula experimentó lo que Dios quiere de cada uno de nosotros: que descubramos su llamado, cada uno en nuestro propio estado de vida”, el cual, sea cual fuera, «siempre estará sintetizado en hacer todo para la mayor gloria de Dios y la salvación de las almas», señaló el Papa.
La beata María Antonia, añadió, se alimentó de esa premisa, que está en la raíz de la espiritualidad ignaciana y que la fortaleció en su trabajo.
Se convirtió en una prioridad tan importante para ella, sostuvo el pontífice, «que, una de sus principales preocupaciones, cuando la Compañía de Jesús fue suprimida, era dar ella misma los ejercicios espirituales, tratando de ayudar a todos a descubrir la belleza del seguimiento de Cristo».
Sin embargo, señala el Papa, «esto no fue fácil para ella»: debido a la aversión que se había desarrollado contra los jesuitas, incluso se le prohibió dar los ejercicios, por lo que los organizó clandestinamente.
Firme y gozosamente arraigados en el Señor
Otro mensaje de la beata, sugirió Francisco, es el de no rendirse ante la adversidad, «no renunciar a nuestras buenas intenciones de llevar el Evangelio a todos». “Incluso si nos enfrentamos a ambientes hostiles en el trabajo o en nuestras familias, debemos mantener la fe y tratar de irradiarla”, animó.
«Firmemente arraigados en el Señor», añadió, «debemos ver esto como una ocasión en la que podemos desafiar a nuestro entorno para llevar la alegría del Evangelio».
El Papa exhortó además a los fieles a imitar la devoción de Mama Antula por San José y su gran amor por la Eucaristía, y concluyó invitando a los peregrinos a dar testimonio de lo que esta mujer laica compartió con el pueblo argentino y con toda la Iglesia, y a pedirle a la futura santa que «nos ayude en nuestra peregrinación, juntos, hacia la casa del Padre».+
AICA