Durante los primeros minutos de la entrevista Graciela Camaño se expresa con pocas palabras. Como si estuviera midiendo la intención de las preguntas y el impacto de las respuestas. Cada tanta mira de reojo el televisor que tiene la oficina donde funciona la presidencia del bloque de diputados del Frente Renovador. En la pantalla hay senadores nacionales discutiendo lo que ella ya discutió unos días atrás: el Presupuesto 2019.
Tiene un vestido verde con estampado animal print, dos pares de lentes que rota en varias oportunidades durante el diálogo con este medio, una botella de agua de dos litros que pretende tener siempre a mano y un celular por donde sigue la agenda política del día a través de chats de Whatsapp. Después de las primeras preguntas y respuestas, gesticula y responde con absoluta naturalidad. Busca argumentos a cada paso y se ve obligada a ser cautelosa frente a un escenario de alianzas opositoras que aún no tiene claridad.
Con el grabador apagado y la entrevista terminada, cuenta que hace poco tiempo arrancó a hacer un curso de fotografía. Dice que está entusiasmada, que siempre le gustó y que finalmente se decidió a estudiar sobre el ingreso de luz, la apertura del diafragma y el enfoque del lente. El fotógrafo de Infobae le propone posar con una cámara profesional. Acepta sin rodeos. Se ríe. Se afloja. Ya no hay política en la conversación.
-Durante la sesión en la que se debatió el Presupuesto dos diputados casi se agarran a trompadas. Hubo desorden y tensión. Hubo similitudes con respecto a lo que pasó en el debate por la reforma previsional. ¿Por qué se repiten ese tipo de hechos dentro del Congreso?
-Porque supuestamente hay que ahondar y construir mejor la brecha. Entonces tiene que quedar claro quiénes son los unos y quiénes son los otros. Se dicen cosas que son fuertes.
-¿Cuáles?
-Esas cosas que se dicen entre uno y otros diputados. El motivo de la discusión que estuvo reflejado en todos los medios.
-¿Pero a usted qué le parece lo que sucedió dentro del recinto?
-¿Con respecto al acaloramiento?
-Dos diputados estuvieron a punto de agarrarse a trompadas….
-Todos los parlamentos en el mundo, cuando las discusiones tienen voltaje, tienen este tipo de incidentes, de discusiones fuertes. A mí no me sorprende. Nosotros supimos tener discusiones muy fuertes. Somos personas. Y, a veces, en el fragor de la discusión, alguno dice una palabra de más, le toca los afectos, las sensibilidades o lo personal a otro, y puede haber una reacción de este tipo.
-¿Entiende que ese tipo de reacciones son parte de la dinámica de la Cámara de Diputados?
–Es parte de la dinámica una vez que ya se armó el escándalo. Y el escándalo era pretender que un diputado no siguiera hablando y se lo cortara en el uso de su palabra, que es lo que pretendió hacer el presidente para plantear una moción por lo que estaba pasando afuera. También en ese sentido debería haber un poco más de apego al reglamento. El presidente no puede cortarle el uso de la palabra a un diputado para dárselo a otro, si el diputado no se lo autoriza. Ese desconocimiento genera el entredicho, eso empieza a tener condimentos de índole personal, alguno reacciona y terminan pasando estas cosas.
-¿Cree que el kirchnerismo y los diputados de izquierda intentaron bloquear esa sesión?
–El solo hecho de haber organizado una marcha afuera tenía que ver con que el presupuesto no se aprobara. Cuando movilizás gente y votás en contra es porque no querés que se apruebe el presupuesto. Algunos apelaron a la movilización, otros fueron automovilizados. Hubo claramente una incitación a la violencia por parte de algunos y algo que debió haber sido una manifestación pacífica, terminó en un desmadre total. El Gobierno tiene la obligación de detectar quiénes son las personas que actúan de esta manera. Esos grupos van a las marchas con un objetivo foquista. Van con el fin de generar violencia. Eso lo tenemos que repudiar todos.
-¿Es repudiado por todos?
-Ese foquismo que se organiza cuando estamos en un reclamo tenemos que repudiarlo. Otra cosa es cuando la Policía empieza actuar en orden a ese foquismo y entonces caen malos y buenos. Son las cosas que tenemos que ir corrigiendo y que son muy difíciles de corregir cuando vos tenés conflictividad social, producto de las malas políticas económicas.
-¿Ese es un argumento para la reacción de la gente, más allá del grupo minoritario que marca?
-El grupo minoritario es indispensable para armar el conflicto. El que empieza con la violencia para que la Policía reaccione. La Policía que reacciona y que no está siendo selectiva con el que tiró la piedra porque en el montón no se sabe quién es. Entonces empieza la represión. El trabajador que a lo mejor fue con un fin noble termina metido en ese conflicto.
-Tuvo un discurso muy crítico en el cierre de esa sesión. Cuestionó la reducción presupuestaria en la provincia de Buenos Aires y terminó preguntándole al Gobierno si querían que estallara el Conurbano.
-Lo que advierto es que hay mucha gente que va a buscar los votos a la provincia de Buenos Aires, aun cuando no viven allí. De todos los partidos políticos. Es algo que no ocurre en las otras provincias. Las bancas a veces no representan a personas que viven y sufren los padecimientos que tiene la provincia. Entonces nadie la defiende. Parecería ser que es un problema de la gobernadora. Y no es así. Es un problema que tiene que ver con todos los que vivimos en la provincia. Y a la provincia el presupuesto nacional le ha quitado 40 mil millones de pesos, entonces mi obligación como representante es alzar mi voz.
-Está acusando a los representantes bonaerenses de no defender la provincia…
-Cuando mirás todos los discursos, los diputados suelen defender los intereses de sus provincias. Entonces es lógico que un kirchnerista defienda una provincia que está gobernada por alguien de Cambiemos. Eso no suena extraño. Pero en cambio suena extraño cuando se trata de Buenos Aires.
-¿Por qué el recorte presupuestario perjudicó a Buenos Aires?
-El gobierno nacional cortó por lo fino. Buscó tener un presupuesto a toda costa, aún entregando la provincia de Buenos Aires. Los problemas de la mayoría de las provincias se fueron resolviendo. De una manera o de otra. Trataron de generar consenso. Todo ese consenso que generaron, lo generaron a costa de los que vivimos en la provincia. Porque los fondos que recortaron son menos seguridad, menos salud y menos educación.
-¿Realmente cree que si no mejora la situación económica puede estallar el conurbano?
-Ya se está sintiendo fuerte el peso de la situación económica. Sería bueno que pensemos qué es un estallido. Porque nosotros creemos que estallido es cuando la gente sale a la calle, agarra los palos y empieza a hacer lío. Y en realidad el estallido lo estás viviendo ahora en cada casa, sea de clase media o en las más pobres. Los traslados del subsidio al transporte significan 14 mil millones de pesos que el Presupuesto le ha sacado a la provincia. Hay 7 mil millones de pesos que les sacaron a las intendencias. Es ilógico suponer que esto no repercute. Sí repercute. Sí estalla la economía familiar, las posibilidades de la educación y de la salud. Estalla todo.
-¿Ve un escenario complejo en diciembre? Es el temor recurrente de los argentinos en los últimos meses del año.
-Diciembre de 2001 tuvo algunas particularidades que si no las evaluás no hacés el análisis correctamente. En ese momento no había un programa social que contuviera las necesidades de las personas. No tuviste una red de contención. Este no es un tema menor. Porque una cosa es que vos tengas que restringirte en el gasto y otra es que no tengas para comer. En diciembre de 2001 la gente se quedó sin plata para comer. Ahora venís de un período de expansión económica y en donde hay dos o tres programas que se universalizaron. Eso hace que la situación sea distinta. No veo el mismo tipo de estallido y espero que no lo haya porque sería muy triste. Cuando estas situaciones pasan los que sufren son los de abajo, no los de arriba.
-¿Qué cosas mejoraron durante este gobierno con relación a los 12 años del kirchnerismo?
–Nada. Nada. Nada de nada. Nosotros veníamos con un proceso de problemas económicos que nos llevaron a la trampa en la que caímos todos en el 2015. Esto de tener una economía cerrada. También es cierto que el macrismo tuvo la posibilidad del endeudamiento. No necesitó imprimir billetes porque de alguna manera esa posibilidad la dio todos los pagos que hizo el kirchnerismo en su período. Eso fue una herramienta. Yo no soy talibana ideológica respecto a las herramientas de trabajo que tienen los gobiernos. Hay algunas que deben ser usadas moderadamente. Este Gobierno generó una gran expectativa institucional y económica.
-¿Y que pasó con esa expectativa?
-Si vos generás un mercado para las inversiones financieras, no pretendas que la gente invierta productivamente. Se hizo todo mal. La expectativa de la gran institucionalidad tampoco se dio. Porque hay maniobras que están vinculas a las cuestiones del poder que no se terminaron de resolver. No cambiamos la ley del Consejo de la Magistratura, ni la ley del ministerio público fiscal. Hicimos una ley de transparencia en la publicidad pero por otra parte los fondos de la SIDE pasaron a ser secretos.
-¿Hay una deuda en lo que respecta a cuestiones de transparencia?
-Totalmente. Reafirmamos nuestra denuncia contra la Oficina Anticorrupción y contra Laura Alonso porque cerró una investigación que investigaba las responsabilidades del Presidente en el tema del Correo. Nos están haciendo creer que hay una oficina que funciona y nosotros nos damos cuenta que funciona para los funcionarios del pasado, pero no para los del presente. Queremos que funcione para ambos.
-Hay ex funcionarios del kirchnerismo que están imputados, procesados y presos. ¿En cuánto afectó eso al peronismo?
-Mucho. Ante la opinión pública lo afectó mucho. Hay gente que no tiene por qué saber qué es una cosa, qué es otra, dónde estuviste, cuándo te fuiste, porqué te fuiste. Entonces mete todo en la bolsa. Además, hay una estrategia de comunicación del gobierno de responsabilizar a todo el mundo. Cuando el Presidente cuestiona los últimos 70 años de gobierno, no está solamente cuestionando un modelo productivo de la Argentina. O casualidad hace 70 años se ponía en marcha un modelo de industrialización en este país. Te están queriendo poner como fecha de iniciación de la debacle en Argentina el momento en que gobernó Perón. Son tan desafortunados que no se dan cuenta que en ese momento se empieza a construir una Argentina industrializada. Allí es cuando uno se da cuenta que ellos piensan en un país primarizado.
-¿El Gobierno ejerce una demonización sobre el peronismo?
-Totalmente. Y tiene los voceros de la demonización que son simpatizantes de Cambiemos. Lo ves constantemente en las redes. La manera de desvalorizar tus argumentos o desvalorizarte como persona es poniéndote las dos K. Cuando hubo muchos funcionarios que hoy están en el Gobierno y que formaron parte del kirchnerismo.
-Sin embargo, una gran parte del peronismo ha colaborado con la gobernabilidad. ¿El Gobierno no queda inmerso en una contradicción?
-Es el relato que ellos construyen, entonces no está demonizado. Debería estar demonizado pero indudablemente manejan todos los resortes con una capacidad increíble. Este Gobierno tiene mucho poder para la construcción del relato.
-¿Tiene un relato como lo tenía el kirchnerismo?
–Los kirchneristas eran aprendices de brujo. Estos son los que saben construir el relato en serio e instalarlo con una potencia increíble en todos los soportes de la comunicación.
-¿Cree en el marketing político?
-Creo que el sistema democrático está traspasado por la comunicación. Ese es un dato de la realidad. Creo que el sistema es el que está en riesgo. No creo que el problema lo tengamos los políticos. Siempre va a haber alguien que te va a reemplazar. Ahora el sistema democrático en el mundo está traspasado por la comunicación.
-Muchas veces criticó el marketing político. En especial, el asesoramiento de Jaime Durán Barba y la política de comunicación que tiene el oficialismo.
–El relato es la perversión de la política. Es el manipuleo de las personas. Eso es el relato. Yo menosprecio el relato. ¿Cómo entramos en este sistema en el que vivimos? Entramos dividiendo el poder. Pasamos la revolución francesa e inmediatamente entramos a ver de que manera le podíamos considerar la libertad a todos. Dividimos el poder. Todo el poder dividido hoy está traspasado por la comunicación. Traspasado totalmente. Y esto es lo que hace que las acciones de los políticos y de la política estén tan expuestas a la horizontalidad de la información.
-Dijo que no rescata nada de la gestión de Mauricio Macri en estos tres años. Sin embargo, el Gobierno recibió un respaldo electoral importante en el 2015 y 2017. Y en las encuestas, el Presidente sigue conservando un apoyo interesante pese a los vaivenes de la política económica. ¿Cómo se explica ese fenómeno?
-El Gobierno se pelea constantemente con el pasado. Cristina y Macri se parecen en sus tácticas. Se ponen afuera para hablar. Muchos argentinos le han dado al Presidente la potestad del hacer, pero dígame cuándo el Presidente habla desde el hacer. Casi nunca. Es un tipo que está por ahí afuera y que dice esto está bien o esto está mal. Habría que ir por acá o lo mejor que se puede hacer es ir por allá. Esto también está vinculado a la comunicación. Los presidentes corriéndose del lugar del hacer y poniéndose en el lugar del comentar, del decir, del relatar. Cristina lo hacía y Macri lo hace.
-¿Cree que esa contraposición con el pasado es lo que sostiene el acompañamiento del Gobierno?
-Cristina tenía un relato. Cristina no, el kirchnerismo. Tenían un relato y se sostenían.El problema más serio es que cada vez se necesita más de ese relato para poder gobernar en un mundo que está con una información horizontalizada. Lo que pasa es que una cosa es la realidad y otra cosa es el relato. ¿Dónde encontrás la realidad? Cuando caminás abajo, cuando estás con la gente, cuando miras las necesidades que están pasando o mirás el nivel de falta de cultura que tenemos.
-¿El kirchnerismo existe sin Cristina Kirchner?
-La intención de voto la tiene Cristina. El apellido. Es una construcción política muy personal.
-Entonces el kirchnerismo es Cristina…
-Yo creo que sí.
-¿Y si Cristina el día de mañana da un paso al costado y se aleja de la conducción?
–Supongo que se termina. No veo que sea una fuerza política con la musculatura necesaria para constituirse en un partido político y trascender.
-¿El año que viene ve una posible alianza entre el Frente Renovador y el kirchnerismo?
-No sé. Falta correr un montón de agua bajo el puente.
-No tanta. Entre mayo y junio se van a cerrar las listas de candidatos
-Es una eternidad. Es mucho para los periodistas que necesitan escribir rápido. Pero para la política es una eternidad. Y no te digo para la gente.
-¿No ve clara esa unidad con el kirchnerismo?
-No. En realidad lo que nosotros hicimos fue construir algo vinculado al peronismo federal, al espacio que representan los gobernadores. Fue una conversación interparlamentaria que después la llevamos al territorio. Nosotros trabajamos en una alternativa. Y una alternativa es esto no y esto tampoco. Es algo distinto. Lo que se pretende construir es algo distinto.
-¿Eso quiere decir el Gobierno no y el kirchnerismo tampoco?
-En realidad hay una grieta que la fomentaron los dirigentes políticos y que existe en una parcela del electorado. Nosotros creemos que la mayoría de los argentinos quiere superar esa grieta y ese desencuentro porque se da cuenta que eso no nos lleva a nada. Mientras tanto esas dos fracciones se divierten matándose entre ellos. Hay argentinos que quieren que empecemos a pensar el futuro y la verdad es que el futuro no lo va a poder construir un solo tipo. Creemos que se puede vivir expandiendo la economía. Que este no es el único camino. Que los prolijitos te construyen la idea del único camino como relato y te dicen por donde tenes que ir, cuando ya se les quemaron todos los papeles de todo lo que te dijeron anteriormente.
-¿La grieta de la que habla se trasladó al peronismo?
-Los partidos políticos entraron en conflicto a partir de la comunicación y de lo que algunos filósofos llaman la democracia de audiencias. Que es esa idea de la construcción de una candidatura a partir de los medios. Ese es el tipo de problemas que yo veo en el sistema democrático. Todos los partidos políticos están explotados, no es solo el peronismo. Y el peronismo tiene una implosión mayor a raíz de haber sido durante tanto tiempo gobierno y de haberse manejado con mucho personalismo.
-¿Dividiría al peronismo del kirchnerismo en la actualidad o son todos partes del mismo movimiento?
-El general Perón decía que el movimiento éramos todos pero, como partido político, el kirchnerismo está en lo que denominan Unidad Ciudadana, donde hay una fuerte vinculación con los partidos de izquierda. ¿Eso es peronismo? Si vos mirás la doctrina nacional justicialista, no. Se supone que esa doctrina está más en el centro que a la izquierda. O si quiere un poquito más a la derecha que a la izquierda.
-Es la discusión histórica del peronismo de izquierda y de derecha…
-Yo creo que son conceptos viejos y discusiones viejas, del siglo pasado. Si seguimos con estas discusiones, las que tenemos que tener en este siglo, no las vamos a tener nunca. Argentina no tiene que estar discutiendo si el peronismo está atomizado o si somos todos peronistas. Tiene que estar discutiendo cómo hacemos para desarrollarnos o cómo hacemos para salir de esta Argentina primarizada que esta comprobado que no le da de comer a los 45 millones de habitantes. Hay un discurso viejo que te inunda constantemente la posibilidad de una discusión de futuro.
-Para gestionar desde el Congreso o para implementar esa idea a través del poder Ejecutivo, se necesita llegar al poder. Ahí es donde las diferencias se exponen. Para llegar, primero hay que ganarle al oficialismo. Y en la actualidad la oposición que compite con el gobierno está fragmentada.
-Si lo toma como si fuera un torneo en donde el que corre es el único que cuenta, es como usted dice. Ahora, yo a la política la entiendo desde otro lugar. Entiendo que para llegar hay que votar y el desafío es tener un diálogo con la sociedad, lo suficientemente movilizador, para que entienda que no está eligiendo a uno que tiene que llegar. Que tiene que elegir un camino, una alternativa, que no se trata de una persona. Que se trata de algo distinto. Que ya probó con uno y con otro, y acá estamos. En este nivel de estancamiento y de ajuste.
-¿Hay que buscar la unidad?
–No se trata de con quién me junto para llegar, sino de como establezco el diálogo que a mi me permita hacerle entender al argentino de a pie que necesitamos construir un proyecto político que tenga la idea del desarrollo sustentable. Tenemos que dejar de hablar de los dirigentes políticos y de la política, para hablar de los problemas que tiene la gente. Porque sino nosotros vamos a seguir discutiendo entre nosotros y no establecemos nunca el diálogo con la ciudadanía. El problema grave que estamos teniendo es ese.
-Se minimiza la discusión a los acuerdos dirigenciales. ¿Eso es lo que cree?
-Totalmente. Hay un error en la dirigencia política que es estar discutiéndose entre sí constantemente. Y retroalimentando esta discusión que es absolutamente inútil.
-¿Le parece inútil la discusión para ver como se diseña una alternativa política?
-No. Me parece que es una discusión que tiene un nivel de reserva. Y que para poder decir acá estamos, estos somos, todavía falta.
-Felipe Solá, Facundo Moyano, Daniel Arroyo y otros dos diputados se fueron del bloque del Frente Renovador. Usted es la presidenta de ese espacio. ¿Le explicaron los motivos del alejamiento?
-Hablé con Arroyo. Fue el único que se acercó y la verdad me gratifica, porque yo tengo una consideración por su persona.
-¿Se fueron enojados con usted?
-Habría que preguntarles a ellos.
-¿Usted se enojó con ellos?
-Cada uno tiene que explicar su conducta. No creo que yo tenga que explicar la conducta de otro.
-¿Trabaja para que Sergio Massa sea el nuevo presidente?
–A full. Creo que puede llegar a ser el presidente que dé vuelta la página de la historia en este país. Por varios motivos. Primero por sus cualidades. Segundo, y no menos importante, porque no tiene todo el enrollado en la cabeza que tenemos los más viejos. Yo apuesto a los tipos jóvenes. Necesitamos una generación de políticos que no haya vivido las barbaridades que vivimos nosotros. Me da la impresión de que esos tipos van a ser los que sean capaces de dar vuelta la página. Argentina necesita dar vuelta la página.
-¿Esa sería la verdadera renovación del peronismo?
-Absolutamente. Tipos jóvenes. Tipos que vengan con una visión moderna y distinta del país. Que puedan tener la idea del país y el mundo que se viene. Porque nosotros estamos atrasando un país que tiene enormes posibilidades por la enorme riqueza que tiene. Necesitamos dejar atrás esta porquería que tenemos en la cabeza. Yo soy contemporánea a una época en la que no podíamos salir a la calle sin documento, ni usar pelo largo ni minifalda. Soy contemporánea a una época en la que era normal que apareciera un camión de carnicero con un montón de cadáveres colgados. Que la ciudadanía no sabía si era de guerrilleros o de militares. Soy contemporánea de una época atroz de la Argentina.