La enfermedad meningocócica se considerada una urgencia infectológica y se diferencia de otras infecciones comunes porque evoluciona rápido, especialmente en personas sanas como niños y adultos jóvenes, pudiendo -en casos graves- provocar la muerte.
Fernando Burgos, jefe del área de pediatría Ambulatoria del Hospital Universitario Austral, puntualizó en un informe sobre la meningitis que «según la OMS, la patología meningocócica está entre las principales enfermedades del ser humano, ya que se reportan cerca de 500 mil casos y 50 mil muertes anuales».
Burgos indicó que «la bacteria neisseria meningitis o meningococo es el agente que causa la enfermedad meningocócica y se manifiesta en el 80 al 85 por ciento de los casos en forma de meningitis, aunque puede presentarse desde un proceso febril hasta un cuadro de infección generalizada y púrpura fulminante».
El especialista añadió que «los cinco subtipos existentes son: A, C, B, Y y W135 y se propaga a través del contacto íntimo o cercano cuando se produce un intercambio de saliva o de secreciones respiratorias, es por esto que la tos, el estornudo, los besos y compartir bebidas y utensilios facilitan su transmisión».
El período de incubación promedio de la enfermedad oscila entre 2 y 10 días después de haber tenido contacto con una persona infectada, pero sin embargo, cerca de un 20 por ciento de la población puede portar el meningococo y no enfermarse, que son los llamados portadores sanos.
La meningitis es una de las enfermedades que al aparecer preocupa a la población por su alta mortalidad en algunas formas clínicas o por su apariencia en forma de esporádica o de brotes.
Burgos indicó que «una de la prevención efectiva, son las vacunas conjugadas sobre todo en menores de 2 años que proporcionan una inmunidad más prolongada».
Indicó que «la vacuna también está recomendada para individuos que tienen mayor riesgo de adquirir la enfermedad como personas que no tengan el bazo o presenten enfermedades que alteren su funcionamiento, viajeros a zonas donde hay brotes, niños y adolescentes alojados en instituciones y personal de laboratorio en contacto rutinario con la bacteria meningococo».
Destacó que «el meningococo coloniza la mucosa de la garganta y la parte posterior de la nariz, es por ello que quienes permanecen por tiempo prolongado en ambientes cerrados como centros de cuidados de día, residencias de estudiantes, pubs y clubes nocturnos tienen mayor riesgo de adquirirla».
Insistió en que «si bien cualquier persona puede enfermarse, los lactantes y niños de hasta cinco años, junto con los adolescentes y adultos jóvenes de 15 a 25 años constituyen los principales grupos de riesgo».
Explicó que «en los lactantes y niños más pequeños la enfermedad puede manifestarse como fiebre alta, irritabilidad, rechazo del alimento y marcada tendencia al sueño».
Burgos insistió en «la necesidad de una atención inmediata es fundamental, debido a que el avance de la enfermedad es tan veloz y hay que evitar la evolución de la bacteria».
El tratamiento consiste en la administración de antibióticos en forma rápida para mejorar la evolución y el pronóstico, y la persona afectada es generalmente internada para tratar de revertir la infección que suele afectar la presión arterial y la función renal
Fuente: Telam