El Gobierno vuelve a la carga con su idea de rebautizar el Centro Cultural Kirchner

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El Gobierno retomó su idea de cambiar el nombre del Centro Cultural Kirchner (CCK) y establecer un nuevo marco legal para denominar bienes y espacios públicos nacionales.
«Hay que hacer una regulación general. No nos podemos quedar quietos y dejar que se trivialice el tema por políticas chupamedias y berretas», señaló Laura Alonso a Infobae.

La titular de la Oficina Anticorrupción desde hace años promueve restringir la utilización del nombre del ex presidente, y el reciente triunfo electoral de Cambiemos parece haberle dado vigor a su cruzada.

La eliminación por decreto de la denominación Kirchner-Cépernic a las represas hidroeléctricas de Santa Cruz acaso sea el mejor ejemplo de la vocación gubernamental. La medida, publicada el miércoles en el Boletín Oficial, restituyó a esos complejos sus nombres originales: Cóndor Cliff-La Barrancosa.

El CCK aparece como el epicentro de la próxima batalla simbólica entre Cambiemos y Unidad Ciudadana, aunque con otra relación de fuerzas en el Congreso a partir del 10 de diciembre. «Acá hay un planteo desde lo ético, que no pensamos abandonar», señaló Alonso.

—¿Cómo se haría la modificación del nombre?

—Vamos a ver. Habría que evaluar si es viable un decreto presidencial. También presenté un proyecto cuando era diputada. Cualquier legislador lo puede retomar y darle estado parlamentario.

En efecto, en 2014 la actual titular de la Oficina Anticorrupción propuso crear una comisión bicameral para la denominación de bienes y lugares públicos. Esa iniciativa establece la obligación de convocar a una Audiencia Pública para que la ciudadanía formule impugnaciones u observaciones.

El texto de Alonso no autoriza nombres de personas vivas o fallecidas dentro de los diez años anteriores a la sanción de la ley. Dicho en criollo, le baja el pulgar a que un bien se llame Kirchner.

—¿La normativa se refiere sólo a bienes y espacios públicos nacionales?

—Sí, aunque sabemos lo que pasó en estos años en varias provincias, porque la exaltación de figuras políticas es una de las lamentables caras del populismo autoritario.

En el año 2014 el periodista Leonardo Mindez creó el blog «Ponele Néstor a todo», una suerte de onomástica geográfica, con fotografías de calles, avenidas, terminales, aeropuertos, estadios, rotondas, centros culturales, clubes, bares, natatorios y hospitales de todo el país bautizados en honor a Kirchner.

Lo que se propone la Casa Rosada es terminar con ese culto al personalismo, de meteórico crecimiento durante la gestión de Cristina Kirchner. Confía en que el contexto político y judicial —y esto incluye las detenciones de varios funcionarios de la anterior administración

— lleve agua para su molino. «Yo insisto en que es un debate ético que nos tenemos que dar. Hay un cambio de ciclo, un cambio de época, y estos temas también deben abordarse», consideró Alonso.

—¿Hay consenso para los cambios?

—Habrá qué ver. La democracia se trata de reglas, derechos, obligaciones e instituciones. Denominar a un bien público tiene que ser uno de los reconocimientos más altos a una persona y no producto de una chupamediada.

—Seguramente el kirchnerismo considera válido ese reconocimiento y no una chupamediada.

—Creo que nombrar un bien con el apellido de alguien que ocupa un cargo, o que acaba de dejar el cargo, es autoritario y regresivo, además de que no es para nada ético.

Hernán Lombardi, principal responsable del CCK, validó la posibilidad de rebautizar el edificio, aunque ratificó que esa atribución es exclusiva e indelegable del Congreso.

«El tema está en el Parlamento desde hace un año. Hoy la agenda oficial pasa por muchos lados pero, con la nueva composición de las Cámaras de diputados y senadores, se le puede dar impulso otra vez», dijo a Infoabe el titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos.

El funcionario recordó que hay un borrador de su autoría, acuñado por varios legisladores. «Nuestra idea siempre fue que pase una determinada cantidad de tiempo, que la sociedad esté alejada de las pasiones, para ponerle a un edificio público, o a una ruta, el nombre de alguien o de un hecho histórico», detalló.

El proyecto de Lombardi advierte que en ningún caso puede ser un homenaje a alguien antes de haber transcurridos 20 años de su muerte, el doble de años respecto a la propuesta de Alonso.

El año pasado, el titular de Medios dijo que le gustaría que el CCK se llame Centro Independencia o de un modo «que contenga a todos los argentinos», mientras que la plataforma Chang.org juntó firmas para denominarlo «Centro Cultural Gustavo Adrián Cerati», como tributo al fallecido líder de Soda Stereo.

El CCK funciona en el edificio histórico del ex Palacio de Correos, sobre la avenida Alem. Su nombre fue aprobado por ley en el 2012 pero hasta entonces se lo conocía como el Centro Cultural del Bicentenario, en conmemoración a la Revolución de Mayo.

Como una ley se cambia con otra ley, ahora quedará en manos de los legisladores decidir el momento de introducir el debate en el recinto. El entusiasmo oficial es evidente, aunque difícilmente esto ocurra antes del tratamiento de otros proyectos de fuste, como las reformas laboral, tributaria y política. Mientras tanto, todo indica que seguirá llamándose CCK o, por su nombre completo, Centro Cultural Presidente Dr. Néstor Carlos Kirchner.

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