Guillermo Francella: «Rodar mi propia película es un sueño a cumplir»

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Más que feliz con el estreno de “Animal”, filme en el que plasma un personaje que le permite indagar en esos territorios impredecibles de la mente, así se muestra Guillermo Francella.

Precisamente es ahí donde el actor se despoja de su mundo doméstico para inmiscuirse en los laberintos de la ficción, en el alma de otras personas, tan reconocibles, en definitiva, como cualquier hijo de vecino. Pero volviendo al otro “yo”, ese que no encontramos en el teatro o en las pantallas televisivas y cinematográficas, es la puerta de ese universo la que nos abrió el popular intérprete con el objetivo de recorrer todas aquellas situaciones sencillas, comunes y efímeras pero trascendentes, marcadas a fuego en su corazón y memoria afectiva.

Arrancamos ese encuentro preguntándole qué significado tiene su hogar, desde lo privado hasta como disparador de proyectos artísticos. Francella cuenta que “es mi refugio, mi cable a tierra, mi sostén, el espacio donde encuentro la paz necesaria para compartir con cada uno de los componentes de mi familia. Es donde cargo las baterías y salgo a desarrollar mi oficio con todo el fuego sagrado de la vocación.”

En función de este tópico, una y otra vez el actor destaca que “A menudo observamos, a través de los medios, cómo numerosas familias se disuelven, se aniquilan por diversas circunstancias. Es en este sentido que me interesa remarcar entonces la unión que debe existir en el pilar del edificio que es un grupo familiar, para superar a través del tiempo todo tipo de tempestades”.

En otro momento de la charla, le preguntamos qué lugar (o lugares de la casa) son sus favoritos. Nos contesta que “allí donde está mi escritorio, hablando de refugios, es un espacio que me vincula al trabajo y también a la distracción. Tengo mi computadora, algunos de mis libros, guiones que no solamente estudio sino que, además, voy leyendo en perspectiva de trabajo. Ahí se encuentra mi conexión con gente amiga y la posibilidad de vincularme con aquellas cosas que me gustan mucho, como el cine y la literatura”.

Asimismo, agrega que “me encanta estar en el living, sobre todo por la noche, cuando trato de ver en la tevé ciclos de información y documentales, también alguna película. Es un momento de relax que comparto con alguna barrita de chocolate y acompañado por mi perro”.

Su matrimonio con Marynés Breña data de 1990, aunque ya eran pareja desde varios años antes. Es uno de los vínculos más fuertes del mundo del espectáculo y cuenta con dos hijos, también actores en pleno ascenso: Nicolás (28) y Johana ( 25). Le preguntamos cuál ha sido el secreto de esa estabilidad, a lo que dijo: “Realmente, no hay secreto alguno. Lo que dije antes: la casa, el hogar, la contención ayuda a fortalecernos cada día. Es el trabajo de ambos, acrecentar el amor y comprendernos, manejarnos siempre en un buen clima, alejado de conflictos”.

Una familia muy unida

¿Cómo fue su infancia? “Recuerdo que vivía en una casa poblada de amor junto a mis padres y mis hermanos en un chalet, adelante, mientras que en la construcción de atrás estaban mis abuelos paternos. Fueron años muy bellos anclados en la localidad de Beccar, partido de San Isidro: yendo a jugar al fútbol al Atlético de Beccar y en el Social, en tanto, practicaba natación”, evoca el artista.

Su paso por el periodismo fue resumido en estos términos por Guille: “Había terminado la escuela secundaria y me puse a estudiar periodismo. Estuve apenas un año en la revista Gente donde ingresé a través de Alfredo Serra, cuyo padre era amigo de mi tío”.

Le preguntamos si cubrió, en ese entonces, algún evento en especial, a lo que contestó: “En realidad, hice pocas tareas relacionadas con la actividad. Me enviaban a buscar encomiendas a Ezeiza y, te soy honesto, se trataba de algo más parecido a las funciones de un cadete. Luego, cuando vino el personal estable (había entrado a trabajar en verano cubriendo a otros) me echaron y, a la luz de los años transcurridos, muchos advirtieron que, con este episodio, me habían salvado la vida. Sin embargo, esa pérdida de trabajo la tomé a mal porque no se había medido mi capacidad laboral. Pero, más allá de esa circunstancia, a los años fui tapa de esa publicación, como una mueca del destino”.

A la hora de hablar de su legado para sus hijos en esta profesión, Francella cuenta: “Les digo que no se pongan mal por la discontinuidad laboral. Felizmente ellos están en actividad y no sufren necesidades porque han podido ahorrar y administrar su dinero. Pero nunca deben olvidar que van a pasar por más momentos ociosos que activos”.

En los últimos meses, Guillermo Francella volvió a dirigir teatro con la obra “Perfectos desconocidos”, que lidera actualmente la cartelera porteña. Le consultamos entonces si la dirección forma parte también de sus objetivos en el terreno cinematográfico: “Por supuesto, me encantaría poder rodar mi propia película, es un sueño a cumplir. Eso sí, tendría que ser algo intimista, que me seduzca y que el público se pueda sentir plenamente identificado. Me gusta el cine de personajes en el que uno pueda ser testigo de esa intimidad con gestos, dudas, preocupaciones y dolores. Si se dan estas circunstancias, en algún momento voy a ubicarme detrás de una cámara”.

Fuente: diario show

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