El papa Francisco pidió este miércoles que se ponga en marcha “una nueva arquitectura financiera internacional” que sea “audaz y creativa” para “tratar de romper el círculo financiamiento-deuda” y ayudar así a los países menos desarrollados. Además, advirtió que “ningún gobierno puede exigir moralmente a su pueblo que sufra privaciones incompatibles con la dignidad humana”.
“Para tratar de romper el círculo financiamiento-deuda sería necesaria la creación de un mecanismo multinacional, basado en la solidaridad y la armonía de los pueblos”, sostuvo Francisco en una audiencia privada con los participantes de la conferencia ‘Crisis de deuda en el Sur Global’, impulsado por el pontífice.
“La ausencia de este mecanismo favorece el ‘sálvese quien pueda’, donde pierden siempre los más débiles”, aseveró, por lo que demandó una “nueva arquitectura financiera internacional que sea audaz y creativa” y que “tenga en cuenta el sentido global del problema y sus implicaciones económicas y sociales”.
Francisco sostuvo que “después de una globalización mal administrada, de la pandemia y de las guerras” el mundo afronta “una crisis de deudas que afectan principalmente a los países del sur del mundo”, lo que genera una “miseria y angustia” que “despoja a millones de personas de la posibilidad de un futuro digno”.
En este sentido, el pontífice manifestó que “ningún gobierno puede exigir moralmente a su pueblo que sufra privaciones incompatibles con la dignidad humana”.
También habló de la importancia de «tener en cuenta la deuda ecológica y la deuda externa» que son «dos caras de una misma moneda que hipoteca el futuro».
«Dejar pasar esto es pecado, pecado humano, aunque uno no tenga fe, es un pecado social», exclamó.
El objetivo ‘Crisis de deuda en el Sur Global’ es discutir la forma en la que las instituciones internacionales pueden adoptar medidas para abordar la creciente crisis de la deuda soberana que afecta a los ciudadanos en la mayor parte del Sur Global.
El encuentro fue organizado por la Academia Pontificia de Ciencias Sociales junto a la Iniciativa para el Diálogo Político, el laboratorio de ideas del Premio Nobel Joseph E. Stiglitz y el exministro Guzmán.
El Papa Francisco ya había advertido en 2021 que “aliviar la carga de la deuda que hoy afecta a un gran número de países y comunidades es un gesto profundamente humano que puede ayudar a las personas a desarrollarse y tener acceso a vacunas, salud, educación y empleos.”
Al decir esto, dejó claro que la deuda no es solo un problema político y económico, sino un problema profundamente moral, y cómo manejamos esta creciente deuda en el mundo en desarrollo tendrá profundos efectos en las vidas y el bienestar de millones de personas que viven en los países afectados.
En cierto sentido, estaba haciendo eco de lo que el papa San Juan Pablo II había dicho anteriormente, al celebrar el Día Mundial de la Paz en 1998, que lo que se necesitaba era “una globalización en solidaridad, una globalización que no deje a nadie afuera”. Mientras las comunidades de fe celebran el próximo año jubilar oficial en 2025, hay un énfasis creciente en pedir procesos de transformación para abordar la desigualdad como lo exige la escritura.
Infobae