«Suelo hacer trabajos freelance como periodista en la zona para varios medios árabes, es una forma de ganarme la vida», explica el joven sirio Hadi Abdallah, que cursaba su licenciatura en historia cuando se desató el levantamiento contra el régimen de Bashar al Assad. Ha vivido en primera persona la brutal represión de los últimos cinco años, moviéndose de una ciudad a otra, escapando por igual de los bombardeos rusos y los del régimen, y del asedio y los crímenes del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en ingles) y grupos como el Frente al Nusra.
En dialogo con la cadena de TV Al-Jazzera, Hadi se explayó con elocuencia sobre la tragedia que vive su país. «La gente todavía tiene miedo de que el régimen lleve a cabo más violaciones del alto el fuego», dijo el joven, que confiesa con mucha tristeza que antes de que estallara el conflicto toda su familia simpatizaba con el Al Assad. «Bashar nos ha engañado a todos, y del mismo modo que ha mentido y distorsionado los hechos a todo el mundo sobre lo que sucede en nuestro país, es el único y gran responsable de nuestras desgracias y de haber traído a los terroristas islamistas a Siria», aseveró.
«Estoy en Alepo, mientras dialogamos se oyen sirenas y veo columnas de humo detrás de los edificios residenciales. Es otro ataque aéreo, esta vez no son aviones, son los helicópteros de Assad que vienen a arrojarnos barriles de pólvora peores que las bombas», dijo el joven.
Hadi Abdallah ha vivido en primera persona y documentado la brutal represión del régimen de Bashar al Assad en los últimos cinco años
«Me he convertido en periodista, aunque no niego que he sido activista, pero alguien debía documentar la barbarie y la devastación del régimen y de sus amigos rusos sobre nuestro pueblo en Alepo. Aquí se han cometido crímenes de lesa humanidad y el mundo debe saberlo», contó Hadi, con calma y acostumbrado a vivir bajo fuego.
Desde el estallido de la revuelta, este joven de 27 años trabajó como activista humanitario ayudando a las víctimas civiles en su ciudad natal, Homs, mientras estaba a punto de graduarse en una licenciatura de historia antigua y ayudaba a su padre en su comercio textil.
«Nada quedó del negocio familiar, que fue saqueado por las tropas sirias e incendiado por los terroristas», dijo. Por eso «me he convertido en periodista-ciudadano». Trabaja en condiciones a menudo peligrosas en algunos de los principales campos de batalla de Siria como Qusayr, Idlib y ahora en Alepo.
Sabe que se convirtió en objetivo, tanto del gobierno sirio como de ISIS y Al Nusra, él y su compañero, Tarik Rafeed, fueron detenidos por el régimen en la zona de Kafrandel a principios de este año por unos videos caseros que tomaron mostrando los ataques aéreos sobre los barrios de Alepo y el estado de la ciudad devastada, sus casas bombardeadas y arrasadas y sus informes sobre los niños atrapados en la violencia gubernamental. Se salvó de la cárcel por la mediación de uno de sus tíos que mantenía contactos con oficiales del régimen baasista.
«He visto edificios destruidos; a padres en busca de sus hijos bajo los escombros de lo que fuera sus casas. La situación es muy difícil aquí», indicó.
El joven sirio ha estado filmando todo lo que ha podido en Alepo desde el inicio de la campaña militar lanzada por las fuerzas aéreas sirias y rusas. «He documentado muchas masacres cometidas por los rusos y por el gobierno», entre ellas la del hospital Al Quds, dirigido por Médicos Sin Fronteras.
«Sin embargo, desde el inicio del alto el fuego, la situación en Alepo se ha tornado levemente más tranquila. La ciudad no está siendo expuesta a los intensos bombardeos de antes. Hay violaciones del alto el fuego por el régimen todos los días. Bombardean principalmente con artillería, pero está más tranquilo que antes», señaló.
Sin embargo, hay que distinguir Alepo de la zona rural de la ciudad. El campo de Alepo no pasó por ninguna tregua o alto el fuego, los combates continúan allí.
Desde Alepo, Hadi Abdallah graba imágenes y cuenta en medios de todo el mundo el desastre de la guerra civil en su país
«Cuando los civiles fueron bombardeados en la ciudad, estaba allí solo el Ejército Sirio Libre (FSA por sus siglas en inglés). No había facciones islámicas para abrir un frente con el régimen, por lo tanto no era necesario que los civiles fueran bombardeados», argumentó.
Actualmente, «el bombardeo no es sólo sobre Khan Touman, sino sobre todas las zonas del oeste y sur en la zona rural de Alepo». Allí, los bombardeos nunca se detienen, los civiles no han podido recuperar su vida normal, los mercados no funcionan, no hay alimentos ni medicinas. Los cables de electricidad fueron cortados hace dos semanas y no hay energía eléctrica. Los pueblos y aldeas rurales han sido convertidos en escombros. La gente vive aterrorizada y con miedo de que el régimen pueda volver a enviar sus soldados. «He estado filmando todo eso desde el inicio de la campaña militar lanzada por las fuerzas aéreas de Siria y Rusia y por la infantería de Hezbollah y los iraníes», dice Hadi.
La mayor parte de los combatientes en Alepo pertenecen al Ejército Libre de Siria y a grupos como Shabhat al Sham (Frente al Sham), así como el Ejército Muyahideen. Esos son los grupos más importantes, aunque hay algunas facciones islamistas y Shaish al Islam (Ejercito del Islam). Sin embargo, en la zona la fuerza principal es el Ejercito Libre Sirio (FSA), contra el que enfoca sus ataques el régimen. «La verdad, es que ellos lo que desean es exterminar al Ejercito Libre Sirio más que a los terroristas del ISIS o a las facciones de Al Nusra», sostuvo Hadi. «Aunque los rusos y Al Assad utilizan la presencia de islamistas para justificar los recientes ataques aéreos en las zonas civiles».
Hadi cree que el alto el fuego en Alepo es «frágil» y es escéptico sobre el futuro: «No estoy esperanzado en absoluto. El régimen no desea irse y hará lo que sea para doblegar no sólo a los terroristas infiltrados en el país, sino a cualquier ciudadano sirio que desee cambios y mejoras. Al Assad ya demostró lo que es capaz de hacer y nadie duda aquí que seguirá cometiendo las peores atrocidades para mantenerse en el poder, aunque la ONU no lo señale. Más de 380.000 personas muertas en esta guerra lo atestiguan. No espero que esto cambie demasiado, pero me quedare aquí para colaborar. El mundo debe saber y conocer esta parte de la terrible historia de mi país y deseo colaborar en ello tanto como en reconstruir siria cuando esto acabe».