En la tarde del 30 de abril del año pasado, cuando el reloj marcaba algo más de las 18 horas, el periodista Sebastián Acosta se retiraba de las instalaciones de Radio Cítrica, ubicadas en la calle Marconi al 600 de la localidad bonaerense de Avellaneda, tras terminar una nueva edición de su programa, Racing XXI. Iba a subir a su moto cuando de pronto fue abordado sin advertencia alguna por cuatro hombres que lo molieron a palos: Acosta terminó con cuádruple fractura de mandíbula y rotura del tabique. Por ello debió ser internado en el Sanatorio de la Trinidad donde pasó varias jornadas hasta recuperarse.
El motivo de la golpiza había sido contado por entonces en exclusiva por Infobae: un mes atrás, en la fiesta en el Obelisco por la obtención del título de la Superliga 2019, un grupo de la Guardia Imperial, la facción oficial de la barra brava de Racing, se había trenzado con otro de los Racing Stones y Acosta, que había militado mucho tiempo en esta última, había comenzado a contar cosas en su programa de radio, sobre aquel artero ataque pero también sobre los presuntos negocios de la barra. Y fueron a cerrarle la boca a los golpes, como mensaje directo hacia su persona e indirecto a todo aquel que se metiera con los negocios de la Guardia Imperial.
Acosta, por miedo, no hizo la denuncia. Enterado de la situación, fue el titular del Aprevide, Juan Manuel Lugones, quién la radicó en la Justicia de Avellaneda. El tiempo pasó y la investigación judicial empezó a dar sus frutos: las intervenciones telefónicas daban cuenta que presuntamente quienes lo habían atacado eran nada más ni nada menos que cuatro de los cinco líderes de la barra. En una de ellas, el número dos de la misma, Facundo Repetto, empleado municipal de Avellaneda, se autoincriminaba y mostraba los contactos que tenía en el municipio, ya que llama a un tal Hugo para que le solucione el problema porque seguro quedaron escrachados en las cámaras de Seguridad.
El periodista partidario Sebastián Acosta fue golpeado tras revelar detalles sobre los barras, a quienes había frecuentado en algún momento.
“Te llamo por lo de las cámaras pero Balcarce dice que sólo quiere hablar con vos. El gil ese de los Stones que pegó en el obelisco andaba jetoneando. Entonces fuimos con Hueso, mi cuñado y uno más y cobró. Esto fue en Marconi y French. Fijate si lo podés hablar. ¿Sí? Dale”. Y un rato después, ese mismo dos de mayo, Facundo Repetto pide a alguien que descarte la ropa que utilizó ese día y “los bichitos” (lo que en la jerga podría interpretarse como armas).
El tema es que las cámaras ya estaban preservadas. Pero sin la identificación de Acosta, se hacía imposible seguir adelante. Recién en noviembre del año pasado, cuando Repetto cayó preso por tenencia de armas, Acosta tomó valor y declaró ante el fiscal Sebastián Scalera, sobre quién recayó la causa ya que tenía otras abiertas sobre la barra de Racing. Vio los videos, reconoció a los agresores y daba la idea de que los capos de La Guardia Imperial tenían los días contados. Pero no fue así. Quizá especulando con los nuevos vientos políticos que soplaban desde el 27 de octubre (la barra de Racing siempre jugó para la intendencia local) el tema empezó a paralizarse y Acosta parecía quedar desprotegido. Es más, la barra cobró nueva fuerza y copó en masa Mar del Plata el 14 de diciembre para el Trofeo de Campeones que coronó a Racing sobre Tigre y también fue en dos micros hasta San Juan el miércoles pasado, para el primer partido veraniego del equipo ahora dirigido por Sebastián Beccacece. Y si bien Repetto y sus secuaces fueron inadmitidos por el programa Tribuna Segura, siguieron manejando todo desde afuera.
El año pasado, Facundo Repetto (a la derecha, de pantalón largo) fue detenido por tenencias de armas. Ahora la situación se complicó porque en hay escuchas tras la paliza al periodista partidario.
Sus sonrisas de ese miércoles deben contrastar con sus muecas actuales: tras constatar que la decisión del nuevo ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, era que caiga el que deba caer sin distinción de camisetas, la Justicia ordenó allanamiento y detención de los cuatro barras de Racing: Facundo Repetto, su segundo Federico Di Meglio, el famoso Hueso de las escuchas identificado como Héctor Otero y un cuarto miembro clave de la barra, Jonathan Malnero.
También según fuentes judiciales a las que accedió Infobae, está en la mira un personaje temible en el mundo barra apodado Majin Buu. De hecho, en otra escucha el propio Repetto afirma: “Agarramos hace cuatro meses. Mi tío es el uno y abajo estamos dos. Yo y un chabón que es un asesino famoso, el Majin Buu. Echamos a muchos, palo y palo a los de Corina que no se querían ir y trajimos a este chabón repicante. Ya armamos una gran banda, al principio éramos 40 chabones y hoy somos más de 300. Además tuvimos la bendición del Huevo y el Paragua (los ex líderes Raúl Escobar y Medina Lopetegui). El Huevo me regaló su cadena y me dijo ‘ahora tenés que estar vos, sino esto se va a la B’. Y ahí arrancamos”.
Los procedimientos se hicieron esta madrugada y descabezaron a la barra. De los cuatro, dos fueron detenidos (Repetto y Di Meglio) y los otros dos están siendo intensamente buscados, ya que los primeros allanamientos dieron resultado negativo. Los dos capos aprehendidos quedaron a disposición de la jueza Estela del Carmen Mollo, quien deberá indagarlos en las próximas horas y decidir cómo sigue la causa. Racing reanuda la Superliga el próximo domingo a las 19.40, en Avellaneda, ante Atlético Tucumán. Con un interrogante en el paravalanchas y una certeza: como le pasó a Independiente hace un tiempo, ahora la Provincia va por la Guardia Imperial tratando de que el Cilindro de Avellaneda se transforme en una zona pacífica, libre de barras.