La Convención Nacional del Partido Demócrata proclamó este martes a Hillary Clinton como su candidata a la presidencia en las elecciones de noviembre en Estados Unidos, en un hecho sin precedentes.
La ex secretaria de Estado superó el número necesario de votos de los delegados (2.382) para ser declarada aspirante a la Casa Blanca. Así,Clinton se convirtió en la primera mujer en alcanzar esta responsabilidad en uno de los dos principales partidos estadounidenses.
En la campaña por la Casa Blanca, Clinton tendrá como rival al polémico y carismático multimillonario Donald Trump, quien hace una semana fue nominado formalmente como candidato del conservador Partido Republicano.
La lista de oradores de esta segunda jornada de la Convención Demócrata incluye nada menos que al marido de Hillary, el ex presidente Bill Clinton, aún considerado un referente natural para los demócratas y quien deberá defender la candidatura de su esposa.
Aunque el resultado de la votación no debía presentar sorpresas, la ocasión puede convertirse en el escenario de la división reinante en el partido ante la nominación de Clinton y, por ello, la dirigencia busca desesperadamenteunificar filas.
El senador Bernie Sanders, cuyos seguidores en la primaria se resisten a apoyar a Clinton, mantuvo este martes una reunión con delegados del estado de California y nuevamente las posiciones quedaron en carne viva.
«Lo que debemos hacer ahora es derrotar a Donald Trump y elegir a Hillary Clinton. O más tarde miraremos hacia atrás solamente para arrepentirnos», dijo Sanders ante delegados que no se mostraban muy convencidos. «En mi opinión, es demasiado fácil abuchear, pero es mas difícil mirar el rostro de los niños que deberán vivir bajo una presidencia de Trump», añadió el experimentado senador, que en la primaria se convirtió en el abanderado de los electores irritados con el rumbo del partido.
La gran incógnita es la tendencia que adoptarán los seguidores más radicales de Sanders, quienes forman parte de un grupo que se denomina Bernie o Nada, que se resiste a apoyar a la ex secretaria de Estado.
Sanders ha realizado visibles esfuerzos para convencer a esos electores de que la prioridad ahora es impedir el triunfo de Trump, pero la tendencia es que numerosos de esos activistas voten en noviembre por Jill Stein, candidata del minúsculo partido Verde.
En un diálogo informal con un grupo de periodistas en la convención, el vicepresidente Joe Biden opinó que era necesario que se les permita a esos electores expresar su frustración. «Déjenlos estar frustrados. Todo va a salir bien», dijo Biden.
En tanto, fuentes ligadas a la campaña de Sanders dijeron a la prensa que había negociaciones en marcha para hacer que el voto de nominación a Clinton sea una expresión de la unidad del partido.
El ex presidente Clinton será este martes el orador principal, con un discurso que, según fuentes del partido, ofrecerá su visión sobre las cualidades de su esposa para ocupar la Casa Blanca e insistirá en la necesidad de que los demócratas cierren filas detrás de ella.
La división se hizo dolorosamente patente el lunes, en la primera jornada de la Convención Nacional, cuando cada vez que el nombre de Hillary era pronunciado por los oradores, la plenaria estallaba en un ensordecedor duelo de abucheos y vítores.
Al fin de la jornada, en el discurso más esperado del día, el propio Sanders formuló un dramático llamado a la unidad para garantizar la victoria de Clinton y la derrota de Trump. «En estos momentos difíciles para nuestro país, esta elección debe servir para unirnos, no para dividirnos», dijo Sanders. «Hillary Clinton será una extraordinaria presidente y estoy orgulloso de estar aquí esta noche a su lado», añadió.
En su mensaje, el senador agregó: «No es un secreto que Hillary Clinton y yo no estamos de acuerdo en muchas cosas. De eso se trata, precisamente, una campaña. Esto es la democracia».
La Convención Nacional Demócrata comenzó marcada por el escándalo de los casi 20.000 correos de dirigentes del partido que fueron filtrados el viernes pasado por WikiLeaks.
En esos correos, se tornó evidente que en plena disputa interna la dirección demócrata discutió formas de perjudicar la campaña de Sanders y beneficiar a Clinton. El escándalo provocó la renuncia de la presidente del Comité Nacional del partido, la legisladora Debbie Wasserman Schultz.