Hamon, del ala izquierda del Partido Socialista, obtiene el 35,21 % de los votos, frente al 31,56 de Valls, considerado más centrista, y el 18,7 % del ex ministro de Economía Arnaud Montebourg, que era también uno de los tres favoritos. Estos datos se desprenden del escrutinio de las primeras 3.090 mesas electorales, de las 7.530 que recogieron hoy sufragios en Francia metropolitana y ultramar.
Si ninguno de los candidatos supera el 50 % de los votos en esta primera vuelta, los dos con más apoyo disputarán una segunda y decisiva ronda el próximo domingo con la intención de aunar a una fragmentada izquierda que busca frenar el avance de la derecha.
En una jornada marcada por la baja participación, se estima que entre 1,7 millones y 1,9 millones de personas fue a votar, una porción muy baja en relación con los 2,6 millones registrados en 2011, de acuerdo a las proyecciones del instituto demoscópico Elabe, publicadas por el canal de televisión BFM TV.
Los franceses debían elegir hoy entre siete candidatos: Valls, Montebourg, Hamon, el también ex ministro Vincent Peillon, la representante del Partido Radical de Izquierdas Sylvia Pinel, el ecologista François de Rugy y el líder del Frente Demócrata, Jean-Luc Benhamias.
Ninguno de esos últimos cuatro aspirantes supera el 7 % en el primer recuento parcial y, de ellos, el candidato con menos apoyo fue Bennhamias, con el 1,6 %.
La contienda para definir el candidato presidencial de la izquierda francesa será, entonces, dentro de una semana en el seno de un partido fragmentado.
Valls, de 54 años, es el ex primer ministro de Francois Hollande y se perfila como el candidato natural que tiene a su favor la experiencia y la lealtad para con Hollande, con el apoyo de más de la mitad de los ministros actuales y los dirigentes parlamentarios.
Con el aparato del partido y casi el Ejecutivo en pleno a su favor, Valls quedó segundo.
Este político, en aras de marcar la diferencia con Hollande, se declaró “socialreformista” y sostuvo que solo él tiene “estatura de hombre de Estado para gestionar Francia en este nuevo mundo” de Donald Trump, Vladimir Putin y el Brexit.
En la otra vereda está Hamon, la revelación de la campaña. Es un ex ministro de Educación de 49 años que, en 2014, fue expulsado del gobierno por crítico y que como diputado se abstuvo al votar reformas legales del gobierno. Entre sus propuestas, impulsa un salario social universal de 750 euros, que su rival considera «inaplicable».
De hecho Valls afirmó encarnar una República «fuerte», «justa» y «laica» que no hace promesas que no puede cumplir, en alusión a la medida del salario universal lanzada por Hamon.
Otras propuestas de Hamon, como la legalización de la marihuana, el acortamiento de las penas de cárcel o la aplicación de un impuesto a los robots, han seducido a nuevos votantes, sobre todo jóvenes.
Por su parte, el ex ministro de Economía Montebourg, que según los primeros resultados queda tercero en la primera vuelta de las primarias socialistas, salió ya a apoyar a Hamon, que quedó primero, y vio como una «condena» el segundo puesto obtenido de momento por Valls.
Para Montebourg, el segundo puesto de Valls es un rechazo «masivo» al quinquenio del presidente Hollande y al rumbo liberal que tomó.
También apeló a la unión de la izquierda, porque, si no, no se podrá hacer frente a la candidatura «liberal brutal» del conservador François Fillon y «a la familia Le Pen».
Los sondeos indican no solo eso, sino que, además, vaticinan que los socialistas serán eliminados de la primera vuelta de las presidenciales en abril.
Sea quien sea el candidato socialista, las encuestas le otorgan el quinto puesto en la primera vuelta de las presidenciales. No solo estarán por delante la ultraderechista Marine Le Pen y el conservador Fillon, sino también otros dos candidatos de izquierda: el socioliberal Emmanuel Macron -también ex ministro de Hollande-, que rankea muy bien en las encuestas y el radical Jean-Luc Mélenchon, apoyado por los comunistas.
Fuente: Telam