Francisco pidió perdón en Chile por la pedofilia, pero las víctimas rechazaron el gesto

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Consciente de la gran consternación y el impacto que tuvieron en la Iglesia chilena –y en el propio pontífice- los casos de abusos sexuales cometidos por religiosos en este país, el Papa Francisco no demoró en referirse a estos hechos. En la primera actividad oficial de su visita –el encuentro con la sociedad civil en el Palacio de La Moneda-, manifestó ayer su “dolor” y “vergüenza” por el “daño irreparable” causado a los niños por sacerdotes pederastas, pidió acompañar a las víctimas y tomar las medidas para que estos hechos no se repitan.

Sin embargo, la reacción del Papa fue considerada “insuficiente” por las víctimas y organizaciones que luchan contra ese flagelo, al considerar que fueron una reiteración de frases de circunstancia. Al tiempo que volvieron a reclamar que reciba a los damnificados. Y se castigue a los culpables.

Desde un estrado, junto a la presidente Michelle Bachelet, y delante del mandatario electo, Sebastián Piñera, ubicado en primera fila, Francisco dijo: “No puedo dejar de manifestar el dolor y la vergüenza que siento ante el daño irreparable causado a niños por parte de ministros de la Iglesia”. Y completó: “Es justo pedir perdón y apoyar con todas las fuerzas a las víctimas, al mismo tiempo que hemos de empeñarnos para que no se vuelva a repetir”. Sus palabras suscitaron un cerrado aplauso de los presentes como también de decenas de miles de fieles que, desde el Parque O’Higgins –donde el Papa luego celebraría una multitudinaria misa- , seguían su alocución a través de pantallas gigantes desplegadas en el inmenso predio que congregó unas 400 mil personas.

Muy distinta fue la reacción de quienes vienen criticando a la Iglesia chilena –y al mismísimo Papa- por el modo en que encararon estos hechos. “Basta de perdones y más acciones. Necesitamos actos concretos que el papa no toma en la Iglesia chilena contra los abusadores”, dijo Juan Carlos Claret, vocero de la asociación de laicos de Osorno, que lucha para que se expulse al obispo Juan Barros, señalado como encubridor del estridente caso del cura Fernando Karadima, el máximo exponente de los abusos cometidos por miembros del clero local, expulsado en 2010 por la Iglesia. Barros fue un discípulo de Karadima y en 2015 Francisco lo designó obispo de Osorno, lo que provocó airadas protestas, ya que sus críticos consideran que no podía ignorar los hechos delictivos cometidos por Karadima.

Los ánimos se caldearon aún más cuando la televisión mostró a Barros entre los obispos que concelebraban la misa. “El Papa pide perdón, pero el encubridor de Karadima está en la misa del Parque O’Higgins, mientras que a las víctimas no las quiso recibir”, despotricó en un tuit Víctor Pacheco, uno de los damnificados. Otro afectado, José Andrés Murillo, dijo: “Con la presencia del obispo Barros en el parque O’Higgins, las palabras del papa pierden fuerza y credibilidad”. Con todo, la reacción más airada provino de la esposa del ex presidente chileno democristiano Eduardo Frei, Marta Larraechea.

Después, al caer la tarde, el papa volvió a referirse a los abusos, durante el encuentro con los sacerdotes en la catedral de Santiago. “Conozco el dolor que han causado los casos de abuso a menores de edad, y sigo con atención cuánto hacen para superar ese grave y doloroso mal”, señaló. Agregó que “las víctimas han visto traicionada la confianza que habían depositado en los ministros de la Iglesia”. También se refirió al daño que estos casos produjeron en la consideración de los sacerdotes y hasta en el trato hacia ellos. “Sé que han recibido insultos en el metro (…) Sé que ir vestido de cura se está pagando caro”. Con todo, les aconsejó “no quedarse rumiando la desolación” y “pedirle a Dios la capacidad de pedir perdón” por lo que hicieron los malos sacerdotes.

El propio Barros salió a defenderse tras la misa al ser abordado por los periodistas cuando dejaba el Parque O’Higgins: “Se han dicho muchas mentiras respecto de lo mío”, afirmó. Señaló que “mucha gente reza por mí y me manda mucho cariño”. Y opinó que Francisco “es grandísimo” y que su visita traerá gran provecho a la Iglesia chilena y a todo el país. No se descarta que en algún momento del viaje Francisco reciba a víctimas de abusos como sucedió en otros viajes. Aquí hasta ahora se contabilizaron 80 casos.

Por otra parte, mientras la multitud participaba de la misa, se produjeron incidentes en un extremo del parque cuando medio centenar de personas intentaba ingresar para protestar por los gastos de la visita y los abusos cometidos por miembros del clero. Una veintena fueron detenidos por los Carabineros con el argumento de que la protesta no estaba autorizada.

No fueron los únicos sucesos violentos de la jornada. Durante la madrugada, tres iglesias fueron quemadas. Dos de ellas, en la localidad de Cunco, en la sureña región de la Araucanía, a 700 kilómetros de Santiago, resultaron completamente destruidas. Esa región es escenario de los reclamos mapuches por tierras y donde actúa un grupo aborigen radicalizado que suele cometer atentados, sobre todo contra templos. Precisamente, hoy el Papa viajará a a esa zona, concretamente a Temuco, donde en el aeródromo oficiará una misa y se encontrará con representantes de pueblos originarios.

El otro ataque fue al sur de Santiago, donde desconocidos atacaron con una bomba incendiaria la parroquia Madre de la Divina Providencia, de la comuna de Puente Alto. Así, suman nueve los templos atacados.

Sergio Rubín/Clarín

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