Hernán Lacunza intentará explicar en Washington las recientes medidas y destrabar la quinta revisión del FMI

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Para el Fondo Monetario Internacional trazar hoy un plan de mediano o largo plazo con la Argentina es como dibujar en el agua: no existen garantías de que lo que se pueda acordar ahora vaya a ser cumplido en el futuro si es que, como todo indica, hay un cambio de inquilino en la Casa Rosada.

En esa incertidumbre se mueven hoy los técnicos del FMI. La relación con la Argentina quedó congelada en la fotografía de las PASO. Es decir, siguen las consultas entre Washington y Buenos Aires, y como señaló Gerry Rice, el vocero principal del organismo, el Fondo está involucrado con el país y monitorea «de cerca» las decisiones económicas del actual gobierno. Pero no tiene cómo avanzar: el futuro político argentino es un gran interrogante y en ese escenario le resulta imposible diseñar con las autoridades argentinas una hoja de ruta que destrabe la situación.

Los técnicos del Fondo «quedaron atados de manos», comentó a Infobae un analista de la capital norteamericana. «El error en sus pronósticos políticos se tradujo en un yerro aún mayor en sus previsiones» para la economía argentina, añadió. Para poder seguir adelante con el programa stand-by necesitarían certezas que no van a tener de parte de Alberto Fernández. Sin eso, no tendrá lugar (al menos en lo inmediato) la quinta revisión del acuerdo ni, mucho menos, el desembolso de los 5.400 millones de dólares correspondientes a esa revisión.

Tampoco puede comenzar una renegociación del programa, con el diseño que sea, cuando no se sabe todavía si el próximo gobierno estará dispuesto a implementarlo.

En plena batalla contra la fuga de dólares en la Casa Rosada todavía se iusionan con la llegada del dinero del desembolso, pero en la capital norteamericana el consenso entre los analistas es que el directorio del FMI difícilmente aprobará, cuando faltan pocas semanas para el 27 de octubre, un staff report cuyas proyecciones no tienen hoy cómo hacer pie en la realidad.

En Wall Street hacen la misma lectura. «El FMI no puede de ninguna manera desembolsar fondos en estas condiciones», dijo a Infobae Siobhan Morden, jefa de estrategia para mercados emergentes en Amherst Pierpont, de Nueva York.

Un informe de la firma describió las perspectivas de manera cruda. «No esperamos nuevos desembolsos del FMI en lo inmediato (restan USD 6.300 millones hasta fin de año), con la suspensión informal del programa económico y las difíciles negociaciones que vendrán con la administración de Fernández».

En el medio están las obligaciones y el impacto sobre las reservas. «La prioridad inmediata de la próxima administración deberá enfocarse en el proyecto de reestructuración de la deuda local debido a la carga de las pesadas amortizaciones por USD 25.000 millones, de las cuales el equivalente a USD 10.000 millones están denominadas en dólares», advirtió Siobhan Morden.

El ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, viajará esta semana a Washington, luego de acompañar al presidente Mauricio Macri a Nueva York con motivo de la Asamblea General de Naciones Unidas. El funcionario estará dos días en la capital norteamericana. Llegará el miércoles 25 y ese mismo día se reunirá con los técnicos del FMI. Un día después se reunirá con la cúpula del BID.

Su objetivo central será intentar destrabar la quinta revisión -y con ella los fondos pendientes- con el argumento que ya anticipó el Presidente de que la Argentina «cumplió con las metas» previstas en el programa. Es parcialmente cierto. Hubo en el segundo trimestre un cumplimiento de los objetivos fiscales y monetarios del acuerdo con el FMI.

Pero los criterios de sustentabilidad de la deuda y continuidad política del acuerdo dejan más dudas que certezas en las oficinas del organismo multilateral.

El ministro también deberá explicar en Washington las medidas que tomó en medio de la emergencia desde que se hizo cargo de la economía, incluidos el mayor gasto social, las restricciones al mercado de cambios, el reperfilamiento de deudas y el más reciente relajamiento de las metas monetarias por parte del Banco Central. Son todos tragos amargos para el Fondo, por más que se entienda que el contexto ofrecía pocas alternativas.

El organismo financiero daría una señal de buena voluntad si unos días antes su número dos, David Lipton, interinamente a cargo de la conducción del FMI, se reúne con Macri en Nueva York. No hay garantías de que ese encuentro vaya a ocurrir, pero el vocero del Fondo tampoco lo descartó.

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