El Papa Francisco salió este jueves de la Casa Santa Marta para rezar ante la tumba de San Pío X, en una visita sorpresa a la basílica de San Pedro.
El pontífice llegó en silla de ruedas, con cánulas nasales y una manta para protegerse del frío, sin vestimentas papales, permaneciendo en oración unos diez minutos, junto a la tumba de Pío X.
«Nos conmovió verlo así, de civil, con sencillez. Todos lloraban, incluso el personal de seguridad», dijo a los medios vaticanos monseñor Valerio Di Palma, canónigo de la basílica de San Pedro.
Francisco saludó a algunas de las personas presentes, entre ellas a los trabajadores de una obra de restauración y a varios niños a los que bendijo, así como a grupos de peregrinos que habían viajado a Roma para el Jubileo.
La visita tuvo lugar después del mediodía romano y el pontífice fue recibido por «un centenar de fieles entusiastas que se acercaron para saludarlo y recibir la bendición», informó el Vaticano.
El servicio de información de la Santa Sede recuerda que el actual Papa es devoto de san Pío X, quien guió la Iglesia católica entre 1903 y 1914.
En 2024, Francisco firmó el prefacio del libro ‘Homenaje a Pío X. Retratos contemporáneos’, escrito por el padre Lucio Bonora, evocando «un Papa manso y fuerte, un Papa humilde y claro, un Papa que hizo comprender a toda la Iglesia que, sin la Eucaristía y sin la asimilación de las verdades reveladas, la fe personal se debilita y muere».
Esta fue la segunda salida de la Casa Santa Marta en los últimos días, después de la aparición de Francisco en la misa de clausura del Jubileo de los Enfermos, en la Plaza de San Pedro.
El Santo Padre regresó a la Casa Santa Marta el 23 de marzo, después de la hospitalización más larga del actual pontificado, iniciada el 14 de febrero en el Hospital Gemelli, a raíz de una infección polimicrobiana de las vías respiratorias, que empeoró hasta convertirse en una neumonía bilateral.